Se ha dicho que la vida comenzó con una espora que logró germinar en medio de ese gran espacio de fango que es ahora este fandango que llamamos el mundo… A todo nos inquieta, nos hace formular preguntas y elucubrar al respecto.
Y si de esporas se trata las montañas trujillanas están llenas de ellas y sus retoños. Así que recurrí a esos cómplices y maestros que he adquirido en los últimos tiempos: los campesinos de Altos de
Y por diecisiete días improvisé un refugio e instalé trípode, cámara, luces y cartulinas en ese borde de la ciudad y fui siguiendo el desarrollo de esta hoja. A la par que ella se desarrollaba fui entendiendo más y más los versos del poeta sirio Ali Ahmad Said, a quien más se conoce como Adonis:
Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
Mi alma ha olvidado sus pasiones,
ha olvidado su patrimonio, oculto en la casa de las imágenes.