“La última elección limpia, como dijo Carlos
Ortega, fue la elección de Chávez como presidente la primera vez, de ahí para
acá todas han estado plagadas de vicios y yo tengo bastante que decir al
respecto”. Quien habla es ingeniero de
sistemas, miembro de una de las tempranas cohortes en dicha disciplina de la
Universidad Central de Venezuela, cerca de cumplir los setenta años, con varias
posibilidades para instalarse en el exterior, está decidido a no irse del país
pese a todos los riesgos. Yo no voy a
sumar uno más, así que reservo su nombre para mejor ocasión, pese a su
disposición a revelar su identidad. También
dejo acá escrito, aunque deteste “los chistes explicados”, que sigo sin tener agendas
ocultas y mi único interés es que quienes me leen puedan sacar sus propias
conclusiones, libres de los eternos juegos tras bastidores de nuestras
dirigencias.
“Mis amigos y colegas María Mercedes Febres
Cordero, Bernardo Márquez y Alfredo Weil han hecho varios aportes,
suficientemente fundamentados de cómo estos señores han hecho toda clase de
fechorías para irrespetar la voluntad popular. Quiero primero abundar con Meche
y Bernardo quienes hicieron el primero de ellos al redactar un trabajo que se
publicó hace ya casi diez años en International
Statistical Review, publicación del International Statistical Institute, fundado
en 1885, la organización más antigua y con más prestigio en cuestiones
estadísticas a escala mundial. Así que te puedes imaginar la cantidad de
filtros, como buena publicación arbitrada, por la cual pasaron ellos para que
su investigación fuera divulgada”.
Él habla de A
Statistical Approach to Assess Referendum Results: the Venezuelan Recall
Referendum 2004 (Un método estadístico
para evaluar resultados de referéndum: el referéndum revocatorio venezolano
2004) donde Febres y Márquez, utilizando la data suministrada por el propio
Consejo Nacional Electoral (CNE), se dedicaron a escarbar, basados en una serie
de mecanismos estadísticos, en la búsqueda de posibles anormalidades. Asegura
mi informante que a ellos se les dispararon las alarmas cuando encontraron
centros electorales, con cinco mesas, en las cuales se producían sustanciales
diferencias en los resultados de una y otra estación para votar. “Es
absolutamente imposible, desde el punto de vista matemático y estadístico, que
tengas en el mismo sitio un escrutinio donde la oposición obtenía 60% y en otro
40%. ¡Eso si es una demostración de una irregularidad!, y es donde ellos
aplicaron lo que se conoce como un test de medias, y donde dijeron: Esto una
prueba de que hubo anomalías. Y se dieron muchos centros de votación con cifras
similares”.
Él, que conoce mi lerda condición cuando de
cuestiones numéricas se trata, me explica con paciencia franciscana que si
tomas las cifras de un centro de votación donde, por ejemplo, el promedio es de
53% eligiendo la opción opositora, y notas diferencias significativas entre las
distintas mesas electorales que integran dicho punto, hay algo extraño. “El
concepto básico es que si lanzas una moneda al aire veinte veces, te pueden
salir catorce caras, y seis sellos; pero si la lanzas 450 veces te tiene que
salir más o menos 225 y 225, ¡alrededor de!, por supuesto, salen 230, 220, pero
alrededor de ese número, estadísticamente eso se puede medir. Ahora, sí lanzas
una moneda 450 veces y te salen 350 caras, dices: Esta moneda está mala, o
estoy haciendo algo para que salga cara o salga sello. Eso se llama desde
finales del siglo XIX test de media, o test de Pearson, o test de chi-cuadrado.
El punto es que no puedes conseguir diferencias importantes en un mismo sector,
porque si aceptas diferencias importantes entre las distintas mesas, que los
porcentajes son distintos, es como aceptar que hay alguien parado en la entrada
del centro electoral y dice: Los votantes del SI diríjanse a la mesa 1, 2 y 3; y
los votantes del NO a la 4 y a la 5. Eso no se puede dar, y de ocurrir se ven discrepancias
significativas, porque hubo alguien que dirigió votantes o votos hacia las
distintas mesas”.
