“Si algo me cuesta a mí es
mentir, yo no soy Chávez que bañó de embustes y mentiras a toda Venezuela y a
la comunidad internacional. Mucha gente le cuesta creer que realmente yo no
estaba al tanto de lo que iba a acontecer el 11 de abril. ¿Qué pasó el 11 de
abril del 2002? El pueblo en la calle tenía conciencia clara hacia dónde nos
llevaba el difunto que no era otra cosa que hacia el mar de la felicidad
cubano, uno de sus máximos anhelos. Ahora bien: ¿Las condiciones hoy en abril
2016 no son peores que en abril 2002? Indudablemente que sí. Hoy, con un país
totalmente destrozado, invadido por el narcotráfico y el terrorismo
internacional, donde la delincuencia dicta normas y la corrupción da náuseas,
con una población totalmente humillada, pisoteada por la bota militar, ¿qué
sucede, por qué hemos permitido el avance de este proceso robolucionario? Esto
es algo inconcebible y es por lo que vengo criticando sana y constructivamente
a los factores de oposición.”
Quince años después de haber sido
el primero en meterle las cabras en el corral a Chávez, Carlos Ortega sigue
hablando fuerte y claro. “Sé que mi opinión va a causar algunas reacciones
adversas hacia mi persona, pero hablando como venezolano, con el corazón en la
mano, debo decir con toda responsabilidad que el desastre que vive Venezuela no
puede endosársele única y exclusivamente a Chávez, Maduro, PSUV, y a ciertos
militares; ellos han llegado hasta donde están por la complicidad de algunos
factores o sectores de oposición. Esto no lo dice Carlos Ortega, el pueblo
conoce quienes son, los tiene identificados y lo dice abiertamente. Esto es intolerable,
por eso estoy seguro de que en el momento que realmente tengan que rendir
cuentas ante la ley, más de un dirigente que dice ser de oposición tendrá que
pagar junto con la gente del régimen por todo el daño que han causado al país y
al pueblo venezolano”.
Este protagonista del 11 de abril
de 2002, en contra de sus propios deseos y voluntad, no se caracteriza
precisamente por dorarle la píldora a nadie, asegura que ese día lo que hubo
fue una emboscada contra los venezolanos. Al hacer un recuento de aquellas jornadas
no vacila en asegurar que era innegable que el régimen estaba caído. “Ese
pueblo allí no se equivocó, estaba muy claro y no es que hoy sufre de amnesia o
tiene la mente oscura, no, no, el pueblo venezolano sigue estando muy claro, el
problema es que no hay quien galvanice todo ese descontento y lo dirija para
lograr la salida del laberinto en que está el país”.
Rememora una conversación que
tuvo con Pedro Carmona unos días antes del 11A. “Ambos coincidimos en que era
inminente la salida de Chávez y su régimen. Él me preguntó ‘¿Qué pasa si a ti
te piden o te solicitan encabezar una Junta de Transición, qué respuesta vas a
brindar al respecto?’ Le dije: ¿Qué respuesta darías si te lo plantean a ti?
Luego de hacer una apología a la libertad,
la democracia y la estabilidad del país, me dijo: ‘Ese sacrificio yo lo
asumiría’. Le respondí: Ese es un grave error, ni tú ni yo tenemos nada que
buscar en el seno del gobierno, debieras irte para tu presidencia de
FEDECAMARAS y yo me voy para la de la CTV, a realizar el trabajo que como tal
nos corresponde”.
