martes, septiembre 29, 2009

Newyorkers

Los nuevayorkinos, newyorkinos, niuyorquinos, o como a bien tenga cualquiera decirles, son ellos y nadie más. Altaneros, engreídos, díscolos, adorables, soñadores, irreverentes, capaces de arrastrar sus miserias en un desvencijado carro de compras por Broadway, apiñarse a las puertas de una realización o pasar de largo sin caer en las provocaciones del crédito.

Es una babel donde los golpes son un espectáculo que se mira al caer la tarde en el corazón de Manhattan, o una moto que se exhibe en gesto narciso y quien sabe si ambidiestro, una dama presurosa que encierra en el bolsillo de su abrigo las ilusiones de las ganancias súbitas, los gestos cadenciosos de quien dirige el tráfico... A la postre, todos terminan siendo un chiquillo que juega al malencarado pero que se empeña en desgarrar pompas de jabón al amparo de una calabaza que se rie compasiva.
























































miércoles, septiembre 23, 2009

MADRID

La historia siempre ha sido un crisol de cuentos, que se comprueban en la ilusión de quienes quieren ser, y en esa medida lo son, el ombligo del mundo. Algunos con más poder que otros, terminan por imponer sus veleidades y el tiempo se convierte en un cómplice que se somete a tales caprichos.

Madrid surgió de la voluntad de los reales cojones de Felipe II, quien decidió en el siglo XVI, en el año 1561 para ser precisos, instalar la corte entre aquellos eriales y campos de labranzas. Ya la fama revoloteaba sobre estos territorios donde había sido descubierta la Virgen de la Almudena y san Isidro Labrador había hecho de las suyas. El ahora patrono de los labriegos logró someter a los ángeles para que se ocuparan de arar por él, mientras se dedicaba a la vagancia piadosa de los rezos en cuanta iglesia, ermita o capilla encontraba en esos parajes.

Ahora, cinco siglos más tarde la capital ibérica es una babel angosta de aeropuertos donde los viajeros siempre esperan su momento de partir, de jardines donde las hojas revolotean como mariposas heridas, con calles donde la fe es un aviso reforzado de neón, y sus habitantes viajan incansables mientras un perro acompaña a un músico en cualquier esquina para componer la melodía de una ciudad que sigue siendo un crisol de santos, sabios, dioses y demonios que no saben por donde arrojar sus pasos ávidos de olvido.















































































martes, septiembre 01, 2009

FRONTERAS

Algunas veces, las fronteras son más que una larga serie de rayas sobre los mapas. Son las marcas que se establecen con una mirada que segrega, son cercas y murallas que se van levantando con lentitud para dejar por fuera a los vecinos. En esos momentos la cercanía se desvanece y sólo quedan límites que alejan sin piedad mientras las aves de presa vuelan sobre la soledad.













































































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