sábado, abril 30, 2016

HABLEMOS DE BLINDAJE


                El martes 22 de octubre de 2002 un grupo de 14 militares llegó a la Plaza Francia de Altamira donde se declararon en desobediencia, al manifestar su rechazo al régimen del entonces presidente Chávez. Esos espacios se convirtieron desde ese mismo día en La Meca de los opositores al gobierno de aquel tiempo, antecesor directo de este que ahora padece Venezuela.
En aquellos días, uno de los líderes del alboroto militar fue el general de división Enrique Medina Gómez, quien declaró “territorio liberado” esa plaza. Otro participante, el vicealmirante Héctor Ramírez, afirmó: “No somos golpistas, nosotros somos demócratas”. Por su parte el general de brigada Néstor González aseguraba que se quedarían “indefinidamente”, pero él condicionaba dicha permanencia: “Si el pueblo venezolano se acerca aquí, nos acompaña, nosotros estaremos aquí”. Y la plaza se convirtió en fervoroso centro de peregrinación para los más encendidos adversarios del comandante presidente.
Desde esos espacios se hicieron numerosos planteamientos, y llovieron propuestas de todo orden y concierto. Una de ellas fue colectar las firmas necesarias para realizar un referendo revocatorio del mandato presidencial. Y todo el mundo comenzó a firmar. La romería se intensificó y aquel que no acudiera a estampar su rúbrica era un aliado del gobierno, un agente del enemigo, un inconsciente sin la más mínima noción de lo que significaba la solidaridad; en fin algo así como un pupú de perro responsable de los males y desgracias que padecíamos en el país. El encabezado de aquellas firmas  se rumoraba insistentemente había sido redactado por las lumbreras jurídicas de Primero Justicia.
El lunes 4 de noviembre, en medio de rudos choques con los serafines rojitos en pleno centro de Caracas, una marcha que partió desde la ya citada plaza y encabezada por Leopoldo López y Henrique Capriles entregaron con bombos y platillos 2 millones 200 mil firmas, y en todo momento recalcaron que habían superado de manera amplia y evidente el monto de las requeridas por la ley que eran 1 millón 200 mil.
In illo tempore el máximo organismo comicial venezolano era presidido por Roberto Ruiz, a quien acompañaban en su conducción CNE Alfredo Avella, Vicente González, Rómulo Rangel y José Manuel Zerpa. Lo cierto fue que a los pocos días, antes de que se comenzara el proceso de revisión cualitativa, Súmate declaró que había rúbricas inválidas. Según publicó El Universal, 483.184 firmas daban error, de ellas 288.122 correspondían a personas no inscritas en el Registro Electoral, 104.011 no coincidían con el padrón de votantes y el remanente, 91.041, eran repetidas.
En medio de la natural barahúnda que se produjo, ante el reconocimiento de semejantes inconsistencias, el CNE anunció que el proceso para legitimar o rechazar la gestión del intergaláctico se llevaría a cabo el domingo 2 de febrero del 2003. Recuerdo el zipizape legal, pero sobre todo mediático, que se produjo en aquellos días, hasta que el honorable y nunca suficientemente mal ponderado Tribunal Supremo de Justicia prendió sus velas, se entrometió en dicho asunto y resolvió que el Referendo Consultivo era improcedente y ordenó al CNE "abstenerse de iniciar la organización de procesos electorales, referendarios, u otros mecanismos de participación ciudadana en los asuntos públicos, así como suspender los ya iniciados de ser el caso".
Fueron días en los que una verdadera montaña rusa, que parecía guiada por un pelotón de cosacos borrachos, se adueñó de la escena política y social venezolana. Se decretó un paro general ilimitado, se desarticuló la fuerza laboral calificada de PDVSA en todos los niveles, nacieron las misiones. El subestimado pero muy eficaz aparato rojo afinó todas sus triquiñuelas y puso en uso con implacable eficacia las mañas del caso para no soltar el poder. Mientras eso ocurría la dirigencia opositora con jactanciosa incapacidad, a veces tildada de cómplice o de interesada por algunos, fue dejando pasar una serie de eventos que luego demostraron ser parte de un elaborado y sofisticado tinglado. Fue cuando oímos con asombro a un hombre como Alberto Quirós Corradi decir que el proceso electoral para la realización del Referendo Revocatorio estaba blindado… Por supuesto que ante tales palabras en boca de quien lo dijo desató un verdadero carnaval de euforia triunfalista que desembocó en una gran sentada de culo en la madrugada del lunes 16 de agosto de 2004, cuando el honorable Francisco Carrasquero, con su característica voz de parrandero en ayunas, anunció el triunfo del finado comandante intergaláctico.
La desesperanza y desilusión fue tan vasta que cuando dos meses más tarde, en octubre de ese mismo año, se celebraron las elecciones de gobernadores, apenas Morel Rodríguez y Manuel Rosales sobrevivieron al desastre. Fue así como vimos  que por 3,75% de los votos Diosdado Cabello le quitó la gobernación de Miranda a Enrique Mendoza, para recordar uno de los tantos saldos lamentables de esa fecha.
El descalabro se acentuó el año siguiente y así llegamos al 7 de agosto de 2005 cuando se celebraron las elecciones Municipales y de Juntas Parroquiales; así como a las parlamentarias del 4 de diciembre de 2005 donde fueron electos 167 diputados a la Asamblea Nacional. En estas últimas votaciones la brillantez opositora encegueció a todos cuando declararon un boicot a ese proceso; tanta fue la ceguera que el MVR obtuvo 114 diputados, el partiducho del ahora prócer Ismael García, entiéndase PODEMOS, logró tener una bancada de 15 parlamentarios y los insepultos Partido Comunista de Venezuela y Movimiento Electoral del Pueblo se adjudicaron 8 y 11 legisladores respectivamente.
No faltó en aquel entonces quien criticara acerbamente a la oposición por abandonar a sus dirigentes en su “incansable” e “infatigable” lucha contra el monstruo castrochavista que amenazaba la integridad de nuestro adorado sistema democrático. ¡Ni de vaina hubo quien asumiera su cuota de responsabilidad ante el desastre!
Fueron largos años de luchas espontáneas de una ciudadanía huérfana, que fue ganando espacios y soportó estoicamente las arremetidas cargadas de sadismo del régimen rojito y todas las instituciones.  Así vimos en el 2007 a los estudiantes  lanzarse a la calle a protestar contra el cierre de RCTV, y ello permitió sensibilizar al país entero de tal manera que en el  referéndum constitucional celebrado en diciembre de ese año para respaldar la propuesta del señor aquel ya fallecido, para modificar 69 artículos de la Constitución de 1999, quedó en veremos.
Hago este muy abreviado resumen de lo que han sido estos tiempos de derrotas y traspiés, de escasos logros y muchas alharacas, de abundantes peleas perdidas y mínimas escaramuzas triunfales, de generosas muestras de egolatría y  cortas manifestaciones de solidaridad. El llamado “pescueceo” ha sido un trapiche inclemente que ha ido dejando enterrados a muchos a lo largo de este durísimo sendero. Así se ha llegado al país de estos días donde vemos un jolgorio de saturnal ensalzar la realización del revocatorio contra el Bigote Bailarín, léase el señor Maduro. Nuevamente veo poner todos los huevos en una sola  canasta. La pregunta que no puedo dejar de hacerme es: ¿Quién será el zoquete de turno que, tal como Quirós en el 2004, saldrá entre pitos y chirimías a informar que las elecciones están blindadas?

