La candidez de ambos abre un abanico de agua mansa
sobre miedos y cicatrices…
Uno duerme, el otro vigila sus mutuas inocencias
y ambos van saltando con algarabía entre sábanas
donde se calientan las ganas de ser libres
mientras el mundo se hace un balón que patear
o una pata de mesa que mordisquear sin piedad…
¿Cómo no bendecirlos al uno y al otro?
© Alfredo Cedeño
¡Qué tierno, ¡Qué hermoso! ¡Qué padrazo!
ResponderBorrarUn fuerte abrazo
Me acorde de mis hijos! Pues si, QUE DIOS LOS BENDIGA!!
ResponderBorrarZafira
Alfredo, gracias por este poema. Llega muy hondamente a mis sentires.Te abrazo mientras siento muchas cosas dentro mío, muchas de mi propia vida.
ResponderBorrarandre laplume.
Que hermosura, que bella imagen (ya veo que no soy la unica que saca fotos a su hijo cuando duerme...jaja...) que momento mas especial, velar por su descanso y por sus "sueños", sus anhelos, sus ansias de ser libres... Me conmueve el entendimiento y los lazos con sus mascotas, esos seres vivos maravillosos que parecieran tener una comprensión única de nuestros estados animicos... me ha encantado Alfredo, un gran abrazo!
ResponderBorrarMaria A. Mónaco
Lindo y tierno Alfredo, mi favorito, abrazos!
ResponderBorrarEnrique Pilozo Campuzano
Muy bueno y muy tierno Alfredo...No los dejes que se empiquen demasiado a la dolce vita, que te veo sustituyendo las bendiciones jaja. Un abrazo amigo.
ResponderBorrarCasiano Cerrillo Domínguez
Ganas de ser libres... y para qué se pregunta uno después. Muy bueno, apreciable Alfredo.
ResponderBorrarJesús Fonseca Rodríguez
Entiendo tu sensibilidad como escritor, es necesaria; entiendo tu sensibilidad como padre, es imprescindible; pero cuando descubro tu sensibilidad hacia la pequeña mascota, me descubro ante tu humanidad. Eso es admirable.
ResponderBorrarFavorito y abrazos
Antonia María Carrascal