En dos entregas
anteriores les he ido narrando la muy extensa conversación que sostuve con Juan
Antonio Blanco Gil, el cual les recuerdo fue un alto funcionario del gobierno
cubano que decidió por sí mismo en 1991 abandonar su carrera como analista político
y diplomático, para apostar en Cuba por el desarrollo de la sociedad civil. “Fidel ha
logrado con éxito, a lo largo de más de medio siglo, mantener engañado a casi
todo el mundo, siempre haciéndose ver como la víctima de un conflicto que ellos
mismos siempre han procurado que nunca se resuelva. Si yo logro sobrevivir a mi renuncia como funcionario del Comité
Central, que todos vieron como suicida, fue por la credibilidad que tenía. La
gente sabía que me había metido en situaciones muy jodidas, había mandado pa´l
carajo a gente muy importante y no había sido políticamente pendejo. La gente
sabía que a mí me respetaban personas muy importante; entonces yo manejaba
aquello de forma que mis enemigos más orates estuvieran a raya hasta que logré
que se legalizara la institución no gubernamental que yo quería crear. Cuando en
1993, dos años después de haber renunciado a mi puesto en el Comité Central,
están a punto de decidir la aprobación de la ONG, un miembro del Buró Político que
sabía que no me podía zarandear porque ya yo había estado en bronca con gente
más importante que él y había sobrevivido, me llama y me dice: Mira Juan
Antonio ya te vamos a legalizar, pero queremos que nos hagas un presupuesto,
cuánto dinero te hace falta… Y le digo: No, a mí no me hace falta que ustedes
me den nada. Pero vas a tener gastos. Yo entonces le tiré un discurso de
izquierda, le digo: ¿Ustedes creen que sería moral de mi parte, con el hambre
que se está pasando en este país, con el Período Especial, que yo le pida al
Estado cubano un centavo? deje eso, yo me busco el dinero. La gente de Novib
que después se transformó en Oxfam Holanda,
fueron los que primero nos apoyaron. Luego vinieron otras Oxfam: Inglaterra,
Canadá, eran una network de agencias de cooperación internacional, de desarrollo,
esas fueron las que nos dieron alguna plata, no grandes cantidades, suficiente
para apenas sostenernos, y con eso hacíamos talleres y seminarios. Yo asumía la
responsabilidad de enviar las conclusiones y recomendaciones que emergían de
esos seminarios a las diversas instituciones y dirigentes. Ya con esa
plataforma institucional, me dediqué a realizar propuestas que mandé a Fidel
Castro, a Raúl Castro, al Ministro del Interior, a todo el mundo allá. Para que
nadie nos pudiera acusar de depender de fuentes externas iniciamos actividades
de autofinanciamento, y llegó un momento en que casi éramos autosustentables, y
nos prohibieron realizarlas. Por una parte no decían que no les gustaba que
recibiéramos recursos del exterior y por la otra nos bloqueaban las
posibilidades de ganarlos dentro del país. Lo que querían era asfixiarnos y que
le pidiéramos recursos al estado”.
