Había
una vez un país conducido por mujeres y hombres que no tenían miedo a jugarse
la piel por darnos una vida mejor. Había un tiempo en que los galones de político
se los ganaban en la calle muchachas y muchachos que no vacilaban a la hora de
correr riesgos. Había un país que se nos desapareció en la cara, gracias a los “herederos”
de aquellos forjadores, y de lo cual ahora nadie quiere darse por enterado,
mientras se dan golpes de pecho y vociferan exigiendo una sumisión absoluta a
sus desplantes de atorrantes pedigüeños. Al final de este cuento hay una casta
de caciques que repiten antiquísimos modelos: se alían con el enemigo para
hostilizar y desechar al vecino que no se deja controlar.
Esa
piara de mandamás son los que llevamos años viendo aglutinarse en diversos sindicatos
opositores, que más bien parecen dedicados a “hacerle la tarea” al gobiernucho
que padecemos. Y antes de que salten unas cuantas, y otros tantos, a exigirme deje
en paz a los partidos, quiero reiterar por enésima vez: los partidos son bienes
necesarios que permiten a la ciudadanía articularse para lograr el bien común.
Mas eso no es lo que ocurre con quienes los capitanean en nuestro país, y
muchos otros, ¡qué tampoco gozamos de la exclusiva!, donde hacerse “dirigente”
es el sueño dorado de unos cuantos mangasmeadas que andan buscando la mejor
manera de medrar, y tener una corte de acólitos que los aúpen en sus necedades.
Lo que no dejaré de insistir es en la
urgente necesidad que tiene el país de salir de esa recua de inútiles devenidos
en Sanedrín.
Esa
malhadada cofradía ha logrado secuestrar de manera increíble la voluntad de
todo el país, y suelen montar en cólera cuando algunos reclamamos sus
malandanzas. Una de sus jugadas recurrentes es alimentar la esperanza de manera
desenfrenada, al mejor estilo de: ¡este domingo sí pegamos el cuadro con seis!,
para despertar luego, con la secular resaca del lunes, sintiéndonos más miserables,
ahítos de impotencia. En estos días repiten con recurrencia de loro ferial que
los números de Maduro garantizan su derrota. Y se pavonean por las aceras del
pueblo con aires de perdonavidas. Pobres infelices. Serían una morisqueta de no
encerrar una tragedia en ciernes tan irresponsable actitud.
Ahora
ninguno recuerda las cifras que se manejaban un poco menos de 14 años atrás sobre
la gestión del comandante eterno. Hay una nota publicada por Carlitos Subero el
lunes 12 de noviembre del 2001 en la que informaba sobre la encuesta realizada
por el Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD) entre octubre y
noviembre de ese año. Las cifras de aquel momento revelaban que 69,6%
responsabilizaba a Chávez de los problemas del país y 85% creía que el
presidente debía cambiar su actitud ante el país. ¿Quieren una debilidad mayor?
¿Qué hizo en ese momento la dirigencia opositora? ¿Acaso se impuso el sentido
común y se articuló una real unidad para poder rescatar el país? Bien sabemos
que no, que el canibalismo imperó y que si algo han aprendido en estos largos y
oscuros años ha sido a maquillar sus triquiñuelas. Las zancadillas siguen
presentes, los empujones están a la orden del día, el “pescueceo” impone sus
reglas de manera clara.
Aterra
ver la manera tan alegre como se nos habla y dicen lo que saben que se quiere oír
en la calle. No hay un manejo claro y veraz de los riesgos que se corren, y con
singular miopía están convencidos de que esa gran mayoría descontenta con el
bigote bailarín es una corriente de votos segura para su molino. Las
descalificaciones del señor en cuestión son copiosas, la subestimación es proverbial,
el eterno juego para desestimar al contrario impone la normativa. Bien sabemos
que cuando en nuestras tierras se quiere sacar a alguien del juego se le tilda
de puta, bruto o ladrón. No preciso especificar todo cuanto le han endilgado al
hombre que le hablan los pajaritos. Aclaro: No pretendo convertirlo ahora en la
versión tropical, bigotuda y payasesca de Churchill, pero no es gratuito que sea
quien está desempeñando el cargo que ocupa por ahora. De nuevo reviso mi
archivo y encuentro unas declaraciones que él, como vocero rojo le diera el
jueves 20 de junio del 2002 a Taynem Hernández
donde proponía que oficialismo y oposición pactasen una tregua política
nacional que conjurara la violencia y le diera estabilidad al país. ¿Fue
gratuito que Maduro fuera quien actuara en esa ocasión como agente de
distracción en un momento de tanta tensión como la de aquellos días? Insisto,
se juega a descalificar y se peca de ingenuo o de tonto redomado creer que así
se inutiliza al adversario.
Dirán
que no doy tregua a “nuestros” dirigentes, pero es que esta camándula de
ineptos no debe ser dejada de su cuenta o volverán a dejarnos con el culo al aire.
Cito apenas dos ejemplos. El primero es una mera cuenta de los representantes
electos al Congreso Nacional en el año
1998. En aquellos días los principales partidos de lo que hoy llaman oposición
sumaban 32 senadores y 114 diputados; mientras que el finado comandante sumaba
19 senadores y 76 diputados… ¡Y se bajaron los pantalones sin chistar! El
segundo botón de muestra fueron las cifras obtenidas semanas más tarde en las
elecciones presidenciales, donde hubo una abstención de 36,6% y al año siguiente
los rojos impusieron, porque así les salió de sus mesenterios, una Asamblea Constituyente
a la cual la Corte Suprema de Justicia le ratificó la “supraconstitucionalidad”,
con lo cual, además, se autoimpuso un bozal, y de ello nunca nadie les ha pedido
explicaciones de semejante imbecilidad. ¿Confianza en quiénes? ¿En semejante serrallo de serafines? Está bien
que pequemos de tontos, pero al menos que el capirote, que nos quieren
encasquetar, se lo pongan entre ellos mismos. Es hora de unidad, pero también
lo es de transparencia, y en eso no hay que cejar, para que realmente esa unión
sea blindada, incluso a prueba de los inútiles que por tanto tiempo han reinado
en nuestro campo. Es hora de limpiar, y a fondo, sin dejar de tener presente
que la ley entra por casa. Debemos lograr que los batracios regresen a sus charcos.
© Alfredo Cedeño
Te respondo desde Verona, Italia, donde he dado algunas charlas a los que se preparan para misioneros en América Latina sobre antropología y diferencias culturales. Tu crítica les cae perfectamente a nuestro dirigentes de la oposición. Veremos qué se les ocurre en los próximos días a unos y otros. Supongo que has visto la encuesta de Keller. Y sin embargo no me fío. Un abrazo.
ResponderBorrarAlejandro Moreno
Excelente, ese canibalismo y falta de vision de la dirigencia opositora ha ayudado al regimen a hacer lo que le da la gana ,por medio de negociaciones secretas con fines turbios, llamar radicales a los que muestran real voluntad de confrontar y criticar al regimen.
ResponderBorrarLos verdaderos lideres de la oposicion los que muestran deseos y se perciben comprometidos a que haya un cambio y el pais se enrumbe hacia el progreso, democracia y bienestar comun están presos, inhabilitados o exilados por causa de procesos Kafkianos elaborados por el regimen y la misma oposicion sumisa y canibal no da muestras reales de solidaridad de apoyo de voluntad hacia esos presos e inhabilitados politicos. Se ve mayor esfuerzo en ese sentido de parte de personalidades y organismos extranjeros
Etanislao Vergara ·