© Alfredo Cedeño


martes, abril 26, 2016

EL CUENTO DE CARLOS ORTEGA (2)

 “Si algo me cuesta a mí es mentir, yo no soy Chávez que bañó de embustes y mentiras a toda Venezuela y a la comunidad internacional. Mucha gente le cuesta creer que realmente yo no estaba al tanto de lo que iba a acontecer el 11 de abril. ¿Qué pasó el 11 de abril del 2002? El pueblo en la calle tenía conciencia clara hacia dónde nos llevaba el difunto que no era otra cosa que hacia el mar de la felicidad cubano, uno de sus máximos anhelos. Ahora bien: ¿Las condiciones hoy en abril 2016 no son peores que en abril 2002? Indudablemente que sí. Hoy, con un país totalmente destrozado, invadido por el narcotráfico y el terrorismo internacional, donde la delincuencia dicta normas y la corrupción da náuseas, con una población totalmente humillada, pisoteada por la bota militar, ¿qué sucede, por qué hemos permitido el avance de este proceso robolucionario? Esto es algo inconcebible y es por lo que vengo criticando sana y constructivamente a los factores de oposición.”
Quince años después de haber sido el primero en meterle las cabras en el corral a Chávez, Carlos Ortega sigue hablando fuerte y claro. “Sé que mi opinión va a causar algunas reacciones adversas hacia mi persona, pero hablando como venezolano, con el corazón en la mano, debo decir con toda responsabilidad que el desastre que vive Venezuela no puede endosársele única y exclusivamente a Chávez, Maduro, PSUV, y a ciertos militares; ellos han llegado hasta donde están por la complicidad de algunos factores o sectores de oposición. Esto no lo dice Carlos Ortega, el pueblo conoce quienes son, los tiene identificados y lo dice abiertamente. Esto es intolerable, por eso estoy seguro de que en el momento que realmente tengan que rendir cuentas ante la ley, más de un dirigente que dice ser de oposición tendrá que pagar junto con la gente del régimen por todo el daño que han causado al país y al pueblo venezolano”.
Este protagonista del 11 de abril de 2002, en contra de sus propios deseos y voluntad, no se caracteriza precisamente por dorarle la píldora a nadie, asegura que ese día lo que hubo fue una emboscada contra los venezolanos. Al hacer un recuento de aquellas jornadas no vacila en asegurar que era innegable que el régimen estaba caído. “Ese pueblo allí no se equivocó, estaba muy claro y no es que hoy sufre de amnesia o tiene la mente oscura, no, no, el pueblo venezolano sigue estando muy claro, el problema es que no hay quien galvanice todo ese descontento y lo dirija para lograr la salida del laberinto en que está el país”.
Rememora una conversación que tuvo con Pedro Carmona unos días antes del 11A. “Ambos coincidimos en que era inminente la salida de Chávez y su régimen. Él me preguntó ‘¿Qué pasa si a ti te piden o te solicitan encabezar una Junta de Transición, qué respuesta vas a brindar al respecto?’ Le dije: ¿Qué respuesta darías si te lo plantean a ti? Luego de hacer una  apología a la libertad, la democracia y la estabilidad del país, me dijo: ‘Ese sacrificio yo lo asumiría’. Le respondí: Ese es un grave error, ni tú ni yo tenemos nada que buscar en el seno del gobierno, debieras irte para tu presidencia de FEDECAMARAS y yo me voy para la de la CTV, a realizar el trabajo que como tal nos corresponde”.
Y así llegó el jueves 11 de abril del 2002. Evoca la salida de la marcha del Parque del Este hacia Chuao, y cómo en medio de esa manifestación empezó la gente a vociferar: ‘Pa’ Miraflores, pa’ Miraflores, pa’ Miraflores’. Cuando rato más tarde le tocó intervenir ante los asistentes que plenaban los alrededores de la tarima ubicada frente a PDVSA-Chuao, vio el río humano que fluía hacía el palacio presidencial en el centro de Caracas. “Ahí decidí que nos incorporáramos para acompañarlos hasta el palacio presidencial, en la decisión que el propio pueblo había tomado. En ese trayecto recibí varias llamadas de una persona amiga advirtiéndome que si no me salía de la marcha me iban a matar. Su insistencia fue tal que antes de llegar al Centro Simón Bolívar me retiré y me fui a la CTV. Para ese momento ya Chávez estaba en cadena de radio y televisión. En medio de esa transmisión recibo una llamada de la profesora Marta Colomina, para informarme que estaban masacrando la gente en El Silencio y que ya había dos muertos. Ya que Chávez estaba encadenado, le sugerí que hablara con los medios para que denunciaran lo que estaba pasando y me respondió: ‘No señor Ortega, lo estoy llamando para que usted hable con ellos, y partan la imagen’.  Colgamos y de inmediato llamé a Alberto Federico Ravell, quien me dijo que ya había cinco muertos. Le dije  que había que partir la imagen para que, al lado del criminal, el país y el mundo entero vieran la masacre. Alberto me dijo que él no tenía problemas para hacerlo pero que debía hablar con los demás canales. Le dije que ya había hablado con Granier, Camero y Víctor Ferreres y que todos estaban de acuerdo en que si él partía la pantalla, ellos se pegaban. Alberto me dijo en 5 minutos estaba la pantalla partida. Lo que no él no sabía era que yo no había hablado con los otros canales. Por eso digo que si hay alguien a quienes agradecerle que no hubiera habido  más  víctimas el 11 de abril es a la profesora Marta Colomina y a Alberto Federico Ravell. ¡Eso es lo que detiene la mortandad en el centro de Caracas!  Por eso me llena de indignación ver esta cuerda de malandros, terroristas, narcotraficantes, celebrando el 11A, festejando la emboscada que el difunto montó a quienes iban armados hasta los dientes con banderas, pitos, gorras, muchísimo entusiasmo y una claridad meridiana de que había que salir del régimen a como diera lugar y esa era la gran oportunidad. Hay que dejar muy claro, resaltar, que la única vez que Chávez cayó fue el 11A, cuando el pueblo en la calle lo sacó  del poder. Por eso desde ese entonces y hasta hoy mantengo mi tesis: La calle es la salida.”
Al revisar lo ocurrido luego afirma que un sector se engolosinó. “No buscaron operador político. A Carmona lograron convencerlo de que era la persona o la figura indicada. Y también creo que la improvisación jugó su parte. No sé qué pasó allí, yo no fui al Fuerte Tiuna”.  Al día siguiente lo vio en Miraflores donde le dijo unas cuantas verdades y luego se marchó a Paraguaná a ver a sus hijos y su madre, de allá volvió en la avioneta de unos amigos y aclara que no era de Gustavo Cisneros como muchos han afirmado. No ha vuelto a hablar con Pedro El Breve, sin embargo hace dos años él estuvo en Lima y lo llamó. “Me dijo que si podíamos conversar, le dije que sí, que con mucho gusto. Pero  tuve que salir de Lima a hacer un trabajito con un camión y de verdad lamento no haber conversado con él y ni siquiera pude disculparme porque no tengo como localizarlo”.
El año 2002 es recordado como un año de una constante tensión que desembocó en el mal llamado Paro Petrolero. “Cuando se empezó a hablar de ese paro, lo dije en varias oportunidades, a la prensa y en el Comité Ejecutivo de la CTV: Si el paro resulta exitoso el éxito será para aquellos, no para nosotros.  Aquellos llamé a los demás sectores involucrados: partidos políticos, Iglesia, FEDECÁMARAS, ONG, etc. Aprovecho para recordar que tuve que discutir muy fuertemente con los sectores políticos porque ellos pretendieron sacar a las ONG de la Coordinadora Democrática, cosa insólita puesto que queríamos que ahí estuviera representada toda la sociedad civil, todos los sectores de la vida nacional. Y eso se logró, al punto que los únicos que faltaron fueron el régimen y los militares. Y lo que ahora nadie parece recordar es que no había sector que no me pidiera que convocara el paro. En varias oportunidades les dije: Cuando ustedes estén listos, cuando haya consenso entre todos los factores para convocar el paro, se convocará, de resto no. Y así se hizo. Ahora bien, después que todo el mundo estuvo de acuerdo con el paro, los únicos responsables del mismo fueron el movimiento sindical y Carlos Ortega. ¿Y los que estaban allí? ¿Por qué no asumen la responsabilidad con un par de cojones todos los que formaban parte de la Coordinadora Democrática?