Me asegura que su intención es hacer una
contribución. “¿Aportar algo para qué? Para minimizar el impacto negativo o
como se diría al estilo de Henry Ramos Allup, tan de moda en estos días, para evitar las malandrerías
del régimen. No me voy a meter en la decisión política de ir o no al referéndum
revocatorio, ya hay una decisión tomada: vamos al referéndum revocatorio, lo
que se trata es de decirles las advertencias que nosotros tengamos que decir,
porque yo sí creo, igual que Carlos Ortega, como también lo cree Meche,
Bernardo y Alfredo Weil, un amplio conocedor del sistema electoral, que de todas
las elecciones que se han hecho, la última limpia fue la de 1998. Pero,
insisto, mi posición no es cuestionar la decisión política. Yo no soy político.
Mi intención es apoyar para minimizar el impacto de todas las cosas que puede
hacer el régimen para cambiar la decisión popular en el referéndum revocatorio,
ese es el tema.”
Admite ser un admirador de la vocación policial y
el trabajo de los agentes de la ley, pero que esa no es su inspiración. “Ese no
es mi fuerte, yo puedo decir: He detectado estas anormalidades, pero no me
pidan que haga trabajo detectivesco, y decir quién las cometió, o que yo presencié,
o esto lo hicieron los cubanos y el jefe de la mafia era Fulanito de Tal,
repito: no soy detective. Ocurre que nuestros comandos políticos están llenos,
como tú bien lo sabes, de abogados, algunos muy respetados, y muchos de ellos
penalistas, entonces quieren ver quién fue el que cometió el fraude. Ninguno de
nosotros puede responder eso. Yo presencié a finales del 2004 a Enrique Naime
preguntárselo a Bernardo Márquez, menos mal que lo agarró de buenas, quien le
respondió: ‘Pero es que yo no soy detective vale, si tú quieres una prueba fiel
de esto, pide los cuadernos electorales, y allí vas a poder ver que los votos
que te están reflejando algunas actas no corresponden’. Para explicártelo en
otras palabras, lo que nosotros hemos hecho con todo esto es como cuando llega
un forense y hay un muerto, él te dice si murió de una muerte natural, y dice:
No, este señor fue asesinado, no me pida a mí decirle quién lo asesinó, no lo
sé, pero este no murió de infarto, a este le han clavado puñaladas por todos
lados, le dieron golpes, le hicieron de todo para que se muriera. Eso es lo que
puede decir. Y yo te digo con toda
responsabilidad que la voluntad popular venezolana ha venido siendo tasajeada
inclementemente en las elecciones.”
Esta persona no sólo cita el trabajo de Febres y
Márquez, así como otro que ellos hicieran junto a Alfredo Weil en años
recientes, también menciona el trabajo de la doctora Isbelia Martin, profesora
de la Universidad Simón Bolívar, que fuera publicado en Statistical Science, publicación del Institute of Mathematical
Statistics, Venezuelan Presidential Recall Referendum (2004 PRR): A
Statistical Analysis from the Point of View of Electronic Voting Data
Transmissions, (Referéndum
revocatorio presidencial venezolano 2004: Un análisis estadístico desde el
punto de vista de las transmisiones electrónicas de datos electorales). En
dicha investigación la profesora Martín demuestra una serie de irregularidades
sobre la transmisión de los datos electorales durante el referéndum del año
2004. Debe señalarse que para su estudio
ella revisó la data de 18.692 máquinas de votación, lo cual representa 98,05% de
las 19.064 utilizadas en el mentado revocatorio. Entre sus conclusiones destaca lo siguiente: la presencia de una dependencia lineal de bytes de datos transmitidos en las votaciones en ambas direcciones en la comunicación entre servidores y máquinas sugiere que los votos fueron intercambiados en un grupo de máquinas.
Nuestro informante además de mencionar la obra de
la profesora Martín, abunda con el elaborado por Luis Pericchi y David Torres, del
Departamento de Matemáticas de la Universidad de Puerto Rico, quienes estudiaron
el fenómeno de la repetición de los números en el referendo. Ellos, por otro
medio, distinto al de Febres y Márquez, demuestran que hubo anomalías. Es así
como en las conclusiones de su investigación afirman: Los resultados
electrónicos de los votos a favor del NO en el referéndum violan la Ley
Newcomb-Benford del Segundo Digito. Esto es sorprendente, ya que los votos
manuales a favor y en contra, así como los votos electrónicos a favor de la
oposición, se ajustan a la ley razonablemente bien.
