sábado, junio 30, 2012

CIRCUITO



Si corro y cierro mi círculo
encontraré el fondo de su tristeza,
la hondura de la hembra marchita
que vive recordando lo que fue,
el sortilegio extraviado de una jaula
donde las mañas se diluyen,
la estupidez jugando a males
que hasta sus colmillos pierden,
el vaho acristalado de una energía
que se ahoga en mis espejos,
la impericia de una bruja maloliente
que logra la rotura de ocho cristales.

© Alfredo Cedeño

jueves, junio 28, 2012

PAISANA



Que la rabia no sea oración que me calme
y sea látigo que exija ley a sus agentes,
que mi plegaria sea un grito impertinente         
donde se sacudan los silencios del paisano,
que sus malditos escudos no puedan
ante la inutilidad de mi cruz de palos desnudos,
que mi gesto se teja firme como rosa de hilos
donde las sendas de la vida derroten a la fuerza.

© Alfredo Cedeño

martes, junio 26, 2012

INDIO



Sobre el remanso de los siglos
con quietud de salamandra pálida
rodé por una quebrada de cenizas.

Hoy apenas me queda esperar ávido
ver regresar tiempos de colores desvaídos
donde perdí lengua, dioses y ropajes.

© Alfredo Cedeño

domingo, junio 24, 2012

FÚTBOL DE LA MONTAÑA

Altos de la Cruz es un caserío de las montañas andinas, está ubicado entre Valera y Mendoza, estado Trujillo, 430 kilómetros al oeste de Caracas, capital de Venezuela.


Algunos domingos los agricultores y campesinos de esa comunidad se reúnen a compartir.  Un domingo quisieron jugar fútbol. Cuando comenzaron a reunirse la pelota que tenían era un balón de basket ball, sin embargo, eso no fue obstáculo para realizar el encuentro.


Adultos, adolescentes y niños, bien como jugadores o como espectadores compartieron alegrías e inocencias que rodaban por entre las montañas y la niebla, mientras la pelota rebotaba al compás de sus amagos por llegar a la red invisible de una portería hecha con palos desnudos, donde las risas eran siempre el score final.


 No me canso de repetir: ¿Cómo hace uno para no emocionarse al saberse dueño del privilegio que es ser parte de una tierra tan mágica y maravillosa como esta? ¡Qué suerte tener esta bendición!

© Alfredo Cedeño

 

sábado, junio 23, 2012

MAZORCAS

Cada rayo de sol se hizo grano
y las manos moldearon las arepas
que llenaron de luz al hombre
mientras borraban el hambre
con perfumes de maíz asado.

© Alfredo Cedeño

jueves, junio 21, 2012

ÁNGEL DE SOLSTICIO


 Cuando las estrellas son yeguas salvajes hechas flores
la paz me canta en las pupilas con melodías suaves
como pétalos de cristal cayéndome en los dedos,
y mi hijo llega con una sonrisa haciéndome bailar el alma.

© Alfredo Cedeño

martes, junio 19, 2012

CONJURO



Son cinco mis hadas protectoras
varios súcubos bienhechores
algunos elfos tutelares
numerosos ramos de violetas
y una duende muy querida;
todos me dicen: es sano dar aviso
a las aprendices de brujas
tarotistas aficionadas
astrólogas de medio pelo
y charlatanas de la cuántica
de que tienes vida y corazón blindados
así que… deben atenerse a las consecuencias.

© Alfredo Cedeño

domingo, junio 17, 2012

SAN ANTONIO Y TAMUNANGUE

           “Esto se llamaba Los Negros de San Antonio, de unos 40 años para acá fue que le pusieron ese nombre de Tamunangue. Cuando Pío Alvarado vivía él decía: vamos a cantarle a los negros de San Antonio. Pero así es todo, cualquiera viene y cambia y pone nombres.”

Estoy en Curarigua, Lara, población de la cual escribí acá hace un  par de meses, donde cada 13 de junio se celebran las fiestas en honor al portugués San Antonio de Padua.  Me habla un hombre que debe tener más de 80 años, pero la potencia de su voz, y el plante con que lo hace, le resta más de medio siglo a su apariencia.  Digno sucesor de don Pío Alvarado, quien nació aquí en 1895. 


De contundencia ingenua en sus palabras, el anciano prosigue dando la versión que generación tras generación llegó a él y que hoy sigue su paso; ahora va de su boca a los oídos de las nuevas generaciones.  Es la preciosa peregrinación de las tradiciones, las cuales una vez que comienzan su paso ágil, se eternizan en la memoria de los pueblos.


“Yo le voy a dar la explicación muy bien dada. Ese nombre yo no lo había oído decir, y los negros de San Antonio son paduanos. Es que San Antonio preparó un tamborcito para sacar a los indios moros del cerro, entonces se fue por el medio de la montaña y había un rebaño de indiecitos jugando en un plancito, entonces iba el cura tocando el tambor…”



La fe popular suele estructurarse a su real saber y entender, se apropia de aquello que le permita manifestarse y lo amolda a sí al compás de los tesoros que su ingenuidad va elaborando. La historia eclesial revela que el mencionado santo vivió en su natal  Portugal y luego en Italia y Francia. Fue discípulo de San Francisco de Asís quien le entregó una carta con el encargo de predicar y de enseñar Teología a los frailes. Luego se trasladó a Bolonia y a Padua, en cuyos alrededores murió antes de cumplir los 36 años.  Sin embargo, asegura el campesino larense: 

“Y dicen los muchachitos: mirá que cosa bonita, un hombre vestido de mujer tocando una cosa que parece un palo pero que suena bien bonito. Ellos se fueron a casa de los taitas de ellos, los papás de ellos, y les dijeron: “parate el ruido del hacha  para que oigás una cosa bien bonita”.  Y lo oyeron y se fueron todos encima del padre y se salieron de las montañas.” 



