La semana pasada el post que publiqué fue sobre Mercedes Ipuana (http://textosyfotos.blogspot.com/2013/09/mercedes-ipuana.html), digna representante de la etnia sobre la que hoy escribo. Cinco meses y una semana atrás escribí otro trabajo sobre esta misma etnia (http://textosyfotos.blogspot.com/2013/04/pueblo-wayu.html). Hoy abundo sobre el tema luego de haber estado varios días, no tantos como hubiera querido -y necesito- permanecer, entre ellos tratando de aprender una milimétrica parte de su universo.
En el citado trabajo anterior, el de hace 23 semanas, enumeré una serie de datos de carácter etnográfico y demográfico, por lo que ahora más bien me ocuparé de hablar al calor y ritmo de lo que pude ver en este recorrido. Las imágenes no pudieron ser más debido al cerco militar que había en la zona, tal como dije en la entrega pasada, pero la solidaridad es una llave que abre las puertas que la institucionalidad se empeña en crear para mantener cerradas. Los formales no se han enterado todavía que el saber de la gente, eso que algunos han dado en llamar cultura popular, que creo es lo mismo que el bachiller suizo Carl Gustav Jung denominó "inconsciente colectivo", es una pertenencia colectiva a la que no se le puede poner cercas, ni talanqueras, ni obstáculos de ningún tipo.
Los Wayú, o guajiros, como suelen denominarlos corrientemente, entraron en contacto con nuestro modelo civilizatorio a mediados del siglo XVIII, alrededor de los años 1742-49, cuando un grupo de misioneros y aventureros, que al decir de algunos malhablados y yo que tampoco me quedo atrás, son harina del mismo costal, provenientes de Valencia, España, desembarcaron por Santa Marta y por la ciudad de los santos Remedios, hoy Riohacha, Colombia, para asentarse en Guarero.
Es bueno explicar que bastante antes de eso, comenzando el siglo XVI, en 1501 para honrar a la precisión, el aventurero conquense Alonso de Ojeda, entonces nombrado Gobernador de Coquivacoa fundó Santa Cruz de Cocinetas. Hago aquí otro inciso para explicar: La gobernación de Coquibacoa, Coquivacoa o Cunquivacoa, fue una fugaz gobernación otorgada por los Reyes Católicos al nativo de Cuenca sin conocimiento de Cristóbal Colón, quien por aquellos tiempos era el virrey de Indias.
Se sabe que en la pionera fundación mencionada Ojeda construyó un fuerte y una ranchería, lo cuales apenas duraron hasta septiembre del siguiente año, gracias a las hostilidades que los europeos llevaron a cabo contra los nativos. Dicha localidad estuvo ubicada en territorio venezolano, en la bahía Honda y la laguna de Cocinetas, es decir cerca del actual Castilletes. Décadas más tarde, en 1535, Nicolás de Federman trasladó desde la isla Cubagua toda una unidad de explotación perlífera y funda Nuestra Señora Santa María de los Remedios del Cabo de la Vela. A la siguiente década se trasladan a la desembocadura del Río de La Hacha, actual río Ranchería, y es rebautizada como Nuestra Señora Santa María de los Remedios del Río de la Hacha, que hoy es conocida como Ríohacha; y que en idioma wayú, o wayuunaiki, se llama: Süchiimma, nombre que traduce "Ciudad del Río"
Volviendo al siglo XVIII y a la mencionada población de Guarero, la toponimia original de la zona era Walëërrü que al castellanizarse se convirtió en la antes dicha. En la actualidad, allí funciona la oficina recaudadora de impuestos del SENIAT, pero también es lugar de encuentro y de reposo, sus mujeres wayú cocineras son una institución. Allí conocí a Zaida Rodríguez que a sus 28 años, portando un collar de hermosas tumas se gana la vida asando ovejo, chivo, arepas y plátanos. Lo mismo hace Olivia Peralta, quien a los 75 años recuerda sus tiempos en los que se ganaba la vida como camellera en Maracaibo. Aclaro: fue por mucho tiempo un oficio rudo y riesgoso con que las mujeres wayú se ganaban la vida, llamaban camellear meter artículos de contrabando desde Colombia hacia Venezuela.
Hoy, a quienes realizan dichas actividades de estraperlo, son llamados "bachaqueros", pero el flujo ahora es inverso y se dedican a pasar desde Venezuela a Colombia artículos que con precios subsidiados o controlados valen muchisimo más en territorio colombiano, lo cual se manifiesta de manera patente con el combustible nacional que en el vecino país se cotiza a precios exhorbitantes. No en balde presumimos de ser el país con la gasolina más barata del mundo...
Es sabido que siempre la cuerda revienta por lo más delgado y son innumerables la situaciones de abuso contra los wayú, los representantes de los diferentes cuerpos de seguridad en vez de parlamentar y crear nuevos mecanismos que beneficien a los indígenas suelen arremeter contra ellos y acusarlos de contrabando de extracción. Las voces que se oyen en el entorno acusan a los representantes militares de ser los verdaderos operadores de las grandes operaciones irregulares que dejan unos beneficios mil millonarios.
