domingo, agosto 24, 2014

EN MI VIEJO SAN JUAN

            En anteriores oportunidades he narrado acá de mi niñez en La Guaira. Vivíamos en la casa de mi abuela paterna, la casa de la vieja Elvira, quien tenía por vecina a la señora Isabel Romero, una negra campechana y solidaria de la cual había sido amiga desde sus años de mozas. Ambas tenían unos enormes radios  que encendían de manera alterna, y de ese modo lo que oía Elvira, lo escuchaba Isabel, y viceversa. En la mañana las noticias, luego a las ocho comenzaban las “novelas” donde los lances de El Gavilán me sembraron permanentemente las ganas de aventuras. Más tarde era el turno de la música.
 
            Recuerdo a los 6 años, en 1962 para ser precisos, que se puso de moda Vuela la paloma, cantada por Tito Rodríguez (para quien no la conozca, o quiera recordarla, le dejo este link https://www.youtube.com/watch?v=jzsvfv-mWJU). Si el radio que estaba encendido era el de la vecina, mi abuela decía por lo bajo, mientras se reía en silencio: “Se acabó la música, ya Isabel va en volandas a apagar esa vaina.” Y en efecto se oía el arrastrar de pasos y el rezongar de ella: “¿Cómo es esta vaina un hombre cantándole a una paloma? ¡Con razón estamos como estamos!”  Ay Isabel Romero si vivieras en estos días…
            De ese mismo tiempo recuerdo una pieza melancólica que se oía cada dos por tres:
En mi viejo San Juan
cuantos sueños forjé
en mis años de infancia

mi primera ilusión
y mis cuitas de amor
son recuerdos del alma

Una tarde me fuí
hacia extraña nación
pues lo quiso el destino
pero mi corazón
se quedó frente al mar
en mi viejo San Juan.
No tenía yo la más peregrina idea de quienes eran. Podrán imaginar mi sorpresa cuando años más tarde me enteré que oía a Ismael Rivera y Rolando Laserie cantando con la orquesta de Rafael Cortijo. (https://www.youtube.com/watch?v=KzsGsbKMu7s)
 
            Años después, cuando comencé a visitar con frecuencia Puerto Rico, esa canción me venía a la memoria cada vez que pisaba los adoquines de las calles del Viejo San Juan. Era un viaje atrás en el tiempo a mi niñez y esa canción que luego seguí oyendo en innumerables versiones pasando por Libertad Lamarque y terminando en Javier Solís; pero también un viaje que iba mucho más atrás porque siempre sentía que estaba entrando en una especie de viaje a siglos anteriores.  Creo que El Viejo San Juan es la urbe española en América más y mejor conservada.
 
            Esta isla fue descubierta por Colón en su segundo viaje. Tiempo después, en agosto de 1508, Juan Ponce de León funda una primera población en lo que hoy se conoce como Caparra, pero al año siguiente este centro es abandonado y se mudan a lo que hoy es motivo de este post.  Casas señoriales y edificios imponentes se acomodaron en ondulantes callejones, majestuosas fortalezas se alzaron, y le dieron a este espacio su perfil característico.
 
            La piqueta del progreso casi hace de las suyas y fue la relativamente reciente acción inagotable, muchas veces en solitario, de don Ricardo Alegría que con arrestos de apóstol se dedicó a conservar y revitalizar su amado San Juan nativo. Su celo llevó a que hoy en día no se puede colocar un clavo en una pared de las edificaciones de esta zona sin el visto bueno del organismo encargado de velar por la idoneidad de dicha acción.  Ha habido, y hay, quienes piensan que se exagera en dicho riguroso cuido. Lo cierto es que ahí está el Viejo San Juan lleno de historias y leyendas que preñan de asombros a quien la recorre. 
 
            No puedo, ni quiero, esconder el manto melancólico que siempre me ha cubierto en esta ciudad. Quizás porque al ver San Juan nunca pude dejar de imaginar a La Guaira en similares condiciones y pensar qué hubiera sido de ella de haber tenido un don Ricardo que la amara como él lo hizo con su Borinquen natal; o tal vez aquella canción escrita por Noel Estrada sea la responsable.
Adiós, adiós, adiós
borinquen querida
adiós, adiós, adiós
mi diosa del mar
me voy
pero un día volveré
a buscar mi querer
a soñar otra vez
en mi viejo San Juan.
Y parafraseándolo pienso en que siempre volveré a fotografiar otra vez a mi viejo San Juan.

