La historia es
una montaña rusa de giros insospechados en medio de los cuales puede ocurrir
cualquier cosa. En ellos se pueden ver
pulverizados los más preclaros futuros o ver entronizarse a los más inesperados
pícaros. No puedo, ni quiero, negar mi embobamiento por dicha disciplina, la
cual se comenzó a gestar desde muy temprano con la lectura de Los Tres
Mosqueteros, pieza en la cual Alejandro Dumas cuenta las aventuras de un gascón temerario,
que a sus 18 años viaja a París para convertirse en mosquetero. D'Artagnan, el mozo
en cuestión, terminará por hacerse uña y sucio de Athos, Porthos y Aramis para
estar en más de una oportunidad a un tris de hacer que el curso de la historia
se modifique. Nanai nanai.
No voy ahora a
convertir esto en un hiper resumen de dicha pieza, pero la menciono porque
siempre me fascinó cómo “mecié” Dumas hacia ver los pequeños detalles que
estaban ocultos detrás de los grandes eventos de la humanidad. En particular me
fascinaba el encadenamiento de hechos que desembocaban en la muerte de George
Villiers, el Duque de Buckingham, apuñalado por un idiotizado John Felton,
quien había sido seducido, sin prueba de verijas mediante, por Anne de Breuil,
milady de Winter. De estos tres personajes dos existieron, Villiers y Felton,
mientras que ella fue obra de la delirante pluma del autor galo. El creador nos muestra
en la obra al noble inglés como una especie de Bertin Osborne, o quien sabe si
George Clooney, del siglo XVII. La idea que por muchos años tuve es que este personaje
había sido un insigne putañero ante el cual no hubo honra que se resistiera a
sus encantos.
Debo decir que
años más tarde tuve la inmensa fortuna de tener como profesores de historia
universal y de Venezuela a José María Azkargorta y Leonardo Carvajal,
respectivamente, así como las lecciones fuera de aula que cada mediodía me daba
Rodolfo Rico. Ellos fueron fundamentales para aprender a ver la historia con
ojos de amor. Recuerdo mi asombro cuando, años más tarde, al releer las
aventuras del joven gascón ya mencionado, y comenzar a cotejar con lo real encontré
que el noble galán inglés en realidad había sido un muchacho clase media, que
por sus habilidades en la cama había sido elevado a las esferas de la nobleza
inglesa por el rey Jacobo I, de quien fuera su amante. Es decir que el terror de las damas del
mencionado siglo también lo había sido de los caballeros. Entre gustos y
colores…
Ahora bien, antes
de que alguien me acuse de homófobo, o alguna otra condición de similar tenor, he
de confesarles que, para aquel muchacho medio pueblerino que entonces fui, no
dejaba de ser algo escandalosa dicha conducta. Pero sigamos. Otro episodio que también me sorprendió al escarbar
en los textos fue la gestión de ese sátrapa devenido en pústula del quehacer
humano, el camarada Koba, el mentado Stalin.
El cojitranco a quién seguramente cuando lo veían venir, algún mal
hablado murmuraría algo así como: “Ahí viene el pata e cumbia”, nunca debía
haber llegado donde llegó. La cosa fue que, para desgracia del comunismo y el
mundo, el 3 de abril de 1922, lo nombraron Secretario General del Comité
Central del Partido Comunista Panruso, un cargo que era visto con no poco
desdén dentro de sus filas. En alguna oportunidad entre los jodedores de
aquellos tiempos se referían a él como el “camarada archivista”. Pero este señor, que el pendejo lo tenía
lejos, se dedicó a convertir ese puesto en el de mayor poder en la Unión Soviética.
Fue tal la fuerza que comenzó a tener que cuando el ya boqueante Lenin se dio
cuenta era tarde. Es célebre su carta del
4 de enero de 1923 al XII Congreso del Partido Bolchevique: “Stalin es
demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio y en
las relaciones entre nosotros, los comunistas, se hace intolerable en el cargo
de Secretario General. Por eso propongo a los camaradas que piensen la forma de
pasar a Stalin a otro puesto…”. Tarde piaste Vladimir Ilyich Ulyanov.
