viernes, junio 12, 2009
MUSEO TULENE BERTONI
Hace más de medio siglo Alfredo Tulene, quien había sido un próspero comerciante de productos textiles y de embotellado y distribución de gaseosas, en la ciudad de Valera, estado Trujillo, a más de 400 kilómetros al oeste de Caracas, capital de Venezuela, empezó a construir una de las colecciones paleontologicas, etnográficas y de arte más impresionantes del oeste de Venezuela.
En un modesto local permanecen 116 muestras paleontólogicas donde se pueden encontrar desde un cefalópodo de 50 kilogramos de peso, al que se le calcula una edad de 80 millones de años, hasta diminutos peces, también milenarios, encerrados en lascas de piedra.
Este tesoro cultural fue colectado por Tulene en distintos lugares del estado Trujillo, pero no sólo fueron fósiles los que él personalmente colectó sino que también se dedicó a recaudar 787 piezas prehispánicas elaboradas en piedra y barro por los primeros habitantes de estos sitios.
También se ocupó de reunir 162 piezas de arte colonial entre las que hay retablos que eran usados en las casas como objeto de culto religioso; además de armas de distinto tipo y calibre. Del mismo modo adquirió veinte piezas del artista Salvador Valero, considerado por los especialistas uno de los mas importantes artistas plásticos populares de Venezuela. Entre las piezas de Valero destaca la que fuera su primera pintura hecha a los doce años de edad.
La colección prvada del señor Tulene se convirtió en museo el 20 de Mayo de 1976, hasta que años más tarde la donó al estado y hoy funciona en un local cedido en prestamo por la Sociedad Ancancerosa de Venezuela en la calle 6 de la mencionada ciudad de Valera. Allí se realizan visitas de lunes a viernes.
Cinco personas, incluyendo a su director, el politologo Benito Briceño, en medio de una escasez absoluta de recursos cumplen con dedicación ejemplar -y una mistica digna de imitar- sus labores de resguardo, difusión y conservación de una muestra de los tesoros culturales de Venezuela. Alguna vez este país fue llamado “tierra de gracia”, aunque a veces pareciera que la historia y la cultura vivieran en eterna desgracia.
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