© Alfredo Cedeño
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

sábado, agosto 23, 2014

OFRENDA

Cinco dedos limpios en ofrenda
desbordan las fronteras lóbregas,
anuncian penas pretéritas
y se ven llenas de triunfos futuros.

Flor de muchachos porfiados
enlazados en su voto solidario:
devolvernos la alegría caribeña
que unos pícaros tratan de robarse.

© Alfredo Cedeño

jueves, agosto 21, 2014

FORJA

Trece centellas hechas espadas
bajan a la calle a proclamar
lo que ningún necio puede eludir:
la esperanza es un río sin dique
el derecho no es una gris mordaza
la justicia es una tempestad sorda
el futuro se hace minuto a minuto
las luchas se dan para ganarlas
el estudiante es una quimera sin fin
los obreros no son excusas vacuas
la arrogancia es una mula suicida
los disparos son ladridos inútiles
las calles sirven para lavar canalladas
los cretinos sólo saben dar amenazas
el destino siempre es libre y luminoso
la muchacha venezolana es forja preciosa de fuelle muy largo…

© Alfredo Cedeño 

martes, agosto 19, 2014

ALBURA

Su pureza desarma
y es revuelo de lienzos,
pliegues enroscados
y luminosa epifanía,
seña de hembra núbil
y rijosa desolación,
emboscada de los sentidos
y laberinto impoluto,
gestos sin concierto
y ganas que languidecen…

© Alfredo Cedeño 

domingo, agosto 17, 2014

MACHURUCUTO

            Hoy en día cuando uno va por vía terrestre desde Caracas hacia Barcelona, justo antes de llegar al puente de Cúpira, ve el anuncio de la entrada a Machurucuto.  Aquellos que han oído a esos músicos geniales que son Los Hermanos Naturales puede pensar que esa es la entrada a esa pieza muy pegajosa de ellos. Aquello que no la conocen la pueden ver y oír acá: https://www.youtube.com/watch?v=6wR5yLyWNII
 
            En mayo de 1967 tenía yo 11 años de edad, mi padre, que fue un impenitente lector de periódicos, llegaba siempre con El Nacional o El Mundo a la casa. En esos días fue la primera vez que recuerdo haber leído el nombre de esta población en la cual estuve días atrás para preparar esta entrega de hoy. Fueron incontables días en los que las primeras páginas de los diarios trataban el desembarco de guerrilleros venezolanos y cubanos en las costas de esta localidad mirandina.
 
Está ubicado a 142 kilómetros al este de Caracas entre las lagunas de Tacarigua y Unare, y con unas playas espectaculares donde en otra época hubo vastos cocales propiedad de los Rojas, como todavía recuerdan los lugareños, y que fueron la principal fuente de manutención para ellos. La historia barloventeña fue estudiada por pocos como lo hizo Lucas Guillermo Castillo Lara, por ello acudí a su obra Apuntes para la historial colonial de Barlovento donde el autor nos deja saber que en Machurucuto hubo un palenque del cual hay noticias en crónicas de 1528. Aquí quiero hacer un alto para explicar que la palabra palenque se uso en Cuba, Colombia y Ecuador para denominar a las poblaciones de esclavos cimarrones que huían de sus amos europeos; en Venezuela se les llamó fue cumbe o cumbé. Si Castillo Lara usó en tal sentido el término podemos especular que desde la misma llegada de los cautivos hubo evasiones y conformaciones de pueblos de negros libres. ¿Tal parece que Machurucuto fue uno de ellos? ¿O Castillo lo usó para definir a un colectivo de indígenas revoltosos? Parafraseando al boricua Gilberto Santa Rosa: Que alguien me diga...
 
            No abundan las referencias sobre esta comunidad entre los cronistas y primeros historiadores que documentaron lo que hoy es Venezuela. Su resonancia de este último medio siglo viene dada por la acción subversiva mencionada en el segundo párrafo. El lunes 8 del mes y año ya citado un grupo de doce hombres armados provenientes de Cuba llegaron a estas playas para desde allí trasladarse hasta las montañas de El Bachiller donde había un frente guerrillero.  Los revolucionarios venezolanos que participaron fueron Héctor Pérez Marcano, El Macho; Moisés Moleiro, Eduardo Ortiz Bucaram y Américo Silva


            Asegura Pérez Marcano, en artículo publicado en Ultimas Noticias el 16 de junio de 2007 que “La idea del desembarco fue proposición de Fidel en una reunión celebrada en enero de 1966 en la suite presidencial del Habana Libre cuando se realizaba la 1ª Conferencia Tricontinental.” También deja saber dicho columnista y ex guerrillero “Fidel nos propuso: "Vamos a organizar un desembarco para reforzar la guerrilla de ustedes en El Bachiller. Les voy a poner 45 hombres nuestros".” En dicha nota asegura El Macho que “ni el MIR ni la guerrilla de El Bachiller sabían del desembarco por imperiosa exigencia de seguridad de Fidel.”
 