 “También es bueno decir, y lo digo con la mayor responsabilidad, los petroleros, que es mi sector, mi componente, mi raíz, se incorporaron al paro después que el mismo se inició. Más aún, en unas declaraciones de un dirigente de ellos manifestó que no acompañarían el paro porque era de carácter político. Ellos se incorporaron posteriormente y debo decir que se la jugaron bien jugada,  los petroleros pusieron todo, alma, cuerpo, corazón y vida en ese paro.  Pero quienes lo pidieron y fomentaron fueron todos, todos, sin excepción. Quiero que hoy alguien me diga: ‘Yo estuve en desacuerdo con el paro’.  Yo entraba a un restaurante y la gente coreaba: ¡Paro, paro, paro! Después si salieron diciendo ‘No, no, no, eso fueron los petroleros y Carlos Ortega, ellos son los culpables de todo esto’. Cuestión que yo tenía clara porque si el paro era un éxito, el éxito sería de ellos y si era un fracaso, este sería mío. A la final la Coordinadora Democrática decidió terminar el paro de manera inconsulta, a espaldas del Comando de Conflicto. Agustín Berrios, Lewis Pérez y Timoteo Zambrano conversaron conmigo para que fuera yo quien anunciara al país que el paro había terminado. Obviamente me negué. Sí, el paro debía terminar, pero era necesario evaluar que estaban en pico ‘e zamuro nada más y nada menos que más de veinte mil trabajadores que el loco ese, el irresponsable de Chávez, había despedido. No obtuve respuesta y en la misma reunión dije: Señores hasta hoy acompaño a la Coordinadora Democrática, me retiro de esto. Y no volví a la Coordinadora Democrática. Es necesario recordar, sobre todo a los jóvenes, que todos esos trabajadores no solo perdieron sus años de servicio en la industria, sino que encima el régimen les robó sus prestaciones y los demandó por cantidades exorbitantes por el supuesto daño, cuando quien acabó con PDVSA fue Chávez y su caterva de corruptos y ladrones encabezada por Rafael Ramírez,  y lo más grave, la industria petrolera perdió a los técnicos y personal que la llevaron a ser la tercera en el ranking mundial y en cuya formación el Estado invirtió dinero y tiempo. Muchos de esos profesionales fueron captados por empresas petroleras a escala internacional y esos venezolanos han conducido de manera exitosa a varias de ellas, el ejemplo más cercano es Colombia. Cuando ahora veo a la gente pidiendo paro indefinido, y recibo mensajes en ese sentido de muchos que  coinciden con mi tesis, desde hace catorce años, de que la calle es la salida… ¡Ironías de la vida pues...!”
Obviamente era imposible no hablar de lo ocurrido en el Referendo Revocatorio: “Pasó lo que siempre ha pasado en todos los procesos electorales realizados en el país bajo este régimen: Fraude. Claro que hay muchos dirigentes de oposición que discuten el punto, dicen que no ha habido fraude nunca, que Chávez ganó en buena lid todas las elecciones, etc., para mí la única que ganó fue la presidencial del 98. ¿Y por qué juran que el difunto ganó todo? Unos porque de verdad lo creen así, otros por ignorancia y otros porque no es un secreto que muchos de ellos se han beneficiado con este proceso. No es mentira que a muchos de los que se dicen ‘líderes de oposición’, les conviene que el régimen siga porque los ingresos que han obtenido en estos trágicos 17 años de castrochavismo son sumamente cuantiosos. Tampoco es un secreto que ha existido un colaboracionismo y un cogobierno con el régimen. Los rojitos han llegado donde están porque se lo hemos permitido. Con todo respeto, la dirigencia de oposición tiene que cambiar la estrategia, no puede seguir con esa pasividad, pensando que el régimen caerá por sí mismo, que como Chacumbele él mismito se mató, porque hasta ahora los muertos somos todos nosotros. ¿Hasta cuándo esa tesis de que el régimen se va a desgastar? ¿Dónde está Venezuela en los actuales momentos?
“Claro que sería irresponsable y mezquino de mi parte meter a toda la dirigencia de oposición en el mismo saco, indudablemente que ahí hay gente con muchos valores morales, gente decente, pero también hay más de un vagabundo y se los he dicho: Echen a patadas a esos corruptos, a toda esa gente que ha hecho negocios con el régimen y que ha utilizado a ese pobre pueblo para llenarse los bolsillos a costa de su necesidad y sufrimiento. Hay mucha gente de oposición responsable de este desastre y ellos saben que estoy diciendo la verdad, aunque no les guste. ¿Dónde está la acción de la dirigencia de oposición, hechos no palabras, ante el saqueo del erario público cometido por estos malandros? Han llevado el país a la ruina, no hay comida, medicinas, seguridad, bebés muriéndose por falta de incubadoras y en las que hay ponen 3 y 4 juntos,  la delincuencia campea amparada por el régimen,  las familias hacen colas toda una noche para comprar dos paquetes de arroz, dos paquetes de harina pan y un jabón, si acaso consiguen, mientras el régimen regala dinero y equipos a otros países”.
                Considera que si la Asamblea Nacional no detiene el avance del Poder Ejecutivo, de Maduro y el TSJ, van a desgastarse velozmente. “El desencanto y la desesperanza del pueblo, hoy, son más grandes que antes del 6D y eso va a afectarnos enormemente. Da la impresión que están jugando allí es distrayendo el tiempo, pensando en la elección de gobernadores y en los que quieren ser presidente de la República y mientras tanto el desgaste nuestro fortalece al régimen.” Por lo visto no soy el único que rechaza lo que he denominado ‘estrategia del manguareo’. Ortega abunda: “¿Qué va a pasar allí?  No descarto, y también se lo he dicho a muchos de ellos, que esa Asamblea Nacional desaparezca. Coincido con mi amigo Diego Arria en que la AN está sentenciada a muerte, ya sus voceros, incluso el mismo Maduro, se han dado el lujo de anunciarlo. Vuelvo y repito y hasta la saciedad lo diré, es una crítica constructiva, con el único propósito de que hagan las cosas como tienen que hacerlas porque sé que tienen capacidad y formación para ello. Basta de hablar, hay que reaccionar, hay que actuar, el pueblo está clamando por la acción de la dirigencia opositora. Basta de jugadas en función de cada cual. Candidato presidencial… ¡Capriles que se vaya para su gobernación!, que atienda esa vaina de gobernación, ¿qué coño está haciendo con recorrer el país? ¡Si ya todo el mundo lo conoce! Él no tiene necesidad de recorrer el país, él lo que tiene que decirle al país es por qué carajo permitió que se cometiera un fraude con él, eso es lo que le tiene que explicar”.
                El que fuera arquitecto de las mayores derrotas que sufrió Chávez, también narra su fuga desde Ramo Verde. Desmiente la versión que algunos personajes del mundo de la inteligencia militar   manejan sobre supuestas comunicaciones desde los alrededores del penal con él, las cuales se llevaban a cabo con unas linternas, según había denunciado una capitana destacada allí. “A la gente le gusta inventar mucha vaina, no tienes idea. La evasión, porque no fue fuga, ¿por qué se da?, ¿por qué se produce? Simple y llanamente porque en el propio seno de las Fuerzas Armadas había, y hay, gente molesta y consciente de que con uno se estaba cometiendo una injusticia. Eran los militares, nuestros propios carceleros, quienes decían que cómo era posible que uno estuviese preso en Ramo Verde mientras los corruptos chavistas estaban libres y algunos dirigentes de la oposición se reunían en horas de la madrugada en Miraflores con Chávez para negociar. Esto último lo decían militares destacados en Ramo Verde pero que venían  de Casa Militar. Esos nombres llegará el momento en que los diré. Hasta esa traición hemos tenido nosotros. Para evadirnos, por supuesto que tuvimos apoyo de los militares pero eso de las luces y la capitana no es verdad, jamás ocurrió. Nos evadimos, en cinco minutos logramos salir y nos descubren doce horas después. No tuvimos miedo. Los coroneles Jesús y Darío Faría, su sobrino, el capitán Rafael Faría y mi persona estábamos resteados. Salimos por la cerca, por donde está la virgen, a mano izquierda por toda esa orilla, tomamos la calle; más adelante una camioneta nos recogió y llegamos al interior del país. Al mes, aproximadamente, tuve que regresar a Caracas. Pase cuatro meses clandestino luego de evadirme. El régimen me buscó por todas partes, Puerto La Cruz, Guárico, Cojedes, Falcón, Zulia y yo estaba en Caracas”.