Dos cinco, cuatro cuatros, un par de maracas y dos tamboras esperaron a las puertas de la capilla de San Antonio a su santo para llevarlo por las calles de Curarigua. Al frente de la procesión se turnaban hombres y mujeres para danzar “La Batalla”, veras que se partían durante la representación, que desde varias noches atrás estuvieron preparando a las puertas del templo.  
Al mediodía concluyó del recorrido volviendo a la capilla. Los músicos, que habían permanecido fuera del templo hasta ese momento, entraron con San Antonio en una poderosa y hermosa marea de fe que nada podía detener. Y el canto del pueblo devoto vistió de fiesta las mustias paredes de la capilla colonial.  A sus puertas una mujer repartía a los niños y mujeres los panecitos de San Antonio. 



La fiesta siguió hasta la noche, un anciano cantaba sus salves, rindiendo pleitesía a su santo y con su voz –potente réplica de la de Dios- decía: “Todo eso fue en Padua, esas son unas tierras lejos de aquí de Venezuela”.

© Alfredo Cedeño



sábado, junio 16, 2012

CIUDADANA



El orden es salvaje y descortés
la ciudadana es una débil hoja
enfrentada a  rudos huracanes
con la fragilidad del junco
que sabe doblarse
hasta ver desgajarse la fuerza bruta
ante su firme suavidad…

© Alfredo Cedeño

jueves, junio 14, 2012

DUERMEVELA



Se colgaron unas verdes y otras sepias
entre los costados de las rajas del agua
plantaron sus esquinas de triángulos
y pusieron a rodar la mañana con pereza…

© Alfredo Cedeño

martes, junio 12, 2012

RESURRECCIÓN


Cuando ya mi tiempo la creía sepultada
apareció entre legumbres y hortalizas.
Mi boca se largó remolona:
te daré lo que se te antoje
tres poemas, una tarde que no termine
y un beso al filo de tus uñas.
Ella no se arredró y respondió:
tus caricias las quiero
donde tu lujuria quiera entregármelas
y donde mis ganas de ti se desboquen.
Al tercer día reaparecimos con la lujuria sin filo
y una larga sensación de poemas en las ganas.

© Alfredo Cedeño

domingo, junio 10, 2012

PUEBLO YANOMAMI

Volar sobre la selva amazónica venezolana es una experiencia preñada de paradojas: es fascinante y es aterrorizador.  Vas maravillado de tal abanico de verdes que parecen llegar hasta el infinito para tropezarse con el borde inferior del cielo; también vas rogando que la máquina no se estropee, y puedas llegar hasta donde te diriges porque en aquel océano vegetal no se distingue nada.  Aterra pensar verse caído allá abajo.
              En medio de esa manta inacabable, sin detenerse en aquello de los espacios geopolíticos que determinan las fronteras, en un vasto territorio entre Venezuela y Brasil, viven los indígenas Yanomami.
              No quiero seguir escribiendo sobre este grupo sin citar a ese venezolano -por decisión propia- de excepción que fue Daniel de Barandiarán y que en Hijos de la Luna asentó: “El indio Sanemá-Yanoama es el abolengo primigenio de América. Su nobleza humana no data. Es el testigo viviente, con sus demás hermanos marginales, del primer hombre entrado en América”. 
              Para no soltar al “indio” Daniel, como lo llamaba su gente más querida, citó su interpretación de la autodenominación de este grupo humano: “Yo soy gente, persona humana y pueblo”.
           No me canso de repetir que soy un privilegiado. Nací en una tierra donde su gente es un alambique que baña de esperanza sus vidas, por eso no logro entender a la pandilla de vagos que amparados en grupos de distinta laya se dedican a ocuparse solo de su propio universo porque se consideran el ombligo del mundo.   Hay un  largo número de ejemplos que podría citar… Por respeto a ustedes, quienes cada domingo me soportan, no me desviaré. Mis privilegios han sido múltiples por haber podido recorrer este país de una punta a la otra. No ha habido sitio donde no encontré siempre un gesto o una razón de querer volver siempre. Incluso a aquellos donde trataron, en vano, de hacerme daño.    No dejaré de decir: Venezuela es lo que es pese a nosotros mismos.
          Haber estado donde nace el Orinoco, en las cercanías del cerro Delgado Chalbaud y estar en contacto con los Yanomami fue una experiencia que me acompañará toda mi vida. Es uno más de la inmensa lista de privilegios de los cuales les escribí líneas atrás. 
La bibliografía sobre ellos es enorme, podría volcar acá infinidad de datos y detalles que poco aportarían.  Hoy les ruego me excusen y vean las fotos que logré hacer de ellos y traten de formarse una levísima idea de estos testigos de la llegada del ser humano a nuestro continente. 

© Alfredo Cedeño

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