Y así llegó el jueves 11 de abril
del 2002. Evoca la salida de la marcha del Parque del Este hacia Chuao, y cómo
en medio de esa manifestación empezó la gente a vociferar: ‘Pa’ Miraflores, pa’
Miraflores, pa’ Miraflores’. Cuando rato más tarde le tocó intervenir ante los
asistentes que plenaban los alrededores de la tarima ubicada frente a PDVSA-Chuao,
vio el río humano que fluía hacía el palacio presidencial en el centro de
Caracas. “Ahí decidí que nos incorporáramos para acompañarlos hasta el palacio
presidencial, en la decisión que el propio pueblo había tomado. En ese trayecto
recibí varias llamadas de una persona amiga advirtiéndome que si no me salía de
la marcha me iban a matar. Su insistencia fue tal que antes de llegar al Centro
Simón Bolívar me retiré y me fui a la CTV. Para ese momento ya Chávez estaba en
cadena de radio y televisión. En medio de esa transmisión recibo una llamada de
la profesora Marta Colomina, para informarme que estaban masacrando la gente en
El Silencio y que ya había dos muertos. Ya que Chávez estaba encadenado, le
sugerí que hablara con los medios para que denunciaran lo que estaba pasando y
me respondió: ‘No señor Ortega, lo estoy llamando para que usted hable con
ellos, y partan la imagen’. Colgamos y
de inmediato llamé a Alberto Federico Ravell, quien me dijo que ya había cinco
muertos. Le dije que había que partir la
imagen para que, al lado del criminal, el país y el mundo entero vieran la
masacre. Alberto me dijo que él no tenía problemas para hacerlo pero que debía
hablar con los demás canales. Le dije que ya había hablado con Granier, Camero
y Víctor Ferreres y que todos estaban de acuerdo en que si él partía la
pantalla, ellos se pegaban. Alberto me dijo en 5 minutos estaba la pantalla
partida. Lo que no él no sabía era que yo no había hablado con los otros
canales. Por eso digo que si hay alguien a quienes agradecerle que no hubiera
habido más víctimas el 11 de abril es a la profesora
Marta Colomina y a Alberto Federico Ravell. ¡Eso es lo que detiene la mortandad
en el centro de Caracas! Por eso me
llena de indignación ver esta cuerda de malandros, terroristas,
narcotraficantes, celebrando el 11A, festejando la emboscada que el difunto
montó a quienes iban armados hasta los dientes con banderas, pitos, gorras,
muchísimo entusiasmo y una claridad meridiana de que había que salir del
régimen a como diera lugar y esa era la gran oportunidad. Hay que dejar muy
claro, resaltar, que la única vez que Chávez cayó fue el 11A, cuando el pueblo
en la calle lo sacó del poder. Por eso
desde ese entonces y hasta hoy mantengo mi tesis: La calle es la salida.”
Al revisar lo ocurrido luego
afirma que un sector se engolosinó. “No buscaron operador político. A Carmona
lograron convencerlo de que era la persona o la figura indicada. Y también creo
que la improvisación jugó su parte. No sé qué pasó allí, yo no fui al Fuerte
Tiuna”. Al día siguiente lo vio en
Miraflores donde le dijo unas cuantas verdades y luego se marchó a Paraguaná a
ver a sus hijos y su madre, de allá volvió en la avioneta de unos amigos y
aclara que no era de Gustavo Cisneros como muchos han afirmado. No ha vuelto a
hablar con Pedro El Breve, sin embargo hace dos años él estuvo en Lima y lo
llamó. “Me dijo que si podíamos conversar, le dije que sí, que con mucho gusto.
Pero tuve que salir de Lima a hacer un
trabajito con un camión y de verdad lamento no haber conversado con él y ni
siquiera pude disculparme porque no tengo como localizarlo”.
El año 2002 es recordado como un
año de una constante tensión que desembocó en el mal llamado Paro Petrolero.
“Cuando se empezó a hablar de ese paro, lo dije en varias oportunidades, a la
prensa y en el Comité Ejecutivo de la CTV: Si el paro resulta exitoso el éxito
será para aquellos, no para nosotros. Aquellos
llamé a los demás sectores involucrados: partidos políticos, Iglesia,
FEDECÁMARAS, ONG, etc. Aprovecho para recordar que tuve que discutir muy
fuertemente con los sectores políticos porque ellos pretendieron sacar a las
ONG de la Coordinadora Democrática, cosa insólita puesto que queríamos que ahí estuviera
representada toda la sociedad civil, todos los sectores de la vida nacional. Y eso
se logró, al punto que los únicos que faltaron fueron el régimen y los
militares. Y lo que ahora nadie parece recordar es que no había sector que no
me pidiera que convocara el paro. En varias oportunidades les dije: Cuando
ustedes estén listos, cuando haya consenso entre todos los factores para
convocar el paro, se convocará, de resto no. Y así se hizo. Ahora bien, después
que todo el mundo estuvo de acuerdo con el paro, los únicos responsables del
mismo fueron el movimiento sindical y Carlos Ortega. ¿Y los que estaban allí?