En su peregrinar
logra hablar con quien era presidente de la Asamblea Nacional, “había ocurrido
hacía poco el criminal hundimiento del remolcador 13 de Marzo, en él intentaban
emigrar varias decenas de personas y ahí murieron 41, incluyendo mujeres y
niños. Este hecho brutal estremeció la conciencia de muchos militantes que
consideraban inconcebible que algo así ocurriera, cuando en realidad había precedentes
similares, pero esta era la primera vez que una masacre de civiles trascendía a
la luz pública. Como la reacción del gobierno había sido la del avestruz y
culpar al imperialismo y sus campañas mediáticas por lo ocurrido, le dije al
Presidente de la Asamblea que por qué no organizaba una discusión sobre el
problema de los derechos humanos, pero no de los derechos humanos como una
expresión de propaganda enemiga, sino una conversación serena sobre ese tema. Después
del hundimiento del remolcador yo había elaborado y circulado un documento que proponía
varios puntos a resolver de inmediato como la supresión de los permisos de
entrada y salida al país, la creación de un ombudsman
para fiscalizar las violaciones de derechos humanos institucionales o
personales, la inspección de las cárceles por instituciones independientes, la
descentralización del desarrollo hacia la iniciativa privada en las
comunidades, el cambio de la ley de asociaciones permitiendo su surgimiento sin
necesidad de ser autorizados por un ministro, la posibilidad de que las ONGs
tuviesen sus propios medios de comunicación (no había todavía internet) y otras
parecidas. Mi intención era presionar para que estos temas se discutieran
formalmente en alguna institución y de ahí mi propuesta de convocarla en el
marco de la Asamblea del Poder Popular. Finalmente, el Presidente de la
Asamblea Nacional se decidió a convocar una discusión cerrada en un comité ad-hoc.
Cogió a un general de las Fuerzas Armadas, que era el presidente de la Comisión
de Seguridad de la Asamblea Nacional y lo puso a presidir la reunión, el
general Ulises Rosales del Toro, y convocó a todo un abanico de personas. A mí
no me invitaron a la discusión, pero le di el documento con las propuestas a un
amigo que era el abogado constitucionalista más destacado del país, Julio
Fernández Bulté, quien estaba invitado a la reunión por la Unión de Juristas de
Cuba y era miembro de nuestra ONG. Le dije: Oye Julito tú eres el abanderado,
mi hermano, coge la bandera, este es nuestro documento que yo ya le repartí a todo el mundo. Fue muy interesante, según me contó
él después, la reunión comienza y llega tarde el oficial que representaba al Ministerio
del Interior: Permiso para incorporarme, todo eso que usan los militares. El
general le dice: ¿Y usted quién es? Yo soy el oficial fulano de tal del
Ministerio del Interior. ¿De qué parte del Ministerio del Interior? De
Inteligencia. ¿De qué parte de Inteligencia? Sección de Medidas Activas, (propaganda/contrapropaganda).
Mire coronel, váyase de nuevo pá su Ministerio porque esta reunión no es para
pensar en términos de contrapropaganda, esta reunión es para ver los problemas
reales que podamos tener de violaciones de los derechos humanos y corregirlos,
por lo tanto diga a su ministro de parte mía que yo quiero que él me mande o al
Jefe de Prisiones, o al Jefe de la Policía, o al Jefe de Contrainteligencia porque estaríamos lidiando
con las áreas que tendrían más potencial de cometer algún tipo de violación de derechos
humanos, no ustedes que se dedican a contrapropaganda. Primera y última
reunión. Después de eso Fidel dijo que se acababan las reuniones, porque seguramente
se dio cuenta que la gente se lo estaba cogiendo en serio. El reformismo estaba
avanzando y yo no era el único. En aquella época había un personaje
maquiavélico que llegó a ocupar una posición muy influyente en el Buro Político
y que en su desmedida ambición quería vendérsele a Moscú como el Gorbachov
cubano. Experto en demagogia, trataba de proyectarse en medios intelectuales
como un reformista cuando en realidad no era sino otro ambicioso sin
escrúpulos. Su proyecto era impulsar una reforma autoritaria en la que él
terminase de líder máximo. Sabiendo que yo promovía una reforma democrática y
dificultaba su show demagógico, el tipo me preparó una encerrona en contubernio
con algunos de los altos mandos del Ministerio del Interior. Esos círculos me
tenían bajo perenne observación, y así supieron que por razones de trabajo un
colega y yo, junto a un arquitecto de la empresa de construcciones turísticas,
saldríamos en un barco a filmar las obras que venían haciendo en unos cayos de
la costa norte no muy lejanos de la capital. Su plan era dejarnos salir al
amanecer y hacernos detener por un guardacostas para acusarnos de intento de
fuga del país. Un percance inesperado, la detención de unos contrabandistas en
el muelle donde nos íbamos a embarcar —de
nuevo la Divina Providencia— impidió que pudiéramos zarpar ese amanecer, es decir
nunca pusimos siquiera un pie en el barco y regresamos a La Habana, pero al
parecer nadie avisó a tiempo a los complotados en el Estado Mayor del
Ministerio del Interior que dieron por hecho que su plan estaba en marcha e
incluyeron en su parte operativo diario a las más altas figuras políticas y
militares la fábula de que había sido apresado en alta mar y estaba siendo
interrogado sobre mi supuesto intento de fuga. El hecho me permitió tomar
conciencia de que había fuerzas decididas a destruirme a como diera lugar, sin
escrúpulo alguno”.