Un ambiente desértico, donde solo la resistencia a prueba de inclemencias del wayú ha podido sobrevivir, es el pan nuestro de cada día. Para dar una idea de la determinación propia de este pueblo, quiero referir que para algunos investigadores, como es el caso de Jose R. Oliver, linguisticamente no se tiene duda de que los wayú, cuya lengua es de filiación Arawak debieron migrar desde la región del río Amazonas - río Negro hasta La Guajira por lo menos 4 a 5 milenios atrás. El haberse sometido a semejante cambio ambiental ya permite hacerse una idea del temple de este grupo humano.
Sus caras se asoman hoy desde las ventanas de los transportes colectivos donde se desplazan por toda la península, sus hombres y niños no cesan de moverse por sus espacios ancestrales dejando sus huellas en cada gesto. Recorro estos territorios y revivo un pasaje del muy denostado Rómulo Gallegos, a quien todavía abundantes "intelectuales progresistas" reclaman su militancia adeca, quien ambientó parte de su novela Sobre la misma tierra en estos parajes: "Sobre la oscura tierra sin fragancias de fronda se alzaban hacia el cielo encapotado las negras pencas de los cardonales, como brazos de muchedumbre clamando de la misericordia negada del agua."
Así llego a la laguna de Alitasía donde se dice que el maestro Gallegos concibió su mentada novela. Al otro lado de ella atisbo a un trío de muchachos jugando, una mujer que juega con el viento y un borrico que pasta en medio de la mayor aridez imaginable.
Más adelante me encuentro con Aura González que con su cara protegida con wachepa, máscara facial que ellas utilizan para proteger su rostro del sol, el viento y la arena, y me acoge en su casa con suave gesto de anfitriona. En ella bien puede recrearse a la tía de Umaralá. Es un viejo relato recopilado por Milciades Chávez, y que publicó en 1953 en la Revista Colombiana de Antropología: "Cuando la tía del indio Umaralá entregó la vida a los espíritus para salvarlo de la enfermedad y la muerte, Umaralá se levantó de su cama y tomando en sus brazos el cuerpo de su amada tía la lloró amargamente en compañía de su esclavo, que era la única persona que se había salvado de la peste; después envolviendo el cadáver dentro de un cuero de res, lo pusieron sobre una mula y lo llevaron a sepultarlo en los bosques mas espesos por los lados de Maicao región donde han tenido ellos siempre su cementerio."
De nuevo me viene a la memoria Gallegos y evoco de su obra: "una conmovedora mirada agradecida y suplicante, puesta en ella desde el fondo de unos ojos hermosos y tristes que no querían apagarse."
Podría seguir citando una y mil historias, sin embargo la brevedad se impone y me despido con una imagen que hice en Paraguaipoa y que me dijo con mucha claridad la noción que tienen de país esta gente: sobre las paredes metálicas de su covacha pintaron el pabellón nacional y las ingenuas estrellas del número 14 de su casa, es un testimonio elocuente de que para el wayú su cielo es ese desierto que han hecho tierra, nación y patria.
© Alfredo Cedeño
7 comentarios:
bellas imagenes, asi deberian ser las clases de hisroria
Excelente trabajo...!!! Aunque no será suficiente pues hay mucho por saber de ellos aún... lástima que el gobierno no les de la atención q se merecen... que ni pañitos de agua tibia, engaños, seres desasistidos completamente... aunque su cultura es recia, forman parte de nuestro país y deberían estar atendidos... pero como todo, abandonar y descuidar es la mejor opción es este gobierno.
Muestras la realidad Alfredo, escelente trabajo, bastante material, fotos hermosas de esa tierra desolada, árida, silenciosa para uno que lo ve desde afuera..pero ellos son felices como viven sobre sus tierras secas y soportando el calor sobre su piel, así son los Wayú!!
Gracias
Cuando leo detenidamente PUEBLO WAYÚ 2 parece que yo misma hiciera el recorrio y mi imaginación vuela, haciendoce un placentero recorrido historico y geografico. Me gusta la estampa de Aura González con su cara protegida con wachepa, máscara facial que ellas utilizan para proteger su rostro del sol, el viento y la arena, Gracias Alfredo Cedeño por compartir tu trabajo, tu pasion.
Zafira
Mis saludos Alfredo y felicito tu arte , me quedo sin palabras para no ser repetitiva.. abrazos
Bellisima la ultima fotografia, recuerdos de mi infancia mi madre de madre guajira y padre espanol, crecimos corriendo y brincando entre dos culturas, gracias por refrescar mi disco duro.
como te comente mi abuela partena era guajira ,civilizada ,pero su rosto, sus facciones y su manera de ser era guajira de pura cepa. Vestia con ropajes mas modernos pero largos ,cabello largo en una sola trenza o crineja,brava como ella sola y a pesar de vivir en Carora nunca abandonó sus costumbres .Gracias Alfredo por ese recorrido
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