¿Por qué no asumen la responsabilidad con un par de cojones todos los que
formaban parte de la Coordinadora Democrática?
“También es bueno decir, y lo digo con la
mayor responsabilidad, los petroleros, que es mi sector, mi componente, mi
raíz, se incorporaron al paro después que el mismo se inició. Más aún, en unas
declaraciones de un dirigente de ellos manifestó que no acompañarían el paro
porque era de carácter político. Ellos se incorporaron posteriormente y debo
decir que se la jugaron bien jugada, los
petroleros pusieron todo, alma, cuerpo, corazón y vida en ese paro. Pero quienes lo pidieron y fomentaron fueron todos,
todos, sin excepción. Quiero que hoy alguien me diga: ‘Yo estuve en desacuerdo
con el paro’. Yo entraba a un
restaurante y la gente coreaba: ¡Paro, paro, paro! Después si salieron diciendo
‘No, no, no, eso fueron los petroleros y Carlos Ortega, ellos son los culpables
de todo esto’. Cuestión que yo tenía clara porque si el paro era un éxito, el éxito
sería de ellos y si era un fracaso, este sería mío. A la final la Coordinadora Democrática
decidió terminar el paro de manera inconsulta, a espaldas del Comando de
Conflicto. Agustín Berrios, Lewis Pérez y Timoteo Zambrano conversaron conmigo
para que fuera yo quien anunciara al país que el paro había terminado. Obviamente
me negué. Sí, el paro debía terminar, pero era necesario evaluar que estaban en
pico ‘e zamuro nada más y nada menos que más de veinte mil trabajadores que el
loco ese, el irresponsable de Chávez, había despedido. No obtuve respuesta y en
la misma reunión dije: Señores hasta hoy acompaño a la Coordinadora
Democrática, me retiro de esto. Y no volví a la Coordinadora Democrática. Es
necesario recordar, sobre todo a los jóvenes, que todos esos trabajadores no
solo perdieron sus años de servicio en la industria, sino que encima el régimen
les robó sus prestaciones y los demandó por cantidades exorbitantes por el
supuesto daño, cuando quien acabó con PDVSA fue Chávez y su caterva de
corruptos y ladrones encabezada por Rafael Ramírez, y lo más grave, la industria petrolera perdió
a los técnicos y personal que la llevaron a ser la tercera en el ranking
mundial y en cuya formación el Estado invirtió dinero y tiempo. Muchos de esos
profesionales fueron captados por empresas petroleras a escala internacional y esos
venezolanos han conducido de manera exitosa a varias de ellas, el ejemplo más
cercano es Colombia. Cuando ahora veo a la gente pidiendo paro indefinido, y recibo
mensajes en ese sentido de muchos que coinciden con mi tesis, desde hace catorce
años, de que la calle es la salida… ¡Ironías de la vida pues...!”
Obviamente era imposible no
hablar de lo ocurrido en el Referendo Revocatorio: “Pasó lo que siempre ha
pasado en todos los procesos electorales realizados en el país bajo este
régimen: Fraude. Claro que hay muchos dirigentes de oposición que discuten el
punto, dicen que no ha habido fraude nunca, que Chávez ganó en buena lid todas
las elecciones, etc., para mí la única que ganó fue la presidencial del 98. ¿Y
por qué juran que el difunto ganó todo? Unos porque de verdad lo creen así,
otros por ignorancia y otros porque no es un secreto que muchos de ellos se han
beneficiado con este proceso. No es mentira que a muchos de los que se dicen ‘líderes
de oposición’, les conviene que el régimen siga porque los ingresos que han
obtenido en estos trágicos 17 años de castrochavismo son sumamente cuantiosos.
Tampoco es un secreto que ha existido un colaboracionismo y un cogobierno con
el régimen. Los rojitos han llegado donde están porque se lo hemos permitido.