                Su salida definitiva fue por mar desde su Falcón adoptivo. “Debo decirte que desde el momento en que llegué a Ramo Verde mi meta fue fugarme. El día de la sentencia le dije a la juez que podía estar segura de que esos 16 años los pasaría en la cárcel la señora madre de Chávez, y ella entendió o supo que le estaba hablando en serio porque cada vez que podía me llamaba a Ramo Verde, incluso en días de visita, para confirmar que yo estaba en el penal. Por eso, desde mediados del 2005, previo contacto con gente amiga en Perú, compañeros del APRA, ya tenía asegurada mi venida a este país. En noviembre de 2006, cuatro meses después de evadirme, unos compañeros de partido  vinieron a Lima a ratificar lo que ya estaba acordado con el propio Presidente Alan García, quien me conocía y de inmediato, dijo ‘Como no, tráiganlo para acá, yo le doy el asilo’. Entonces tomé el avión que me trajo a Lima, aquí me recibieron mis compañeros de AD y del APRA y aquí estoy todavía, hace 9 años.”
                En la actualidad sobrevive dignamente en la capital peruana, no deja de reconocer que es muy duro. “Vivir lejos de tu familia, de tu patria, aprender costumbres y formas nuevas y distintas de vida, no es fácil ni sabroso. Esto me ha tocado dos veces porque llevo dos asilos con este régimen oprobioso. Por eso me da muchísima lástima más bien, cuando algunos venezolanos o cubanos tarifados del régimen, pretendiendo descalificarme dicen en las redes sociales que estoy en mi exilio dorado, que disfruto de comodidades, algunas de las cuales ni siquiera tuve en Venezuela, que es muy fácil hablar desde afuera, etc. A todos esos les recuerdo que por hablar muy claro y luchar muy duro desde adentro es que estoy fuera. Sobran mis advertencias públicas tanto al país como a la comunidad internacional sobre quién era el Sr Chávez, a dónde conducía al país y el riesgo que representaba para la región. Yo quiero que destaques Alfredo, por favor, y no voy a hablar de los demás, voy a hablar de Carlos Ortega, que yo me jugué el pellejo, mi vida, la de mis hijos, la de los trabajadores, para que Venezuela no viviese lo que está viviendo en los actuales momentos si me toca volverlo a hacer lo hago y si no estoy en mi país en estos momentos, trabajando clandestinamente, es porque no ha habido forma de organizar una resistencia como se necesita, amén del temor a ser delatado hasta por los propios”.
                El exilio no le impide mantener tomado el pulso al país. “Con lo que voy a decir seguramente van a calificarme de conspirador, de golpista, etcétera, etcétera. No. Yo soy demócrata, aquí los únicos golpistas son ellos dirigidos por el golpista mayor, que lamentablemente desapareció, y digo lamentablemente porque no va a pagar el daño que le hizo al país, al pueblo y a las instituciones. La animadversión hacia los militares, el que existe desde la sociedad civil hacia ellos, es el resultado de la destrucción institucional implementada por el difunto, al colocarlos en cargos para que se corrompieran, orden que cumplieron cabalmente, huelgan ejemplos de militares que con el sueldo de retirados tienen hasta aviones, también les permitió que se convirtieran en unos vulgares narcotraficantes, porque el gran capo de la droga en el país fue el Sr Chávez. Por otra parte, ese rechazo hacia el componente militar también se debe a su propia conducta al no reaccionar y hacer cumplir la Constitución, más cuando es del conocimiento público que aceptan órdenes de militares y civiles cubanos y que han permitido la invasión de las FARC y el ELN, de la narcoguerrilla colombiana. Eso hay que resolverlo porque, queramos o no, nos guste o no, necesitamos del sector militar. Sé que allí no todo está perdido. El daño está hecho, por supuesto, pero en el seno de las fuerzas armadas, aún hay una sólida reserva de militares demócratas e institucionalistas, y es a ellos a quienes les toca dar un paso al frente junto a la sociedad civil para salir de esta tragedia. Es a ellos a quien les corresponde rescatar la credibilidad de su componente ante la sociedad civil porque el difunto logró lo que no había logrado nadie: que el pueblo venezolano perdiera la admiración y el respeto hacia las Fuerzas Armadas. Les toca a ellos reivindicar su profesión no sólo en el país sino a nivel internacional. No pueden seguir aislados del resto de la sociedad. La alianza cívico-militar es necesaria para rescatar la democracia, para defender la patria. La unidad cívico-militar debe producirse. A los militares hay que buscarlos, los militares son venezolanos, los militares tienen que dejar de ser una vergüenza para el país, pero ellos tienen que poner de su parte. Tenemos que levantar a nuestras Fuerzas Armadas y que regresen a sus cuarteles a defender la Constitución, la democracia y la libertad”.  
                Considera que necesariamente se debe ir a un proceso de reconstrucción del país, de PDVSA, de las empresas de Guayana, de la moralidad: “Que se tenga un TSJ realmente que garantice la justicia, que brinde  confianza a los inversionistas. He visto al nuevo ministro de economía y al propio Aristóbulo  hablando de que hay inversionistas que quieren ir a invertir a Venezuela… ¡Será vendados y con las manos arriba!, en Venezuela no hay quien invierta un céntimo de dólar, ¿cómo van a invertir? Ahí no hay seguridad política, no hay seguridad jurídica. Mi mensaje final es: La Unidad. Y que la MUD si realmente quiere y ama al país, y quiere definitivamente salir de esto, hay que hacerlo por cualquier vía. Un gobierno de estas características hay que sacarlo por cualquier vía, por la vía electoral no es posible. Emplacen de una vez con nombre y apellido a toda esta cuerda de bandidos que están en el exterior súper millonarios, que eran unos alpargatúos, unos pata en el suelo, y hoy son una gente llenas de real, son tres o cuatro veces más millonarios que Gustavo Cisneros y Lorenzo Mendoza, y esto hay que decírselo al pueblo. El pueblo, como ya te dije, tiene un alto grado de descontento y la estrategia del régimen es avanzar en eso, lo cual me preocupa mucho, de sembrar la  desesperanza, que el pueblo se acostumbre, se resigne a vivir en condiciones infrahumanas como viven los cubanos. Y repito, para aquellos que me adversan del sector opositor, lo que manifiesto acá lo hago con meridiana claridad, están a tiempo de corregirse, de rectificar, de reflexionar, a un pueblo no se le engaña así como han engañado tanto los unos del sector gobierno como los otros del sector de oposición, y lo digo no para descalificarlos, es para que se hagan una auto revisión de la actuación, de la conducta de ellos como dirigentes, por supuesto que no son todos. Claro, que no son todos”.
                Al despedirse me dijo: “Cuando yo hablo con esta soltura y esta vehemencia es porque no le debo nada a nadie y tengo los pelos en la mano”.