Juan Antonio considera
que en ese momento, primera mitad de los años 90, era obvio que las ideas reformistas, como resultado de la caída de Moscú,
“estaban entrando hasta en el Partido, en la Central de Trabajadores, en la
Federación de Mujeres Cubanas. ¿Qué fue lo que sucedió? Una nueva emboscada:
Fidel Castro derribó las avionetas de Hermanos al Rescate, hizo una redada
gigantesca y metió presa a mucha gente. Luego cuando los americanos reaccionan
aprobando la modificación del embargo con la Ley Helms Burton recurre al
argumento de que seguimos en una plaza sitiada donde ningún reformismo es
permisible y así volvió a imponer controles sobre las instituciones del país”.
Meses antes de que eso ocurriera, en el año 95, Juan Antonio había servido como
canal informal de una iniciativa noruega. “Los noruegos acababan de tener las
conversaciones de Oslo entre los palestinos y los israelitas que habían sido
muy exitosas y se dijeron: Bueno vamos a seguir en esto de conversaciones de
paz. Y hablando conmigo concluyeron que una cosa que podían hacer era crear un
espacio para fomentar la normalización de relaciones entre Cuba y Estados
Unidos. Les sugiero repetir el esquema de palestinos e israelitas, que financien
toda la operación, aporten la logística, un castillo en un fiordo de esos por
ahí, encierren a un grupo de americanos y cubanos, cojan la llave, cierren el
castillo y la boten al mar hasta que los cabrones se pongan de acuerdo, ¿okey?
Yo propongo que eso empiece temprano en unos pocos meses, al iniciarse el año
96, para que cuando lleguen las elecciones y gane de nuevo Clinton, que a todas
luces iba a ser reelecto según las encuestas, ya se hubiera avanzado
conceptualmente en cómo proceder después de las elecciones. O sea lo que a mí
me habían prohibido hacer cuando era funcionario, quería ahora intentar hacerlo
por la vía de la sociedad civil pero de forma que fuesen organizaciones de la
sociedad civil de Cuba y Estados Unidos las que facilitarían el diálogo de Cuba
y Estados Unidos con apoyo de Noruega. Entonces nada era formal, ahí podían
romper la conversación sobre cualquier punto sin problema, era simplemente
conversar de manera no oficial, para explorar la factibilidad posterior de poder
llegar a acuerdos oficiales de los dos gobiernos, pero por lo menos comenzar a hablar,
conversar, identificar posibles áreas de consenso y discrepancia, imaginar
soluciones satisfactorias a ambas partes y todo eso”. La respuesta directa
desde la Casa Blanca fue muy positiva. Pero antes de que pudiera avanzar las
consultas en Cuba recibió una visita no anunciada, de madrugada, de un alto
oficial de contrainteligencia para saber cuál era su papel en aquello y a
primera hora del día siguiente un miembro del Buro Político lo citó a su
oficina y le ordenó cancelar aquella iniciativa.
