Debió atravesar un océano de verdes lanzas
hasta que naufragó a la orilla de un charco,
allí esperó con un poco de dignidad marchita
al compás de crujientes y feroces destellos,
mientras un abandono lancinante le avisaba
cómo el tiempo se hacía cada vez más corto.
© Alfredo Cedeño
2 comentarios:
Señor Cedeño,
puedo no estar en lo cierto, pero creo que ese "cómo" lleva tilde, si he interpretado adecuadamente el sentido de su texto.
Acertada observación de quien anónimamente aporta... Gracias!
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