© Alfredo Cedeño

sábado, abril 23, 2016

DISCÍPULOS CRIOLLOS DE MANES

                 Los políticos latinoamericanos en general cargan con la fama, bien ganada en la mayoría de las veces, de demagogos y charlatanes que suelen prometer hasta las cien mil vírgenes que ofrecen los embatolados del Medio Oriente a sus fieles. Poco importa que los resultados llamados macroeconómicos demuestren que su gestión, cuando desempeñan cargos públicos, haya sido exitosa.  Fue el caso del ex presidente ecuatoriano Rodrigo Borja cuyo gobierno no satisfizo las expectativas que había generado en su campaña electoral; sin embargo al finalizar su mandato de cuatro años, en 1996, Ecuador había incrementado su PIB en 10.9%, y la inflación se ubicó en 48%, lo cual representaba una disminución de 27 puntos porcentuales respecto a su año inaugural en funciones de mando.
                Pese a los denuestos recibidos este hombre se refugió en el mundo de la investigación, mientras su paisano, infinitamente más recordado por sus dotes de bufón,  Abdalá Bucaram Ortiz, se dedicaba a hacer de las suyas. Borja se dedicó a construir en dos tomos y 2.072 páginas su Enciclopedia de la Política, que editó a fines de la década de los 90 el Fondo de Cultura Económica. Son casi dos mil entradas las que este hombre recopiló. Y allí encuentro hoy la descripción que a menudo oímos o leemos cuando de posiciones encontradas hablamos y que se categorizan de maniqueísmo. Escribe Borja: “Es una polarización de la realidad que suprime los matices y que prescinde de la complejidad dialéctica de las cosas. Es la tendencia a dividir a las personas, las ideas y las realidades en dos grandes grupos: los buenos y los malos.”
                Gracias a aquel viejo condicionamiento de no conformarse con una sola opinión, decidí recurrir al honorable mataburros de la Real Academia de la Lengua Española y allí encontré que dicha palabra tiene dos acepciones. La primera deja asentado: “1. m. Religión sincrética fundada por el persa Manes en el siglo III, que admitía dos principios creadores en constante conflicto: el bien y el mal”. En cuanto a la segunda abunda que se usa en sentido peyorativo y lo define así: “Tendencia a reducir la realidad a una oposición radical entre lo bueno y lo malo”.
                Por aquello de ir desglosando lo que se aprende, ahondé en la descripción que abre dicha entrada, y resulta que, en cuanto opción religiosa, el maniqueísmo fue uno de los credos más extendidos por el mundo durante el siglo IV de nuestra era. Fue la primera religión existente en presentar el llamado dualismo, doctrina que descansaba en la existencia de dos principios supremos: el bien y el mal.  A sus feligreses sólo se les exigía conocimiento, aprendizaje y educación para poder alcanzar la salvación.  Los amigos historiadores afirman que fue fundada cerca del año 240 de nuestra era por parte del autodenominado último profeta Mani, o Manes como gusta de escribir el texto de la DRAE, y de allí el nombre de la doctrina, quien era heredero de una familia judía del Imperio Parto, lo que hoy en día es Irán.
Manes, o Mani, en sus prédicas afirmaba que todos los grandes pensadores de la historia, verbi gratia: Noé, Abraham, Nikotheos, Henoc, Zoroastro, Hermes, Platón, Buda o Jesús, habían sido profetas de un mismo Dios, cuyo fin en la tierra había sido difundir el conocimiento. Samuel George Frederick Brandon en su Diccionario de religiones comparadas afirma: “El sistema de Mani posee un tono sincretista en general, aunque básicamente procede del dualismo zoroastrista del conflicto cósmico entre la luz y las tinieblas. Este dualismo se refleja en una doctrina de corte gnóstico acerca del hombre”.
Las crónicas muestran que su expansión fue una de las más veloces de la historia de las religiones, y logró en sólo dos siglos ser una de las más extendidas. Eso hizo que en el Imperio Persa los zoroastristas, así como en el Imperio Romano los cristianos, empezaran a ver con natural reconcomio a esta versión tritosecular de la salvación eterna, lo cual desembocó en una comandita de ambos grupos que presionaron a los gobiernos civiles de sus respectivas regiones dando origen a inclementes persecuciones en el siglo IV. El apogeo del acoso llegó con un decreto del emperador romano Teodosio I condenando a muerte a todos los maniqueístas, esto fue nueve años antes de que declarara al cristianismo como única religión del imperio.
Larga fue la sucesión de vicisitudes que padecieron sus seguidores, gente que defendía la no violencia, la libertad de pensamiento y el no luchar para imponer sus creencias. Estas últimas pueden ser mega comprimidas en su creencia a pies juntillas en la eterna lucha entre los principios opuestos e irreductibles el Bien y el Mal, asociados a la Luz y a las Tinieblas, por lo que creían que el espíritu del hombre es de Dios pero el cuerpo del hombre es del demonio.
Les juro que al llegar a este punto en mí  se produjo una verdadera Epifanía, y por fin alcanzo a entender a nuestros denostados políticos. ¡Son maniqueístas! Ellos en su espíritu son, tal como diría un amigo oriundo de Maracaibo, la pepa del queso; pero es su cuerpo, en este oscuro plano terrenal, el que los hace pasto del demonio y los lleva a incurrir en la serie de pendejadas que no se cansan de cometer.