Con todo respeto, la dirigencia de oposición tiene que cambiar la estrategia,
no puede seguir con esa pasividad, pensando que el régimen caerá por sí mismo,
que como Chacumbele él mismito se mató, porque hasta ahora los muertos somos
todos nosotros. ¿Hasta cuándo esa tesis de que el régimen se va a desgastar?
¿Dónde está Venezuela en los actuales momentos?
“Claro que sería irresponsable y
mezquino de mi parte meter a toda la dirigencia de oposición en el mismo saco,
indudablemente que ahí hay gente con muchos valores morales, gente decente,
pero también hay más de un vagabundo y se los he dicho: Echen a patadas a esos
corruptos, a toda esa gente que ha hecho negocios con el régimen y que ha
utilizado a ese pobre pueblo para llenarse los bolsillos a costa de su
necesidad y sufrimiento. Hay mucha gente de oposición responsable de este
desastre y ellos saben que estoy diciendo la verdad, aunque no les guste. ¿Dónde
está la acción de la dirigencia de oposición, hechos no palabras, ante el
saqueo del erario público cometido por estos malandros? Han llevado el país a
la ruina, no hay comida, medicinas, seguridad, bebés muriéndose por falta de
incubadoras y en las que hay ponen 3 y 4 juntos, la delincuencia campea amparada por el
régimen, las familias hacen colas toda
una noche para comprar dos paquetes de arroz, dos paquetes de harina pan y un
jabón, si acaso consiguen, mientras el régimen regala dinero y equipos a otros
países”.
Considera
que si la Asamblea Nacional no detiene el avance del Poder Ejecutivo, de Maduro
y el TSJ, van a desgastarse velozmente. “El desencanto y la desesperanza del
pueblo, hoy, son más grandes que antes del 6D y eso va a afectarnos
enormemente. Da la impresión que están jugando allí es distrayendo el tiempo,
pensando en la elección de gobernadores y en los que quieren ser presidente de
la República y mientras tanto el desgaste nuestro fortalece al régimen.” Por lo
visto no soy el único que rechaza lo que he denominado ‘estrategia del
manguareo’. Ortega abunda: “¿Qué va a pasar allí? No descarto, y también se lo he dicho a
muchos de ellos, que esa Asamblea Nacional desaparezca. Coincido con mi amigo
Diego Arria en que la AN está sentenciada a muerte, ya sus voceros, incluso el
mismo Maduro, se han dado el lujo de anunciarlo. Vuelvo y repito y hasta la
saciedad lo diré, es una crítica constructiva, con el único propósito de que
hagan las cosas como tienen que hacerlas porque sé que tienen capacidad y
formación para ello. Basta de hablar, hay que reaccionar, hay que actuar, el
pueblo está clamando por la acción de la dirigencia opositora. Basta de jugadas
en función de cada cual. Candidato presidencial… ¡Capriles que se vaya para su
gobernación!, que atienda esa vaina de gobernación, ¿qué coño está haciendo con
recorrer el país? ¡Si ya todo el mundo lo conoce! Él no tiene necesidad de
recorrer el país, él lo que tiene que decirle al país es por qué carajo
permitió que se cometiera un fraude con él, eso es lo que le tiene que explicar”.
El
que fuera arquitecto de las mayores derrotas que sufrió Chávez, también narra
su fuga desde Ramo Verde. Desmiente la versión que algunos personajes del mundo
de la inteligencia militar manejan
sobre supuestas comunicaciones desde los alrededores del penal con él, las
cuales se llevaban a cabo con unas linternas, según había denunciado una capitana
destacada allí. “A la gente le gusta inventar mucha vaina, no tienes idea. La
evasión, porque no fue fuga, ¿por qué se da?, ¿por qué se produce? Simple y
llanamente porque en el propio seno de las Fuerzas Armadas había, y hay, gente
molesta y consciente de que con uno se estaba cometiendo una injusticia. Eran
los militares, nuestros propios carceleros, quienes decían que cómo era posible
que uno estuviese preso en Ramo Verde mientras los corruptos chavistas estaban
libres y algunos dirigentes de la oposición se reunían en horas de la madrugada
en Miraflores con Chávez para negociar. Esto último lo decían militares
destacados en Ramo Verde pero que venían
de Casa Militar. Esos nombres llegará el momento en que los diré. Hasta
esa traición hemos tenido nosotros. Para evadirnos, por supuesto que tuvimos
apoyo de los militares pero eso de las luces y la capitana no es verdad, jamás
ocurrió. Nos evadimos, en cinco minutos logramos salir y nos descubren doce
horas después. No tuvimos miedo. Los coroneles Jesús y Darío Faría, su sobrino,
el capitán Rafael Faría y mi persona estábamos resteados. Salimos por la cerca,
por donde está la virgen, a mano izquierda por toda esa orilla, tomamos la
calle; más adelante una camioneta nos recogió y llegamos al interior del país.
