La mañana luce de niebla densa y
poca visión
todo se desdibuja en mórbida
lontananza,
la mirada apenas alcanza a
distinguir contornos
de moradas grises aparentemente
abandonadas,
salto de angustias eternas sobre
espejos mortales
donde la llovizna coloca sus
círculos a nadar,
y la luz se vierte en briosa espiga
de vida
que en breve hará ágil limpieza de
roja miseria.
© Alfredo Cedeño
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