© Alfredo Cedeño


martes, abril 19, 2016

EL CUENTO DE CARLOS ORTEGA (1)


“Acaban de enviar un avión cargado de alimentos y medicinas a Ecuador por lo del terremoto. Sólo me queda desearle a los hermanos ecuatorianos que ojalá no estén piches ni vencidas porque hasta esos extremos ha llegado la corrupción bolivariana. Es muy loable el gesto, pero será Venezuela quien dentro de poco va a necesitar ayuda humanitaria.” Habla Carlos Ortega, una entrevista que debía a quienes me leen, que le debía a él, y que me debía a mí mismo. Más de un año tuve que esperar, múltiples gestiones por diferentes vías siempre terminaban en promesas vagas que conducían a nada, hasta que, gracias a la diligencia de Carlos Fernández, ex presidente de FEDECÁMARAS, en dos días estuvimos hablando.
Es el hombre recio de siempre que llama las cosas por su nombre, pero no vacila en proclamar: “Para mí no es una opción pedir limosna o clemencia, menos aún al régimen”. Cuando le pregunto sobre algún intento de los rojitos por conciliar, tal como ocurrió con el propio Fernández a quien llegaron a ofrecerle varios millones de dólares, dice que sí. Y aclara: “Pero a mí no me ofrecieron ni un sol. Las conversaciones, porque han sido varias, han girado en torno a que el régimen desea una ‘oposición seria’ y en ese sentido, me han planteado que regrese. Te confieso que eso me causa risa, ¿cómo un régimen de semejante calaña, que no tiene un solo representante digno, señalado en el mundo como narcotraficante, corrupto y protector del terrorismo internacional, pretende tener una ‘oposición seria’? Por donde han venido se han ido porque yo no les voy a pisar ese peine”.
Carlos Alfonso Ortega Carvajal tiene 70 años de de edad, nació el 9 de noviembre de 1945 en San Cristóbal, estado Táchira, pero cuando era muy niño sus padres, ambos fallecidos, se mudaron a Punto Fijo, estado Falcón. “Y allí crecí, me formé. Soy más falconiano que andino. Por cierto, hace solo unos días lamentablemente mi querida y amada madre falleció. El dolor de su desaparición física ha sido muy profundo porque no pude acompañarla a su última morada pues mi condición de asilado político me impide regresar a la patria. Estos 9 años de exilio, resultado de mi lucha por la libertad y la democracia de nuestro país, no compensan la tristeza de no haber estado con mi madre en sus últimos momentos”.
Él comienza su vida obrera en Paraguaná, en Punto Fijo, donde hoy funciona el Complejo Refinador de Paraguaná, fusión de Maraven y Lagoven, que antes de la nacionalización del petróleo, obra de CAP, eran Shell y Creole. “Comencé como ayudante de soldador en Maraven, luego realicé estudios para ser fabricador de estructuras metálicas y pasé de obrero raso a obrero calificado. Tendría aproximadamente 22 años de edad. Las injusticias, agresiones y atropellos que se cometían contra los trabajadores despertaron en mí la necesidad de asumir su defensa y de luchar junto a ellos por reivindicar sus derechos frente al patrón. Esa defensa por los trabajadores y sus familias se convirtió en mi norte y hasta el día de hoy constituye una gran pasión”.  En el mundo sindical se adentró de la mano de dos mentores: “Ellos realmente me ayudaron, me orientaron, que hicieron un proceso de conducción de mi persona hacia el movimiento sindical petrolero. Uno fue Ramón Ruiz Polanco, excelente persona, gran amigo y destacado y muy querido dirigente del movimiento sindical petrolero y político socialcristiano. Lamentablemente fallecido. El otro que también me ayudó enormemente fue Elio Guanipa Rodríguez, adeco, compañero de partido, hoy abogado de la República, a quien considero uno de los mejores dirigentes sindicales petroleros de aquella época. Extraordinaria persona, mejor amigo y además mi compadre. Ambos me llevaron a una carrera sindical muy acelerada. A pesar de mis pocos conocimientos sobre legislación laboral y contratos colectivos, fui nombrado jefe de reclamos de dos sindicatos: el Sindicato Unificado de Empleados y Obreros Petroleros (SUOEP) y la Unión Nacional de Marinos Petroleros y Mercantes de Venezuela (UNMPM), nombramientos que considero se debieron a la garra, la vehemencia con que yo planteaba los reclamos y el interés que demostré realmente por mi gente, por los trabajadores y sus familiares”.
De SUOEP y la UNMPM, siguió a la Secretaría de la Organización de Federación de Trabajadores del estado Falcón (FETRAFALCÓN), para recalar en la Federación de Trabajadores Petroleros, Químicos y sus Similares de Venezuela (FEDEPETROL) donde comenzó como Secretario de Actas, prosiguió como Secretario de Organización para finalizar como su presidente por varios años. Es bueno decir algo que el público en general poco comprende, y a quienes de alguna manera nos hemos asomado al mundo sindical siempre nos ha sorprendido: la capacidad de verdadero diálogo que hubo en ese ambiente. Allí uno presenciaba una comunicación real en función del interés de los trabajadores entre adecos, copeyanos, camaradas: es decir, privaba velar por los intereses de los trabajadores. Eso quien no lo ha visto de cerca no lo puede entender.  Él refuerza eso y puntualiza: “Esa fue una de las cosas que realmente contribuyó enormemente a nuclear unitariamente el movimiento sindical en Venezuela. En realidad se actuaba de manera institucional, desde el punto de vista sindical y no político. Pero además, era una Venezuela en la que cabíamos todos, donde no existía la mezquindad, intolerancia y violencia impuestas por el régimen vergonzoso que hoy manda en el país”. 