Al mes, aproximadamente, tuve que regresar a Caracas. Pase cuatro meses
clandestino luego de evadirme. El régimen me buscó por todas partes, Puerto La
Cruz, Guárico, Cojedes, Falcón, Zulia y yo estaba en Caracas”.
Su
salida definitiva fue por mar desde su Falcón adoptivo. “Debo decirte que desde
el momento en que llegué a Ramo Verde mi meta fue fugarme. El día de la
sentencia le dije a la juez que podía estar segura de que esos 16 años los
pasaría en la cárcel la señora madre de Chávez, y ella entendió o supo que le
estaba hablando en serio porque cada vez que podía me llamaba a Ramo Verde,
incluso en días de visita, para confirmar que yo estaba en el penal. Por eso,
desde mediados del 2005, previo contacto con gente amiga en Perú, compañeros
del APRA, ya tenía asegurada mi venida a este país. En noviembre de 2006,
cuatro meses después de evadirme, unos compañeros de partido vinieron a Lima a ratificar lo que ya estaba
acordado con el propio Presidente Alan García, quien me conocía y de inmediato,
dijo ‘Como no, tráiganlo para acá, yo le doy el asilo’. Entonces tomé el avión
que me trajo a Lima, aquí me recibieron mis compañeros de AD y del APRA y aquí
estoy todavía, hace 9 años.”
En
la actualidad sobrevive dignamente en la capital peruana, no deja de reconocer
que es muy duro. “Vivir lejos de tu familia, de tu patria, aprender costumbres
y formas nuevas y distintas de vida, no es fácil ni sabroso. Esto me ha tocado
dos veces porque llevo dos asilos con este régimen oprobioso. Por eso me da
muchísima lástima más bien, cuando algunos venezolanos o cubanos tarifados del
régimen, pretendiendo descalificarme dicen en las redes sociales que estoy en
mi exilio dorado, que disfruto de comodidades, algunas de las cuales ni
siquiera tuve en Venezuela, que es muy fácil hablar desde afuera, etc. A todos
esos les recuerdo que por hablar muy claro y luchar muy duro desde adentro es
que estoy fuera. Sobran mis advertencias públicas tanto al país como a la
comunidad internacional sobre quién era el Sr Chávez, a dónde conducía al país
y el riesgo que representaba para la región. Yo quiero que destaques Alfredo,
por favor, y no voy a hablar de los demás, voy a hablar de Carlos Ortega, que
yo me jugué el pellejo, mi vida, la de mis hijos, la de los trabajadores, para
que Venezuela no viviese lo que está viviendo en los actuales momentos si me
toca volverlo a hacer lo hago y si no estoy en mi país en estos momentos,
trabajando clandestinamente, es porque no ha habido forma de organizar una
resistencia como se necesita, amén del temor a ser delatado hasta por los
propios”.
El
exilio no le impide mantener tomado el pulso al país. “Con lo que voy a decir
seguramente van a calificarme de conspirador, de golpista, etcétera, etcétera.
