Todavía
recuerdo la primera vez que vi las calles de Roma. Era un sábado de abril a
media mañana, con una brisa suave que me hacia arrebujar en la chaqueta que
cargaba. Luego del habitual registro en el hotel, me escabullí a vagar por la
tierra de los gemelos amamantados por la loba Luperca. Un cielo despejado me
acompañó hasta uno de los tantos puentes que cruzan el Tíber y allí imaginé la
urbe cuando era un descampado y sitio de retozos de los mencionados carajitos.
Años
sucesivos y posteriores volví a visitar esta ciudad que, al decir de unos
cuantos, es la cuna del mundo occidental ya que la expansión del Imperio Romano
fue la piedra angular sobre la cual se
fue constituyendo lo que el mundo es hoy.
Se dice Roma y Vaticano y Coliseo saltan a la memoria, se pronuncia Roma
y la imagen de mujeres y hombres hermosos se vienen al recuerdo, se habla de
Roma y se está hablando del latín, esa lengua indoeuropea que se desarrolló
aquí en el Lacio, o Latium, hasta darse su propia denominación.
Roma
es cuna de placeres y barbaries. La que originalmente fuera una aldea de
campesinos fue hipertrofiándose hasta autofagocitarse, luego de haber sembrado
con destrucción el mundo mientras avanzaba e iba consolidando su dominio. ¿Qué
se podía esperar de una urbe nacida a la sombra del fratricidio?
Asegura
esa anciana retorcida y camandulera llamada tradición oral que Rómulo y Remo,
acompañados de bandidos y vagabundos expulsados de sus propias ciudades,
decidieron fundar su caserío a las orillas del río Tíber. Y ahí empezaron las
heladeras de greñas entre ambos ya que no se podían poner de acuerdo sobre el
lugar en el cual erigirían la ciudad. Afirman que Remo quería que fuera en la
colina Aventino, y su hermano Rómulo porfiaba porque fuera la del Palatino.
Llegados a ese punto acordaron dejar en manos de los dioses que se resolviera
el embeleco; pero sin ceder posición ninguno de los dos, así que cada uno se
encaramó en su cerrito a esperar una señal de los cielos.
Fue así como
la mañana del 21 de abril del año 753
a .C., Remo mirando al cielo, similar a ese que vi yo
cuando vi la ahora metrópolis por primera vez, trepado en la cima del Aventino
vio seis grandes buitres sobrevolándole a él. Por supuesto que el hombre armó
un alboroto y salió corriendo hacia donde estaba su hermano para anunciarle que
había ganado y que la ranchería se haría donde él decía. La vaina fue que, en el mientras tanto que
llaman, en ese mismo instante, doce avechuchos sobrevolaron el Palatino; ante
lo cual Rómulo se sintió dueño de la victoria, y sin esperar que llegara su
hermano echó mano a un arado y comenzó a cavar el pomerium, el foso circular que fijaría el límite sagrado de la
nueva ciudad, prometiendo dar muerte a quien osara atravesarlo. Remo, quien andaba
en Babia y jurando que había ganado saltó hacia su hermano para anunciarle que
era el triunfador. Rómulo, obligado por el juramento que acababa de pronunciar,
le dio matarile a Remo quien se convirtió en el primero en pagar con su vida la
violación de la frontera sagrada de Roma.
Es
la cuna de Cicerón, Séneca, Petronio, Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio,
Calígula, Julio César, Bruto, Casio, Marco Antonio, Octavio… Y también, en
tiempos más recientes de Sofía Loren y de Eros Luciano Walter Ramazzotti.
Aquí
ambientó Vittorio De Sica su Ladrones de
Bicicleta donde el desamparo de Antonio y su hijo Bruno no ha dejado de
conmoverme cada vez que la he visto. La Ciudad
Eterna es una hoguera que arroja sus favilas al viento
mientras sus calles siguen recogiendo las huellas de todos quienes seguimos
acudiendo sedientos a recorrerla
tratando de atrapar algo de los destellos de la belleza que, pese a sus
horrores, pudo engendrar entre sus célebres siete colinas…
© Alfredo Cedeño
4 comentarios:
Buenos dias. muy lindas las fotos.. saludos. Drocia.
EL BAUL DE LOS RECUERDOS...EXCELENTE..OBSERVANDO TUS FOTOS RECORDE AQUEL mARZO DEL 2010, CUANDO VISITE ROMA POR UNA SEMANA...ABRAZOS DOMINICALES Y GRACIAS POR TAN GRATOS RECUERDOS QUE VOLVIERON A MI MENTE...
Espectaculares tus fotos, poeta.
Ylleny Rodríguez"
Hermoso, cada foto es una poesia
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