No necesito explicarles cómo el señor demasiado
brusco terminó desplazando a Trostki creador del omnímodo ejército rojo, y
quien comandaba el todopoderoso Comité Militar Revolucionario, para luego irlo
segregando hasta obligarlo a exiliarse y finalmente hacerlo asesinar en México
por parte del fanático español Ramón Mercader, una especie de Pablo Iglesias
con pantalones, que cumplió a cabalidad su rol de perro de presa.
Los ejemplos son inacabables. Insólitas las piruetas
que nos deja conocer la historia para ver cómo se entronizan una gran cantidad
de tunantes de toda laya en el ejercicio del poder. Algo así, supongo, se
preguntarán en años futuros los que lean la historia venezolana de comienzos
del siglo XXI y se quedarán en Babia viendo como un país pujante y jacarandoso
terminó en manos de una turba pendenciera, ignara y con profunda vocación de
rapiña, que lo convirtió en un espacio áspero y miserable. Serán numerosos los
que se preguntarán cómo fue que un zambo con pretensiones de cantante, deslucido
jugador de baseball, fracasado como estratega militar al intentar un golpe de estado,
saco de refranes y malbaratador oficioso que se dedicó a gastar a espuertas el
patrimonio de todos nosotros, nos convirtió en una tropa de mendigos
atolondrados. Y aún mayor será la cantidad de quienes se preguntarán cómo fue que
dicha anti gesta pudo ser completada por un camorrero de gestos torpes y
logorrea desbocada.
Tampoco tengo dudas de cómo estudiarán, a fuer de nuevo
paradigma en el campo publicitario, la conducta de los llamados líderes de la
oposición quienes se han comportado en todo momento como una excelente agencia
de publicidad, ya que nunca han dicho lo piensan, sino lo que el cliente quiere
que le digan.
© Alfredo Cedeño
4 comentarios:
Buenos días y buen domingo. Acabo de leer tu artículo que mandas hoy y que seguramente aparecerá un día de estos en El Nacional. Podrías haber escrito una enciclopedia sobre el tema: emperadores, reyes, papas, presidentes de todo tipo dan para ello sin excluir a venezolanos del siglo XIX, XX y XXI, Hasta ahora. Y sin embargo, la historia ha avanzado, es decir, la humanidad se mejora en muchos aspectos, tanto en la medicina como en las distintas ciencias, en conocimientos de todo tipo e incluso en relaciones sociales y económicas que vienen sacando a los pueblos de miserias y hambres, con retrocesos como el nuestro hoy, pero a la larga se mejora. Incluso retrocesos brutales como los islámicos de hoy son señal de que algo se mueve hacia el futuro. Todo ello indica que el poder no dirige la historia y por eso a su pesar es más transitorio y menos importante de lo que parece. Lo verdaderamente definitivo son los pueblos. Un abrazo.
Alejandro Moreno
Como bien lo resumes, querido Alfredo: "Insólitas las piruetas que nos deja conocer la historia..."
Ylleny Rodríguez
Muy bueno tu artículo sobre Tunantes, repugnantes y gobernantes. Excelente. Emoticón wink Recomiendo sinceramente su lectura. Lo disfruté.
Ylleny Rodríguez
Y no olvide a las elites , a "los notables" y muchos estudiosos que apoyaron , auparon y llevaron al poder a unos delincuentes golpistas , esos son los verdaderos responsables y ahora se lavan las manos y esconden su bulto echandole toda la responsabilidad al "pueblo " por ignorante, por mendigo, por vender su voto al mejor postor y que el pais nunca saldra adelante con un pueblo tan bruto. No se ven la viga que tienen en el ojo.
Etanislao Vergara
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