No. Yo soy demócrata, aquí los únicos golpistas son ellos dirigidos por el
golpista mayor, que lamentablemente desapareció, y digo lamentablemente porque
no va a pagar el daño que le hizo al país, al pueblo y a las instituciones. La
animadversión hacia los militares, el que existe desde la sociedad civil hacia
ellos, es el resultado de la destrucción institucional implementada por el
difunto, al colocarlos en cargos para que se corrompieran, orden que cumplieron
cabalmente, huelgan ejemplos de militares que con el sueldo de retirados tienen
hasta aviones, también les permitió que se convirtieran en unos vulgares
narcotraficantes, porque el gran capo de la droga en el país fue el Sr Chávez.
Por otra parte, ese rechazo hacia el componente militar también se debe a su
propia conducta al no reaccionar y hacer cumplir la Constitución, más cuando es
del conocimiento público que aceptan órdenes de militares y civiles cubanos y
que han permitido la invasión de las FARC y el ELN, de la narcoguerrilla
colombiana. Eso hay que resolverlo porque, queramos o no, nos guste o no,
necesitamos del sector militar. Sé que allí no todo está perdido. El daño está
hecho, por supuesto, pero en el seno de las fuerzas armadas, aún hay una sólida
reserva de militares demócratas e institucionalistas, y es a ellos a quienes
les toca dar un paso al frente junto a la sociedad civil para salir de esta
tragedia. Es a ellos a quien les corresponde rescatar la credibilidad de su
componente ante la sociedad civil porque el difunto logró lo que no había
logrado nadie: que el pueblo venezolano perdiera la admiración y el respeto
hacia las Fuerzas Armadas. Les toca a ellos reivindicar su profesión no sólo en
el país sino a nivel internacional. No pueden seguir aislados del resto de la
sociedad. La alianza cívico-militar es necesaria para rescatar la democracia,
para defender la patria. La unidad cívico-militar debe producirse. A los
militares hay que buscarlos, los militares son venezolanos, los militares
tienen que dejar de ser una vergüenza para el país, pero ellos tienen que poner
de su parte. Tenemos que levantar a nuestras Fuerzas Armadas y que regresen a
sus cuarteles a defender la Constitución, la democracia y la libertad”.
Considera
que necesariamente se debe ir a un proceso de reconstrucción del país, de
PDVSA, de las empresas de Guayana, de la moralidad: “Que se tenga un TSJ
realmente que garantice la justicia, que brinde
confianza a los inversionistas. He visto al nuevo ministro de economía y
al propio Aristóbulo hablando de que hay
inversionistas que quieren ir a invertir a Venezuela… ¡Será vendados y con las
manos arriba!, en Venezuela no hay quien invierta un céntimo de dólar, ¿cómo
van a invertir? Ahí no hay seguridad política, no hay seguridad jurídica. Mi
mensaje final es: La Unidad. Y que la MUD si realmente quiere y ama al país, y
quiere definitivamente salir de esto, hay que hacerlo por cualquier vía. Un
gobierno de estas características hay que sacarlo por cualquier vía, por la vía
electoral no es posible. Emplacen de una vez con nombre y apellido a toda esta
cuerda de bandidos que están en el exterior súper millonarios, que eran unos
alpargatúos, unos pata en el suelo, y hoy son una gente llenas de real, son
tres o cuatro veces más millonarios que Gustavo Cisneros y Lorenzo Mendoza, y
esto hay que decírselo al pueblo. El pueblo, como ya te dije, tiene un alto
grado de descontento y la estrategia del régimen es avanzar en eso, lo cual me
preocupa mucho, de sembrar la
desesperanza, que el pueblo se acostumbre, se resigne a vivir en condiciones
infrahumanas como viven los cubanos. Y repito, para aquellos que me adversan
del sector opositor, lo que manifiesto acá lo hago con meridiana claridad,
están a tiempo de corregirse, de rectificar, de reflexionar, a un pueblo no se
le engaña así como han engañado tanto los unos del sector gobierno como los
otros del sector de oposición, y lo digo no para descalificarlos, es para que
se hagan una auto revisión de la actuación, de la conducta de ellos como
dirigentes, por supuesto que no son todos. Claro, que no son todos”.
Al
despedirse me dijo: “Cuando yo hablo con esta soltura y esta vehemencia es
porque no le debo nada a nadie y tengo los pelos en la mano”.
© Alfredo
Cedeño