Nuestro
entrevistado explica cómo la inteligencia cubana había penetrado a las
organizaciones cubanas en el exilio y Fidel toma la decisión de emboscar a las
avionetas de Hermanos al Rescate. “Fidel Castro había decidido volar las
avionetas en pedazos. Eso es sin duda una emboscada militar, tú tienes la ruta
de vuelo, tienes un topo dentro de la organización, le dices al tipo que
aborte, que salga, le cambias la misión y pones en estado de alerta tus Migs
para que cuando regresen los destrocen, eso sin duda es una emboscada militar. Pero
también fue una emboscada política, porque a Fidel se le estaban uniendo tres
cosas a la vez: una oferta de paz desde Washington como habían sido antes las
de Jimmy Carter, Ford y Kissinger; un movimiento reformista interno alentado
por la caída de la Unión Soviética y los grupos de oposición que ya daban pasos
para llegar a un acuerdo de unificación dentro de Cuba, algo que se llamó
Concilio Cubano. Él no podía tolerar que coincidieran una ofensiva de paz, que
cambiaba el contexto de hostilidad norteamericana, una ofensiva reformista que
era porosa, porque era simplemente un estado de ánimo generalizado, y una
ofensiva unitaria de los grupos de oposición. Y entonces tumbó las avionetas,
lo cual era un riesgo tan grande como casi el de poner cohetes nucleares en
Cuba en el año 62, porque era evidente que tendría que haber una respuesta. A
mí se me apareció en mi casa, a los dos días del derribo de las avionetas, el
segundo jefe de Inteligencia para Estados Unidos del Ministerio del Interior,
un tipo que yo conocía desde mi estadía en New York, y me dijo: Mira Juan
Antonio, me ha mandado mi jefe, me mandó pá pedirte tu opinión porque esta es
una cosa muy delicada y todo el mundo te reconoce como especialista en Estados
Unidos y Cuba, te queremos presentar una pregunta: ¿Qué tú crees que suceda con
lo que ha pasado?, ¿tú crees que va a haber una respuesta americana?, porque
nosotros tenemos información operativa —la información operativa supe después,
cuando se hizo público su caso, provenía de Ana Belén Montes que estaba infiltrada
por Cuba en el Pentágono—, de que va a haber una respuesta y que a Clinton le
han presentado dos variantes que es firmar la Helms-Burton o atacar las bases
aéreas cubanas, ¿qué tú crees que haga? Le respondí: Esa es la pregunta que tú
debiste haberme hecho la semana pasada y te habría dicho que ningún presidente
en ejercicio que va a reelección puede darse el lujo de perder la Florida que
son 29 votos electorales y por lo tanto va a haber una reacción ¡inevitable! de
ese presidente, ahora ¿cuál va a ser?, francamente yo no te puedo decir hasta
donde va a llegar, ojalá que sea la Helms-Burton, porque de lo contrario vamos
a entrar en una guerra, así que ojalá se vaya por la menor... que fue lo que
sucedió, por la más benévola. Por eso es
que después todas las lágrimas de cocodrilo de estos tipos en La Habana por la Helms-Burton,
y el embargo, y el bloqueo... ¡Coño cabrón! ¡Si tú fuiste el que lo
buscaste! Si te habían ofrecido hacer la
paz, negociar la paz durante un año en un fiordo y tú decidiste hacer la
guerra. (Y aquí suelta con voz indignada) ¿Cuántas veces saboteó la oportunidad
de buscar una salida a todo esto?, una salida honorable, ni siquiera estoy diciendo
una salida deshonrosa. Cooñoooo y todo por el egoísmo y la ambición de poder de
tres o cuatro tipos. Por supuesto las conversaciones de Oslo no llegaron a
darse, eso iba a pasar en el 96 y las avionetas las derriban en febrero 24 de
ese año, para evitar que se diera esa o cualquier otra conversación”.
