Mucho
se ha escrito y dicho de nuestros orígenes en cuanto modelo de sociedad, la
herencia hispana siempre ha ocupado un lugar preferente, tal vez por aquello de
que el vencedor suele imponer su modelo cultural. Es cierto que asume algunas
cosas, pero como todo ganador no duda en aplicar sus propios sistemas donde triunfa. No es el punto ahora discutir sobre los
conflictos éticos inherentes en torno al éxito del arcabuz y las tizonas sobre
el arco y la macana. Así fue, y no de
otra. Toda discusión al respecto es un ejercicio onanista sin otro resultado
que la complacencia de quienes quieren hacer derroche de sus hondos saberes.
La
tragedia venezolana de estos días, con réplicas fallidas en Brasil, Bolivia y
Ecuador, con ganas de regresar a los pagos argentinos, consolidada en Nicaragua
y haciendo pie firme en México, la vemos coqueteando por el primer mundo en el
escenario español. Y aquí quiero hacer otra
consideración. Ante nuestra desgracia no son pocos los que nos miran así por
encima del hombro y con gesto de: estos tercermundistas y sus cosas. ¡Ay
fó!
La
hemorragia humana que protagonizamos no tiene parangón en nuestro tiempo. Tal vez si extrapolamos algunos hechos
podríamos compararlo con la tragedia que significó para la propia España a
fines del siglo XV, en 1492, cuando alrededor de 100.000 judíos, unos dicen que
menos otros que más, fueron expulsados
de la península por razones religiosas –ideológicas a fin de cuentas–. Si en aquel
tiempo la población española era de unos 5 millones de habitantes bien podemos
imaginar el impacto que semejante éxodo tuvo.
Un horror semejante ocurrió en 1939 al finalizar la guerra civil en ese
país y solo a Francia se calcula que huyó más de medio millón de personas.
Hago
estas referencias porque esas tierras son parte de nuestra cuna, de allá
vinieron quienes nos engendraron, con sus virtudes y con sus taras. No
olvidemos que cuando la celebrada expedición del señor Colón en su primer viaje
no venían maestros, tampoco clérigos. Sabemos, gracias a la acuciosidad de Alice
Bache Gould, que si venían un sastre: Juan de Medina; un cirujano: Juan Maestre;
y cuatro criminales: Alfonso Clavijo, Bartolomé de Torres, Juan de Moguer y
Pero Yzquierdo, entre la variopinta tripulación.
Por eso no es de extrañar ver en
esta España desarrollada y primermundista una fauna como la del actual
presidente, catedrático que se plagió su tesis doctoral sin rubor alguno. Y
miren que en el reino español son quisquillosos en cuanto a los estudios
doctorales. Lo mismo vemos con el mal vestido, y supongo que peor oliente, de
Pablo Iglesias y su combo morado. Ni hablar del sainete con aires de zarzuela
bufa protagonizado recientemente por el ministro José Luis Ábalos y la vicepresidenta
criolla Rodríguez, a quien el malhablado de Jaime Bayly ha rebautizado como
Delcy La Fea, en las instalaciones del aeropuerto madrileño Barajas. ¿Acaso creen que aquello de pasarse por el
área perineal las leyes son creación de Chávez y su heredero Maduro? La escuela
hispana en tales menesteres es de larga data, no fue gratuito que don Francisco
de Quevedo en Política de Dios, en el
siglo XVII, escribiera: “Malos ministros, ciegos para el gobierno, mudos para
la verdad y sordos para el mérito; sólo tienen dos sentidos libres, que son
olfato y manos.”
Nariz y dedos que han mantenido su
solera, sobre todo cuando de exprimir la ubre indiana se trata, y si acaso
dudan les ruego vean el caso del ex embajador peninsular en Caracas don Raúl
Morodó, quien por cierto desde marzo de 2013 es miembro de la Real Academia de
Ciencias Morales y Políticas. El mencionado diplomático fue nombrado para tal
cargo por el muy activo negociador del diálogo en nuestro país José Luis
Rodríguez Zapatero. Los que hemos realizado
labores informativas recordamos su paso por Caracas y su actitud más de
procónsul del comandante difunto que como representante de un gobierno
extranjero en Venezuela. Y es así que en estos días uno entiende de mejor
manera los arrebatos roji-místicos del ilustre gallego al enterarse de ciertos
pagos recibidos por su hijo Alejo, pero muy cercano a los billeticos verdes, quien
recibió varios millones de la gran teta criolla, léase PDVSA. Las informaciones
revelan que las autoridades suizas confirmaron a los órganos judiciales
españoles que el ex embajador y su familia tiene cuentas activas desde hace
años y con cifras millonarias en ese país.
También se conoció que este clan familiar posee un vasto patrimonio
inmobiliario adquirido en España con dinero ilícito procedente en su mayoría de
nuestra empresa petrolera a cambio de asesoramientos fingidos en Portugal y
otros países europeos.
Es así que no es de extrañar que
veamos a nuestros dirigentes vernáculos batiendo palmas y haciendo repicar
castañuelas a las sombras de un merecure en las afueras de Guardatinajas;
mientras en pleno centro de Madrid un grupete, de esos que llaman líderes del
futuro por construir, tratan de bailar un joropo al mejor estilo de Alfredito
Alvarado, y maracas incluidas, con sus zapatos de El Corte Inglés. ¿Qué podemos esperar nosotros de nuestros
pequeños burritos sabaneros? ¿Acaso esperaban que se comportaran como
percherones normandos? No podemos pedir duraznos de las matas de topocho, por
Dios bendito, un poco de mesura en las aspiraciones.
© Alfredo Cedeño
2 comentarios:
Refinado, culto. Humor al uso de narrar, informar, opinar.
Fue un gusto leerlo.
Alfonso Montes
Un gusto leerte
Fino y buen mozo
excelente entrada
con tu pasión de siempre
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