Yo, hijo díscolo de la orgullosa Caracas
regreso a sus calles con humildad
lastimado por un villorrio mezquino y arrogante.
Mi ciudad sonríe cómplice y bulliciosa
me aturde sin preguntar
sólo se me abre complaciente y volvemos a jugar.
© Alfredo Cedeño
Linda fotografía Alfredo, con una ciudad así quién no va a regresar. Que bien que estás de vuelta.
ResponderBorrarAraminta Solizabet Gálvez García
Que bellos versos Alfredo!, la tierra de uno es como la familia, no la escojes pero te corre por las venas . Abrazos.
ResponderBorrarSoraya Villal
¡Alfredo, hay tanta familiaridad entre vos ella que con pocas palabras está todo dicho!
ResponderBorrarUn abrazo
Martha Alicia Lombardelli
Bien lo has dicho al final...
ResponderBorrarMi querido amigo pródigo, un fuerte abrazo.
Me gustó.
Rodolfo de Jesùs Chàvez Mercado
Me gustó
ResponderBorrarAmaia Villa
Como siempre mi buen Alfredo manteniendo esa calidad literaria que te distingue. Síguenos deleitando con tu obra. Un abrazo grande para ti.
ResponderBorrarJosé Manuel Villagómez Cadena
Me gustó mucho, cuántos pródigos desperdigados. Rake
ResponderBorrarLa vuelta a la ciudad, curioso, cuando la tendencia general es al revés, si bien es cierto que se trata de una vuelta, no importa el sentido. Tan atinado como siempre, Alfredo. Saludos
ResponderBorrarJosé Rodríguez Infante