Apenas un mes
después del derribo de las avionetas, en marzo de 1996, “la ofensiva de Fidel
se completó convocando –que por cierto nunca lo hacía– a un pleno del Comité
Central del Partido donde Raúl Castro hizo un informe dramático del peligro que
corría la Revolución con las tendencias reformistas… ¡Toda la mierda del 70 la
revivieron otra vez! Hasta volvieron a hablar de Pensamiento Crítico y de los filósofos diversionistas, ¡ah!, y de
los que se creían que eran diplomáticos por la libre, ese al parecer era yo, y
que se metían a hacer gestiones por su cuenta con Estados Unidos y que todo aquello
había que acabarlo y que había que poner control sobre todo eso. Esos fueron
los acuerdos del V Pleno del Comité Central. Me dije: Yo no tengo más nada que hacer
en Cuba, me voy de aquí. Esta gente no tiene escrúpulos y este sistema no es
reformable. A partir de ese momento mis neuronas estuvieron focalizadas en cómo
montar un plan para escaparme de Cuba sin que ellos se dieran cuenta que me
estaba escapando de forma de poder sacar a mi familia, porque de lo contrario
iban a dejar a mi familia de rehén y yo iba a perder a mi mujer y mi hija,
entonces monté un plan a cumplir en etapas. Primero salir yo sin que pareciera
una deserción, después sacar mi familia y cuando estuviésemos todos fuera no
regresar ya. Y más nunca he regresado. A
mí me dicen: ¿Y tú no has vuelto a Cuba? No, yo no he vuelto a Cuba. ¿Por qué?
Porque es igual a lo que dicen las cajetillas de cigarro, puede ser perjudicial
para mi salud. Llego a Canadá con un reto del carajo: sacar a mi familia. Se
demoraron más de seis meses en darle la salida. Parece que había mucha gente,
mucho sabio discutiendo si lo hacían y al final decidieron que con “el loco”
era mejor no tener una bronca porque en menos de doce meses había llegado a ser
el coordinador mundial de una conferencia de derechos humanos entre gobiernos y
ONGs, reconocida por la ONU. Uno de los días más felices de mi vida, yo no sé
si decirte el más feliz, pero uno de los días de felicidad más grandes de mi
vida pá mi fue en ese aeropuerto de Canadá cuando yo las vi bajar del avión y
me dije: Ya estamos a salvo…, ya estamos del lado de acá. Y me acuerdo que la
primera vez que debí viajar por razones de trabajo, de Canadá a Europa, cuando
regresé a Canadá, todavía con mi pasaporte cubano, todavía no era ciudadano
canadiense, llegué a Inmigración, a la cabina donde está el oficial, le entregué
el pasaporte al tipo, el oficial lo vio, ¿dónde usted estaba?, en una reunión y
ese hombre me dijo: Welcome home. Tú no sabes el impacto que esas dos
palabritas tuvieron sobre mí, porque fue cuando metabolicé que mi nueva casa
era Canadá, y que ahí me querían, me habían dado protección, me querían de
veras, obviamente aquello era una formalidad, pero ese hombre no sabe el
impacto que esas dos palabras tuvieron en mí”.
Luego de
establecerse en Canadá, la fragilidad de la salud de su suegra lo lleva a tomar
la decisión de mudarse a Miami, donde ahora ocupa el cargo que he mencionado ya
en entregas anteriores, y a la par de sus labores académicas se dedica a promover incansablemente su propuesta Cuba
3.0 que considera crucial en la actual coyuntura.“Este enfoque tiene varias
premisas, una es que el mundo está entrando a una nueva gran transición
civilizatoria: la civilización digital, de la información y del conocimiento.