Las evocaciones siguen hilvanando una vida entera entregada a las causas de sus compañeros. “Estando en FEDEPETROL yo consideraba que había cumplido con los trabajadores petroleros y sus familiares, que ya era hora realmente de retirarme para darle paso jóvenes que venían formándose, en el seno del movimiento sindical petrolero. Solo me quedaría hasta ahí. Pero el difunto, Chávez, pretendió no discutir la convención colectiva petrolera en el 2000, lo cual obligó al Comité Ejecutivo y al Consejo Directivo Nacionalde FEDEPETROL junto con las asambleas de trabajadores petroleros en sus respectivas áreas, a fijar posición pues bajo ningún concepto podíamos permitir que él se inmiscuyera en los asuntos que correspondían exclusivamente al movimiento sindical y no a él en su condición de presidente de la República. Ese fue el inicio del enfrentamiento. Chávez era tan irresponsable, que una vez que aceptaron por fin, iniciar el proceso de la negociación colectiva petrolera, estando de gira por el Oriente del país me calificó de bandolero, de gángster, dijo que no se sentaría a negociar con un corrupto, y eso no se lo acepto a nadie. La gran tragedia de esa gente es precisamente saber que no soy corrupto, narcoterrorista, ladrón, solicitado por la DEA, en fin, no soy lo que son ellos. Ese mismo día, estando en mi oficina en FEDEPETROL, me llamó Federico Ramírez León, Presidente de la CTV en ese entonces y me dijo: ‘¿Oíste lo que Chávez dijo de ti?’ Le respondí, sí, claro. Y me dijo: ‘No le vayas a decir nada, no le respondas, deja eso así tranquilo’. Yo para no chocar con Federico acepté, pero por supuesto que esa no era mi intención porque si bien los trabajadores petroleros sabían quién soy yo, la opinión pública nacional no, y no le iba a permitir al difunto desprestigiarme. El domingo Venevisión, Radio Caracas Radio y Globovisión me entrevistaron y allí en ese momento, frente a la desconsiderada declaración que dio el difunto sobre mi persona, le di el mismo tratamiento, y lo emplacé: ‘Usted lo que tiene que hacer, señor Chávez, es decirle al país si su familia, que residen allá en Barinas, son ladrones o no; a mí me pueden revisar, yo no le he robado un céntimo a nadie y mucho menos he traicionado a mi clase, a los trabajadores’. El tiempo me dio la razón porque el más grande corrupto, ladrón, traidor y narcoterrorista que ha parido Venezuela se llama Hugo Chávez Frías.
“Paralelamente a esto, estaba a punto de convocarse el proceso electoral de la CTV y ya había un candidato presentado por las fuerzas democráticas en la CTV, que fue el compañero, amigo y excelente líder sindical Manuel Cova, fallecido recientemente, cuya fórmula yo apoyaba.  En ese proceso lo único que aspiraba era dirigir la Comisión Electoral. Sin embargo, la confrontación con el difunto generó en el seno de los trabajadores, sus familias y en la opinión pública nacional una matriz a favor de mi persona, en el sentido de que la fórmula para el proceso electoral de la CTV la encabezara  yo y no Manuel.  Te repito: yo estaba de retirada, no pretendía perpetuarme en la dirección de una federación regional, nacional o en la CTV, no, no, no, estaba de ida; ya lo había anunciado en el CDN de FEDEPETROL”.
Son los días en que todavía el comandante intergaláctico gozaba de unos altos índices de aceptación pública y trata de irrespetar el contrato de los obreros de la industria petrolera y Carlos Ortega le propina su primera gran derrota. “Él pretendió desconocerlo, sin embargo nuestra acción lo forzó a tener que firmarlo.  Puedo decir que el primero que le pone un parao al difunto fui yo. Siempre dije, y lo ratifico en el día de hoy, que para mí, el movimiento sindical, mi lucha por los trabajadores y sus familias estaba totalmente desvinculada de la lucha partidista. Soy adeco pero las veces que AD fue gobierno estaba muy claro que quienes estaban en el gobierno era el partido, Pérez, Lusinchi, yo no, porque el verdadero dirigente sindical siempre está en la oposición. Me enfrenté y confronté desde la presidencia de FEDEPETROL tanto a Caldera como a Carlos Andrés, por citarte dos ejemplos. Nosotros actuábamos con mucha autonomía y mi tesis sigue siendo la misma: Un dirigente sindical se debe a los trabajadores y no al partido político, llámense AD, COPEI, PSUV, Causa R, VP, APB, etc., y no puede aceptar imposiciones del partido para firmar un contrato colectivo, por ejemplo, por el hecho de que esté en el gobierno. En mi caso particular esa siempre fue mi conducta, siempre rechacé pretensiones de ese estilo y eso lo sabe el régimen, lo sabía el difunto, lo saben Maduro, Aristóbulo y lo saben mis compañeros del movimiento sindical”.
Todo esto que nuestro entrevistado narra potenció su figura puertas adentro del movimiento sindical. Es así como se llega al año 2001 cuando el gobierno postula, como su abanderado a las elecciones de la presidencia de la CTV, al ahora vicepresidente de la República Aristóbulo Istúriz. Debo decir que el apoyo mostrado desde el oficialismo fue grotesco, daba grima, inyectaron cantidades ingentes de recursos de todo tipo, y Ortega le propina al señor Chávez su segunda gran derrota, y en esa oportunidad por vía electoral, al obtener la presidencia de la CTV.
                “Repito, mi decisión era retirarme luego de las elecciones de la CTV, trabajaba dando apoyo a la candidatura de Manuel. Pero el enfrentamiento con el militar guapetón creó una corriente favorable a mi persona para que encabezara yo. Así me lo planteó inicialmente un compañero miembro del Comité Ejecutivo de la CTV, desaparecido también recientemente, gran amigo mío, Pablo Castro, presidente de la Federación de la Bebida. Debo resaltar la solidaridad de Pablo conmigo, pues mientras estuve preso en Ramo Verde no dejó de visitarme y estar pendiente de mí. También Jesús Urbieta, el gordo Urbieta, otro gran amigo, también fallecido, quien realizó un excelente trabajo en la formación de líderes sindicales desde la dirección del Instituto de Altos Estudios Sindicales(INAESIN), me abordó con la misma intención. Ellos fueron realmente los que iniciaron esa tarea de convencerme para que aceptara postularme a la presidencia de la CTV. Manuel y yo conversamos sobre el asunto y acordamos que él haría un sondeo por el país. Los compañeros de las federaciones regionales, nacionales y sindicatos de base emitieron su opinión y Manuel me dijo: ‘Realmente la opinión unánime, mayoritaria que existe en el seno del movimiento sindical venezolano organizado es que la fórmula la encabeces tú’. Encabecé la fórmula y ganamos. Esa es la historia.