Del mismo modo muestra para señalar fallas electorales
evidentes otro trabajo de Febres y Márquez, pero junto al ex rector del desaparecido
Consejo Supremo Electoral Alfredo Weil, Elección
presidencial en Venezuela 2012, una evaluación integral donde son señaladas
una larga sucesión de incoherencias electorales. Y afirma que la conclusión
principal del estudio es la Ley
decreciente de la oposición: en la medida que aumenta la probabilidad de
rechazo a la información oficial dada por el CNE, disminuye el porcentaje de
votos de la oposición.
Me asegura que toda la dirigencia opositora ha sido
informada en su momento de todas estas anormalidades y está convencido de que hay
un grupo que ha estado más reacio a aceptar este tipo de metodología. “No es
porque han estudiado el problema, sino porque no lo han estudiado o no lo
entienden. Para serte sincero, creo que hay dirigentes que prefieren vivir con
un problema sin solución, que con una solución que no entienden. Ese ha sido el
principal problema, y debo decir que la clase dirigente actual del país dista
mucho de ser lo que era en épocas pasadas. No pueden negar que todos han estado
al tanto de la estafa electoral de la que ha sido víctima Venezuela. De esto
está informado Raymundo y todo el mundo, o los que ellos han delegado, Primero
Justicia, la MUD, todos ellos lo han visto, todos y cada uno. No se le ha
presentado a la Iglesia, a líderes o dirigentes eclesiásticos, ni a los
militares”.
Sus palabras son corroboradas por Raúl Jiménez y
Manuel Hidalgo, investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid, quienes publicaron
el 27 de junio del 2014 en PLOS ONE,
órgano divulgativo de la Public Library of Science su trabajo Forensic Analysis of Venezuelan Elections
during the Chávez Presidency (Análisis forense de las elecciones
venezolanas durante la Presidencia de Chávez), en el cual concluyen: “En suma,
encontramos patrones estadísticos anómalos consistentes con un hipotético
fraude electoral en el referéndum revocatorio de 2004 y todas las elecciones y
referendos entre 2006 y 2012”.
Son numerosos los estudios científicos que han aparecido
en diferentes publicaciones especializadas, infinidad de veces se les han
mostrado a los políticos criollos, quienes han vivido en carne propia el
desfalco. Mi amigo me muestra una presentación titulada ASPECTOS ESTADISTICOS DE
LA AUDITORIA ELECCION PRESIDENCIAL 2013 y de allí toma como muestra un centro
electoral del municipio Baruta, parroquia Las Minas de Baruta, centro:
131603007, escuela básica nacional Las Minitas. “Ahí, en las elecciones
presidenciales de 2013, Capriles y Maduro, Capriles saca 45,6% en la mesa 1 y
56,4% en la mesa 3, si hay una diferencia de más de 10 puntos ahí lo que se
concluye es que los porcentajes de Capriles por mesas fueron alterados. Eso no
puede darse estadísticamente en un sitio donde prácticamente es cara o sello,
no puede haber 45,6% en una mesa y 56,4% en otra. Cuando estudias la participación en cada una
de esas mesas, que es el número de electores entre los votantes, en la mesa 1 votó
81,8% de las personas, de acuerdo al CNE, en cambio en la mesa 3 fue el 68,5%.
Y al revisar los datos conjuntos de participación y votación de candidatos, ves
que donde hubo mayor participación, en la mesa 1 con 81,8%, fue donde sacó
menos Capriles, y donde hubo menos participación, mesa 3 con 68,5% de
participación, Capriles saca 56,4%. ¿Qué te dice el sentido común? ¡Que te
metieron votos en la mesa 1! Si sacas cuenta fueron como 50 personas más que
votaron en la mesa 1, pero qué casualidad, que favorecieron a Maduro, 13% más
de votos y todos esos votos iban para Maduro. ¿Hubo o no hubo una anormalidad?”