En el caso de Cuba todo el mundo habla de la gran prosperidad que tuvo desde su
nacimiento en 1902, etapa que yo llamo la Cuba 1.0 hasta que llegó la revolución,
a la que defino como la Cuba 2.0. Fueron dos fases históricas de duraciones
medias pero inmersas en la historia de larga duración mundial que representaba
la era moderna y las sociedades industriales a las que Cuba llegó muy
tempranamente, incluso antes de la independencia. Cuba tuvo sistemas de alcantarillado
y acueducto, de alumbrado público antes que muchas ciudades de Europa y de los
Estados Unidos. Cuba tuvo un sistema de trenes más avanzado incluso antes que
el resto de América y muchos lugares de Europa. Cuba tuvo acceso al teléfono, a
la radio y televisión y muchísimas cosas, en forma casi masiva, mucho antes que
los demás países. Desde épocas tempranas se estableció un contacto natural
entre la sociedad cubana y la modernidad de la sociedad industrial; eso
permitió que la sociedad pese a sus desigualdades, defectos, periodos de
dictadura militar, etcétera, avanzara y prosperara. Ahora, ¿qué le pasó a los
que no hicieron eso?, ¿qué le pasó a los países africanos?, quedaron rezagados
en asumir la civilización industrial, y durante generaciones han estado pagando
con pobreza endémica ese retraso. Lo que yo estoy planteando para Cuba es: Ha
surgido una nueva civilización, en la cual internet y la comunicación digital y
las computadoras son el centro del desarrollo y por razones políticas, por
vocación de censura, de control que tiene esta gente en Cuba sobre la sociedad,
nos estamos quedando al margen, rezagados y fuera de esa civilización. ¿Cuál es
la perspectiva si eso sigue así? Que nos va a pasar como a África y que Cuba,
después de haber sido una de las sociedades más prósperas, más modernas, del
siglo pasado nos vamos a convertir en el siglo XXI en una sociedad miserable,
depauperada, que le va a costar trabajo salir de esa situación. Lo bueno que
tiene la nueva revolución tecnológica es
que puedes saltarte etapas históricas con la asimilación directa de las
tecnologías más avanzadas. Por ejemplo, supón tú que te quedaste atrás en la
instalación de un sistema de telefonía que cubra todo el país, en lugar de
poner postes, cables, antenas y qué sé yo, coges y vas a la siguiente etapa
tecnológica que es el celular, te saltas una etapa y es una inversión mucho
menor y en mucho menos tiempo. Mi temor es que la miseria mental que tienen
estos dirigentes en Cuba, su pobreza de entendimiento no les permite ni
siquiera transformarse en una dictadura moderna del siglo XXI como es China o
autoritaria como Singapur. Son tan reaccionarios, tan cobardes políticamente, esclerotizados
en su visión y en su pensamiento, que a todo lo que sea nuevo y nuevas
tecnologías le tienen miedo, lo pueden utilizar ellos pero nada de compartir
con la población. Más que un problema es un drama. En las condiciones
tecnológicas de hoy, el país tiene el potencial para poder dar un gran salto y
recuperar todo este retraso que hemos venido pagando todo este tiempo. La porción
de población que se perdió con la emigración, con el exilio, la puede recuperar
sin que ni siquiera sea necesario que vuelvan al país. Hoy en día los que
estamos fuera podemos convertirnos en una fuente no solo de financiamiento e
inversión, sino también de conocimiento y de acceso a redes sociales útiles que
se pondrían en función del desarrollo si se permitiera nuevamente que el tejido
social, entre la población cercenada que está fuera y la que está dentro,
pudiera restablecerse. Un ejemplo de ello: mi mujer. Ella tiene lo que en el
siglo XX hubieran descrito como una microempresa de publicaciones, ubicada
dentro de nuestro domicilio. Sin embargo, tiene alrededor de diez empleados que
viven en más de cinco países y en más de tres regiones diferentes: tiene
diseñadores gráficos, maquetadores, traductores, todo lo que tiene que ver con
la publicación, operarios de internet, unos están en Canadá, otros en California,
algunos en Miami, otros en Costa Rica, hay incluso gente en Cuba que le revisa
las galeras, y ella maneja esa microempresa trasnacional desde el cuarto de un
apartamento, ¿por qué? Porque en las actuales condiciones tecnológicas tú puedes
hacer eso”.
