En mi artículo
anterior hice referencias al “ilustre” presidente de nuestra Asamblea Nacional
y su vocabulario exuberante que rivaliza y, algunas veces, supera a los
vocingleros rojos. Un querido amigo, cuyo nombre no viene al caso ya que fue en
privado como se dirigió a mí, me dijo: “Siempre te las ingenias para aprovechar
cualquier tema para disparar con capacho verde a Ramos”. Me limité a contestarle:
“¿Acaso miento en lo que digo?” Hoy
quiero de nuevo tocar al vociferante presidente del poder legislativo a raíz de
sus declaraciones el pasado viernes a propósito de la decisión del Consejo
Nacional Electoral de postergar la recolección de firmas para activar el
referéndum revocatorio.
Fueron más de
diez minutos de verbo picaresco revestido de ilustración, una verdadera
representación de lo que es un bellaco talentoso. Faltándole poco para concluir su intervención
con no poco asombro le escuché decir: “Que todo el mundo participe activamente sin
necesidad de convocatorias especiales y de explicaciones que ya no son menester
hacer, todos sabemos lo que está pasando, y todos tenemos que salir en defensa
de nuestros propios derechos. Y si bien la dirigencia, por razones específicas
de la coyuntura, tiene que asumir las principales responsabilidades, esta es
una responsabilidad colectiva de todos los venezolanos que quieran tener país”.
Es decir que, una vez más, el desastre en que permanece sumergido el país por
obra y gracia de la casta política venezolana se pretende endosar, por santa
voluntad de sus altaneras majestades, a la colectividad.
El desaforado
legislador con sus palabras se echó al coleto a sus compañeros de dirigencia, y
los hizo quedar como una especie de gerencia de asuntos sin importancia. Sin olvidar
que sus palabras son una peligrosa arma de doble filo que, como ya es costumbre
en nuestros políticos, será empleada en el momento menos indicado contra la
propia ciudadanía. No pasará mucho tiempo para que aparezca diciendo que fue la
no participación de la gente la que hizo imposible que la inmaculada estrategia
ideada por ellos fuera exitosa. ¿Por qué será que la gente no les hace el más mínimo
caso? ¿Acaso no está “el pueblo” harto de esa troupe deslucida y mañosa que gusta de hacer lo que le da la gana
cada vez que se le antoja sin consulta alguna a nadie?
Por si todo esto
fuera poco, nuestro diputado Henry Lisandro remata sus palabras pidiendo, con
voz de buhonero del mercado guajiro de su Valencia natal, que para la sesión ordinaria
del día domingo 23 de octubre de 2016 a las 11:00 am, convocada por el secretario
Roberto Eugenio Marrero Borjas, donde se lee: “1. Debate sobre la restitución
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el orden
constitucional y la democracia.”, se compre refrescos y cotufas. En pocas
palabras: Compren el pan que nosotros les daremos el circo.
Todo esto ocurrió
mientras pasaba a un segundo plano noticioso la libertad condicional del
excandidato presidencial Manuel Rosales, que fue otorgada el miércoles en horas
de la noche. Por lo visto el gesto oficial fue debidamente agradecido por su
esposa, la alcaldesa marabina Eveling Trejo de Rosales quien apareció el jueves
firmando junto a los también alcaldes opositores de Lagunillas, Francisco
Javier Pulgar, La Cañada, Valmore Rodríguez y Catatumbo, un documento en el cual
deciden avalar el presupuesto nacional presentado por Gofiote Maduro ante el
TSJ y: “Acatar la orden de la Presidencia de la República, en beneficio de las
comunidades que representamos.”
Mientras tanto el
señor Rosales disfruta de su casa por cárcel en un “modestísimo” apartamento
que está ubicado en la “humilde”
barriada caraqueña Los Palos Grandes.
Los vecinos de la zona no salen de su asombro por la no vigilancia de
tipo alguno que tiene este caballero en su lugar de reclusión, al mejor estilo
de los pranes por lo visto. Abunda mi informante: “No hay SEBIN, no hay
policías, no hay guardias, aquí no hay nadie, lo que hay es una entradera y
salidera de amigotes empezando por el tal Timoteo Zambrano. Está a cuerpo de
rey con tragos y catering incluidos.”
De este
apartamento donde este digno representante de la satrapía política purga su
pena se ha dicho que pertenece a Heliodoro Quintero, dirigente del partido
fundado por Rosales, UNT, y de quien se han señalado sus vínculos con el financista
de los abogados de los narcosobrinos en New York, el inefable Wilmer Ruperti.
No se olviden que Quintero fue el mismo que grabó en el año 2012 a Juan Carlos
Caldera recibiendo 40 mil bolívares para su campaña a la Alcaldía de Sucre de
manos de Luis Peña, el asistente de Ruperti.
¿Cómo impedir las
arcadas que provocan todos estos caballeretes? ¿Cómo no escribir de esta
seguidilla de canalladas de un grupo de asaltacaminos que pretenden seguir saqueándonos
a cara descubierta? Seguramente algún fanático de la “pulquérrima” MUD saltará
a señalarme como asalariado del G2 cubano, nuevo apotegma con el cual pretenden
hacernos callar a quienes no dejaremos de llamar cada cosa por su nombre.
© Alfredo Cedeño
Buenos días, Alfredo. En estos momentos no me parece oportuno tu ataque. Creo que, a pesar de todo, hay que formar unión con unos y otros en la resistencia (eso dijo Ramos) porque ahora sí se está instalando definitivamente el comunismo clásico de la peor especie. O hacemos de todo y con quien sea o nos jodimos de verdad verdad por los siglos de los siglos. Por otra parte, eso de que nadie los hace caso te lo desmintieron ayer las mujeres. Le hicieron caso a María Corina y a la mujer de Leopoldo, o sea, a Voluntad popular también. Si salimos de ésta, ya habrá tiempo de descargarlos. Un abrazo fuerte, angustiado, asustado y esperanzado con esfuerzo.
ResponderBorrarAlejandro Moreno