De no ser tan inmensa la tragedia que
vive Venezuela, sería para reír hasta despatarrarse las declaraciones que
todavía dan algunos “opositores” a la visita que hizo semanas atrás al super
bigotes el presidente colombiano Gustavo Petro. El alboroto, que raya en el
alborozo, es digno de un retiro de las Hijas de María donde apareciera la
virgen de Lourdes. Las interpretaciones son variopintas y una más sesuda que la
otra, hay una competencia feroz por ver quien realiza el análisis más profundo
de la importancia de la visita del pisapasito paisano de Maduro. Hay hasta
alguno que vaticina que este si es el comienzo del fin de la tiranía. ¿Se dan
cuenta que casi dan risa?
Para que no se diga que son
especulaciones mías, quiero tomar algunas citas, solo dos de ellas, de lo dicho
por el economista, y otrora hombre fuerte de la guerrilla que desangró por
largos años a su país mientras traficaba con cocaína por el mundo entero, y así
poder valorarlas sin alharacas de legitimación que, a la larga, solo fortalecen
al marido de Cilia.
“Queremos invitar a Chile, Bolivia,
Ecuador y Perú a que acepten el reintegro de Venezuela a la Comunidad Andina”.
La ovación a la frase del jerarca con aires de sacristán camandulero fue larga
y sonora. Los más brillantes empezaron a gritar: Ajá, a ver qué hacen ahora
Maduro y Diosdado con las riendas bien cortas.
Sin embargo, el vitoreo fue mayor cuando soltó aquello de: “Hemos
solicitado el que Venezuela pueda reintegrarse al sistema interamericano de Derechos
Humanos”. Y aquí la aclamación al hijo de Ciénaga de Oro fue digna de la
recibida por Julio César al derrotar a Pompeyo en la batalla de Farsalia.
¿Es ignorancia o mala fe? No puede
dejar de causarme estupor la euforia con que reciben los líderes egregios las
frases sibilinas de este señor; la miopía es manifiesta. Parecieran no poder
ver el osario preñado de carámbanos en que está convertido nuestro país, menos
entender que el reclamo de don Gustavo tiene que ver con la nueva composición
del escenario latinoamericano que, desde México hasta Argentina, es ahora
aforado por gobiernos rojitos; salvo las honrosas excepciones de Ecuador,
Paraguay, Uruguay, Panamá, Costa Rica, El Salvador y Guatemala. ¿Acaso creen
que ese coro de zarrapastrosos que gobiernan el resto de las naciones va a
condenar alguno de los abusos de Nicolás?
Bien me decía mi padre, con gesto
áspero y voz severa: hágame el favor, hijo, métase en la cabeza una cosa, con
pendejos no vaya ni a recoger mangos, porque esos van derechitos a recoger los
que están piches.
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
Gracias por escribir, siempre leo tus artículos.Gracias.
Rafael Moreno Diaz
Publicar un comentario