Me explica que este caso es el típico evento donde la
anomalía es humana. “Yo no sé decirte, para serte honesto, si fue que metieron físicamente
100 personas más, 50 en la mesa 1 y 50 en la mesa 5, o fue que el presidente de
la mesa tocó la teclita taca, taca, taca, pero fue humano. Ahora quiero
mostrarte en el municipio Cristóbal Rojas, parroquia Charallave, centro
131201012, Unidad Educativa privada Sagrado Corazón de Jesús, donde la
participación fue de 83,9%, en esas 5 mesas que fueron 84% en la mesa 1, 84,5%
la 2, 81,2% en la 3, 84,4% en la mesa 4 y 85,1% en la 5, casi todos están en
84, exceptuando el de la mesa 3 que fue 81,2%, pero esas son las desviaciones
que esperas se produzcan, pero aquí hay otra cosa que revisar. Ya no la
participación ahora es la opinión política, cuando la participación es más o
menos igual, pero la decisión, la opinión política, tiene el siguiente comportamiento,
en la mesa 2 Capriles obtiene el 46,5%, pero en la mesa 5 obtiene 61,2% tiene
una diferencia de 14,7%. Ahí hubo una anomalía, eso no puede suceder. ¿Qué pasa
aquí? Dado que votaron más o menos la misma cantidad de personas, pero hubo una
alteración de la voluntad política esa fue una trampa tecnológica. Esto fue por
uso de tecnología de telecomunicaciones. La gente oprimió que quería votar por
Capriles, pero ellos cambiaron su sentido. A la máquina le cambiaron los
resultados, ellas son bidireccionales, y todo el mundo lo sabe que lo son, son
unas computadoras, igual que la que yo tengo, recibe y yo te envío información,
yo recibo la que tú me das, es bidireccional, y me conecto con un router, es wireless,
es tan sencillo como eso”.
Las cuentas van mostrando indicios de un fraude
masivo, el cual me asegura no es nuevo. Él ahora recurre al trabajo de Febres
Cordero, Márquez y Alfredo Weil ELECCIÓN PRESIDENCIAL EN VENEZUELA 2012, UNA
EVALUACION INTEGRAL de dónde saca la siguiente información: “El 2005, en medio
de una crisis política que llevó a la oposición a retirarse de las elecciones,
el CNE admitió ser auditado por el Centro de Asesoría y Promoción Electoral
(CAPEL) dependiente del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH),
con sede en Costa Rica. Esa auditoría previó un módulo de COTEJO DE ACTAS DE
NACIMIENTO, de una muestra representativa del RE; precisamente lo que hacía,
una a una, la Fiscalía de Cedulación. El resultado de ese cotejo lo describe
CAPEL así: ‘Cuando se obtuvo el nuevo listado en forma individualizada por cada
caso, con los datos provenientes de ONIDEX, se constató que del total de la
muestra, 5.571 casos contaban con la información solicitada completa; 6.696 no
la tenían o no era claro el lugar de inscripción del nacimiento y quedaban
pendientes de entrega por parte del CNE 533 casos rezagados por el proceso de
búsqueda de la información’ Es decir, el CNE-ONIDEX no estuvo en capacidad de
justificar 56,48 % de los casos de la muestra solicitada.”
Lo menos que siento al ver todas estas evidencias
es vértigo. La pregunta que no puedo dejar de hacerme y hacerle a él es: ¿Ante
todo este panorama se puede seguir apostando a una solución electoral para
salir de este pantano donde estamos ahora mismo? En próxima entrega les diré lo que hablamos de
la vulnerabilidad del sistema electoral venezolano, de las deficiencias de los
partidos en materia comicial y, lo más importante, cuáles son las medidas
requeridas necesarias para minimizar las anomalías contra la transparencia en
la decisión de los votantes.
© Alfredo Cedeño
Buenos días. Tu argumentación es fuerte pero los políticos seguirán en lo suyo. La última elección los confirma en sus convicciones. Quizás en eso a los del gobierno les falló la técnica pero cuando las cosas se dan ajustadas parece que no les falla. Un abrazo
ResponderBorrarAlejandro Moreno