                “Ahora bien, con Aristóbulo, que de amigo pasó a adversario porque yo no tengo enemigos, gracias a Dios, conversé muchísimo con él respecto de su candidatura. Los candidatos que sonaban para encabezar la plancha del oficialismo eran Pablo Medina y Nicolás Maduro. En una oportunidad, saliendo de un programa con Mingo, no me acuerdo si era Radio Capital, en virtud de la confianza y la amistad que existía entre nosotros en ese entonces, le dije: Mira Aristóbulo te voy a aconsejar lo siguiente, la figura sindical que tiene el régimen es Nicolás Maduro, quien aún no ha dicho si acepta o no encabezar la fórmula de ustedes y de otro lado está Pablo Medina quien sí ha manifestado, es vox populi, que aspira ser presidente de la CTV. No te metas en esto. Sí, es cierto que fuiste dirigente del sector magisterial, pero si Maduro no va, deja a Pablo que encabece, además yo creo que si aceptas, ese grado de hermandad que existe entre Pablo y tú puede romperse. Por otro lado, sabiendo que todo era orquestado por el difunto, le dije infinidad de veces de manera directa y pública: Mire, señor Chávez, no se meta en esto, este problema no es suyo, usted no es dirigente sindical, usted lo que es un militar, deje que los trabajadores elijan sus representantes. Pero Nicolás no se pronunció, Pablo no era del agrado del difunto y allí saca debajo de la manga la candidatura de Aristóbulo.
                “En esa oportunidad que salimos de ese programa, Aristóbulo me respondió: ‘¡No chico, yo no! Yo no aspiro eso, yo estoy en otra cosa’. No fue así, él aceptó ser el candidato del régimen a la presidencia de la CTV. Durante la campaña, a través de los medios de comunicación y en los actos que realizamos en los distintos estados del país  siempre manifesté y lo reitero y ratifico hoy: Mi adversario en el proceso electoral de la CTV no era Aristóbulo Istúriz, mi adversario, mi enemigo, en el buen sentido de la palabra, era el señor Chávez y a él fue a quien derrotamos por meter sus narices donde no debía. Como tú señalas, ciertamente, ahí hubo un inmenso derroche de recursos públicos, porque corruptos han sido desde el inicio del régimen, propaganda de todo tipo, afiches, viajes en avionetas, etcétera, etcétera, etcétera. Nosotros no contábamos con dinero y viajábamos a veces en autobús, a veces en nuestros vehículos y sin embargo, con esa austeridad, desarrollamos una campaña a nivel nacional a favor de la fórmula que presentaba este bloque encabezado por mí, donde participaron otros factores que nunca habían entrado a la CTV, como el caso de Bandera Roja y Causa R que formaron parte del Comité Ejecutivo presidido por mí. El régimen ordenó a sus guapetones de barrio sabotear el proceso y hubo hechos de violencia en algunas regiones, pero la actitud unitaria y valiente de los trabajadores en esas zonas impidió que lograran su objetivo, los trabajadores los espantaron. Fue una derrota aplastante donde el gran perdedor fue el difunto, el señor Chávez, no fue Aristóbulo Istúriz, a quien este designó ministro de Educación una vez perdidas las elecciones.
“Quiero destacar que los cargos que ostenté dentro del movimiento sindical petrolero, desde mi sindicato base hasta la presidencia de la CTV, fueron el resultado de haber ganado los respectivos procesos electorales, no fue que me colocaron allí, no fue una mano que me puso y me dijo quédate aquí, esto es tuyo. Incluida la diputación por el Estado Falcón”.
Asegura que el exilio es muy difícil, muy duro. Sin embargo, no deja de llevarle el pulso al país, no ceja en su enfrentamiento a la dirigencia nacional. En cuanto a la que gobierna dice: “Hasta Guri se secó porque se robaron los reales de la infraestructura del país”.  En cuanto a los otros se pregunta: “¿Cómo es que frente a todo esto de hoy en el país la respuesta de la oposición sea convocar un revocatorio? Te digo, hermano, eso se cuenta y no se cree ¿Tú crees que los venezolanos van a aguantar un año más de régimen? ¿La Constitución no establece otro mecanismo que sea más expedito, más rápido? ¿Por qué no aplicamos ese? ¡Ah no! El referendo revocatorio. Ojalá yo esté equivocado, pero repito, los que se inclinan por dicha vía le están haciendo un gran favor a Maduro, al régimen; los que hablan de esa opción son aquellos que tienen aspiraciones para el 2018, de ser candidato presidencial, y creen que se va a repetir el 6 de diciembre del 2015. No, eso no va a ser así. La gente va a pasarle por encima a oposición y a gobierno, y si nos descuidamos se nos va a montar un gorila y ahí sí es verdad que a correr todo el mundo”.
La misma voz que hace más de una década fustigaba al entonces presidente Hugo Chávez, no mitiga su fuerza de siempre y alerta: “Señores, no hay elecciones para gobernadores, ni revocatorio ni amnistía, ahí no van a liberar a ningún preso político, me duele decirlo, no van a salir, porque eso es una dictadura montada en la legalidad de la democracia. En cuanto a la Asamblea quiero decir algo: si tú tienes un mandato mayoritario del pueblo venezolano, eso es para cumplirle y para actuar inmediatamente a favor de ese pueblo. Entonces si estás consciente que con un TSJ dirigido por magistrados militantes del PSUV, que no tienen currículo sino prontuario porque o son ladrones o son asesinos o narcotraficantes, no hay posibilidad de dictar ninguna ley porque todas las declararán inconstitucional para complacer a Maduro  y conservar el cargo,  ¿cuál es la acción preparada para defenderse de esos malandros? ¿Por qué no los sacaron el mismo 3 de enero, que lo podían hacer invocando el 350 de la Constitución, que son mayoría y que ese mandato se lo otorgó el pueblo?  Yo tengo amigos en la Asamblea Nacional y lo que estoy diciendo es porque estoy preocupado como la mayoría de los venezolanos por lo que está pasando en Venezuela ¿qué se le va  decir a ese pueblo? ¿Que el régimen les tiene todo bloqueado? Pero si para desbloquear el juego es que los eligieron. ¿Van a seguir discutiendo y apoyando leyes para qué? ¿O van a aceptar que si algo ha quedado supremamente claro es que con votos no se tumban dictaduras y que la salida es la calle?”
 
© Alfredo Cedeño

 
NOTA: La próxima semana publicaré la segunda parte de esta entrevista a Carlos Ortega.

 



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