Cada vez que nos
enfrentamos a una decisión llegamos a una noche de cielo que revienta de
estrellas. En primer momento nos deslumbramos con las más luminosas, pero en la medida que acostumbramos la mirada
lo vemos saturarse de menudos puntos de luz. Cuanto más cerrada es la noche,
mayor es la cantidad de estrellas que podemos ver.
En otros artículos he
hecho referencia a la oscurana que vivimos los venezolanos, una noche preñada
de pesadillas que aparenta no tener fin.
Pese a ello, o quizás precisamente por tal razón, hay una miríada de
opciones que se nos presentan con mayor
o menor brillo, con más o menos permanencia. Y se nos multiplican las
opciones.
Un rasgo, que bien puede
ser tildado de arquetipal, en los amos y señores de nuestras pesadillas es la
pretensión de hacernos ver, pensar y
sentir según lo que para ellos es el culmen de todos los dogmas. Lo peor es que
pretenden, y lo hacen sin el menor titubeo, arrojar a desiertos, destierro y calabozos a quienes no comulgan
con sus monsergas desabridas.
De los
"ideólogos" del esperpento rojo ese actuar no es de extrañar, debiera asombrar si fuera de manera
contraria. Mientras tanto, y como quien
no quiere la cosa, del lado acá del escenario vemos cada vez crecer más y más, como la verdolaga, émulos de ellos. De todo
hay, desde cagatintas faramalleros que a
duras penas hilvanan sujeto, verbo y
predicado; hasta "catedráticos" de pomposa actitud que tratan de
deslucir a quienes señalan los oropeles que deslumbran en el mar de opciones
que tenemos para salir de este marasmo.
Las estrellas están
ahí, aunque su luz no se vea a simple
vista no significa que no existen. Sólo quien aprende a verlas y entenderlas
logra encontrar el camino en medio de la espesa noche. Allá aquellos que se empeñan en seguir las luces de faroles fatuos.
© Alfredo Cedeño
3 comentarios:
Gracias, Alfredo. Los que siguen las luces de faroles fatuos son bastantes pero los que logran atisbar las luces ocultas siguen escrutando y eso nos da ánimos a todos los que casi nos desesperamos. Saludos.
Alejandro Moreno
Seguimos... con las luces como aliciente, siempre, aunque los nubarrones se empeñen en aparecer.
Cariños,
Adriana
Gracias Alfredo , todo es pasajero asi como las luces del cielo, Pront veremos la luz
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