            Son múltiples las lecturas e interpretaciones que se le pueden dar al testimonio de este protagonista de aquellos hechos. Buscando material para este trabajo encontré, sin cita de autoría o procedencia del testimonio, en la página BLOG OFICIAL DEL MOVIMIENTO LOYOLIANO DE LIBERACION CULTURAL-M.L.L.C. el siguiente testimonio que transcribo tal cual: “Fidel, que subió con nosotros. Entonces nos obsequió a quienes íbamos en la expedición, un reloj Rolex. El Rolex famoso ese, el submarino. "El mejor reloj para un guerrillero", nos comentó al dárnoslo, "pues no importa la circunstancia, en el monte, en el agua, en cualquier sitio funciona". Nos regaló un reloj para cada uno -a Moisés Moleiro, a Eduardo Ortiz Bucaram, a Américo Silva y a mí [lo cual hace pensar que es Héctor Pérez Marcano el autor de estas líneas]. Y nos dio un Rolex adicional para que se lo entregáramos a Américo. "éste se lo entregan a Américo". Puesto que, como he relatado antes, se suponía estaría comandando la lucha en el Frente Guerrillero de El Bachiller. Y como relaté antes también, el encuentro de Fidel con Américo a mediados de 1965, del cual también participé y que se prolongó por tres días completos, con sus respectivas noches, fue un encuentro extraordinariamente afectuoso. Fidel quedó realmente encantado con Américo. Cayó rendido ante su encanto. Lo atendió de una manera espléndida, especialísima. Tanto así que cuando nos vamos a embarcar le da a Moisés un reloj extra, con ese encargo específico: "éste se lo llevas a Américo".”
 
            No haré ningún comentario sobre la izquierda exquisita, o los revolucionarios caviar, que tanto gustan de combatir al capitalismo pero a quienes les encanta refocilarse en el uso, goce y disfrute de sus productos más emblemáticos. Lo cierto es que aquella aventura fracasada de 47 años atrás, tildada  de invasión por algunos, o de gesta solidaria de los pueblos (¿Con 12 hombres?) por otros, sigue dando de qué hablar y escribir.  El sitio exacto donde recalaron las dos embarcaciones con los rebeldes fue en El Cocal de los Muertos, de donde se suponía debían trasladarse hasta las montañas cercanas donde el Frente Guerrillero Ezequiel Zamora se había establecido.
 
Otro de los criollos participante en dicha actividad, Moisés Moleiro, contó a Jesús “Chucho” García en entrevista realizada a fines de los años 90: “Me salvé de vaina, debido a que tuvimos un percance al desembarcar, dejando el bote abandonado, el cual fue precisado por los cazadores del Ejército que tenían la orden de matarnos en defensa de la democracia”.
 
Las versiones e interpretaciones pueden ser infinitas, tantas como lo es la misma mar que vio llegar a los hombres armados, denunciados por un pescador quien encontró el martes 9 de mayo las embarcaciones abandonadas y acudió a notificarlo a las autoridades locales.  Es el mismo escenario donde ya los Rojas no tienen cocales, los del lado izquierdo fueron afectados en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez al decretar la creación del Parque Nacional Laguna de Tacarigua, y los del otro lado fueron vendidos para convertirlos en clubes recreativos y vacacionales.
 
Son las mismas playas donde casi cien de sus habitantes se dedican a faenas pesqueras y salen a ganarse la vida día a día, donde llegan numerosos veraneantes a disfrutarlas.  Pueblo de gente alegre y amable. Aquí el trabajo es una necesidad que se aborda con desenfado; en sus calles el tiempo parece suspendido, y en cualquier esquina se encuentran arañas que parecen dedicadas a tejer delicadas redes donde atajar el olvido
 
Ya lo he escrito en innumerables oportunidades y no cesaré de seguirlo haciendo: aquí sobran motivos para estar orgulloso de ser hijo de una tierra tan especial, donde junto al buitre desolador puede estar la garza impoluta, y cada cual puede escoger hacia donde quiere irse. Es tierra del libre albedrío, tal vez sin el discernimiento necesario…

© Alfredo Cedeño
 
 
 
 
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