En una ocasión, cuando trataba de llegar hasta un antiguo yacimiento arqueológico en las montañas del estado Trujillo, llamado por los campesinos de la zona “Cueva de los Muñecos”, luego de cruzar varias quebradas, y trepar por unos cerros bastante escarpados, en la parte final, Chucho Márquez, quien fungía de baquiano, y viéndome con la lengua de corbata, gracias a mi morral lleno de equipo fotográfico, me soltó: “Señor Alfredo, creo que llegamos donde mono no carga a su hijo…, ¡y si lo hace es por un ratico!”. Y soltando la risa, me quitó el morral, se lo puso en su espalda y siguió su camino de lo más orondo.
Los recuerdos
de la sabiduría de este campesino de Altos de La Cruz, en las montañas de La
Puerta, estado Trujillo, siempre están presentes en mi memoria. Su humildad era
expresión por excelencia de ese saber que otorga el contacto permanente con la
naturaleza. En dos ocasiones, que me guiaba a distintos sitios de sus montañas
natales, lo vi saltar como un fleje para, con un machetazo certero, acabar con
culebras que estaban dispuestas a atacarme. En ambas oportunidades, y cagado
del puro miedo, atiné a preguntarle: ¿Don Chucho y cómo la vio? Se reía y me
respondía: “Señor Alfredo uno tiene callo y pelota de andar por estos montes de
Dios, y aquí el que no sabe ver se va por cualquier barranco…”. Y seguía de lo
más campante.
Pienso todo
esto mientras reviso las diferentes informaciones publicadas sobre el “ángel”
de Dios, el barranquillero Saab, el ex vendedor de llaveros, y hasta hace poco
dueño de aviones privados, que hablan de sus habilidades en el mundo del
espionaje. Esta versión hijo del Magdalena y el Atlántico tal vez quiso
reencarnar a Harold Adrian Rusell Philby, quien saltó a la fama con el nombre
de Kim Philby, quien formó parte del llamado clan “Los cinco de Cambridge”, red
de espionaje al servicio de la desaparecida URSS. Tanto hizo por los antecesores del hijo de la
señora Putin que fue condecorado con la “Orden de la Bandera Roja”, que era uno
de los más grandes reconocimientos que otorgaba los soviéticos.
Y ya que
pienso en espías, sigo divagando y me pregunto si no sería que, el ahora
diplomático maduriano, aspiraba a ser una versión empantalonada de Mata-Hari.
¿Ustedes se lo imaginan bailando como su paisana Shakira con el ombligo al
aire? Es más, me lo imagino en un video de ella del año 2018, “Clandestino”, en
el que aparece meneándose y cantando: “Sabes que no nos conviene que la gente
sepa lo que ambos tenemos…”. Y me
imagino en vez de Maluma al tipo aquel, ese que aseguran es paisano de ellos,
puesto que se supone nació en Cúcuta, echado en una silla de extensión
respondiéndole: “Que comemos de una fruta prohibida nos encanta y lo sabemos…”.
Ahora bien,
dejando la muy criolla jodentina a un lado, ¿será que Saab, Maduro, Cabello,
Rodríguez y todo ese combo llegaron donde mono no carga a su hijo? ¿Quién es el
que se los va a cargar por un ratico? Hijo, además, que por su tamaño ya es un
gorila de tamaño desproporcionado… Como solía decirme Chucho: Amanecerá y
veremos.
© Alfredo
Cedeño
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