Blanco es muy
optimista en este aspecto y argumenta: “Antes para que un país se desarrollara
tenía que venir una trasnacional y hacer una gran inversión; pero se espera que
este año vayan en remesas a la América Latina ¡67 mil millones de dólares!
Hasta ahora esas remesas son usadas principalmente para consumo, para atender
necesidades básicas de los que las reciben. ¿Qué pasa si una parte de esas
remesas, esas familias en lugar de consumir y pedir más, consumir y pedir más,
pudieran invertirlas en mecanismos como el de mi mujer por ejemplo, para
producir un servicio, para producir un producto? ¡Se capitalizarían las remesas
y empezarían a crear riqueza! Desde esa perspectiva el pariente que está afuera
ya no es un familiar que te manda remesa, es tu posible Angel Investor, tu posible Joint
Venture, tu posible “inversionista directo”, porque es quien te da el
capital semilla para que puedas despegar, pero es el que además posiblemente
tenga, por estar fuera, las redes sociales de acceso a fuentes de crédito y a
otros Angel Investors para poder
ampliar los negocios y el capital, y también quien puede organizar el marketing
de tus productos o servicios si pueden ser exportados. Concebir las naciones
modernas como pueblos transnacionales no atados a una territorialidad tiene
grandes ventajas. Tienes un caso como los zacatecanos en México, creo que hay
más zacatecas en el suroeste de los Estados Unidos que en el propio Zacatecas.
¿Qué sucedió? Toda esta gente mandaba remesas a sus familiares, pero Zacatecas
todavía es una de las zonas más pobres de México, los familiares consumían,
pero habían cosas que eran del bien común, el camino, el alcantarillado, el
pozo del agua, la escuela, la iglesia; los que se supone repara el Estado, pero
no lo hacía, y alegaba que no le alcanzaba el presupuesto. Entonces, esta gente
fue a ver al gobernador y le dijeron: Vamos a hacer una cosa, por cada diez
dólares que le manden a mi familia yo voy a sacar un dólar y lo voy a poner en
un Fondo de Desarrollo para el Bien Común, con el compromiso de que usted,
Gobernador, va a poner otro de los fondos del gobierno del estado y a hacer un
empate de dólar contra dólar, o sea uno por uno, y nació un plan que se llamaba
así: 1 por 1. Pero entonces negociaron con el Estado federal, el DF, y le
dijeron: Mira nosotros estamos haciendo esto, nosotros quisiéramos que el DF
pusiera un tercer dólar, entonces nació el plan 2 por 1, por que por cada
remesa de un dólar que se dedicara al bien común el estado ponía otro dólar y
el gobierno federal ponía un dólar; y entonces vinieron las agencias
internacionales como OXFAM y pusieron otro dólar adicional entonces ya era 3
por 1. Ahí tú tienes un ejemplo de cómo con imaginación y creatividad, los
recursos de la diáspora se pusieron al servicio de la comunidad. Aparte del
capital financiero económico que tengas, tú tienes capital humano, y los
gobiernos cuando empezaron a fijarse en el capital humano de las diásporas
solamente pensaban en el científico nuclear que se les había ido a trabajar a
Los Álamos, no, no, no, capital humano lo tiene también un arquitecto, un
ingeniero, un diseñador gráfico, un médico, un diseñador de ropa, un cocinero, todos
ellos llegan a los nuevos países y siguen enriqueciendo sus conocimientos, sus
habilidades, su talento, pero adicionalmente tienen capital social, contactos
útiles; aparte de las relaciones que tenían han adquirido nuevas relaciones con
instituciones y con personas en los lugares donde se asentaron y esas
relaciones puestas en función de un proyecto personal, colectivo, familiar,
hacen que se potencien más los aportes. Yo llegué a Canadá y no tenía capital
financiero, no tenía ni un dólar, tenía capital humano, me había graduado,
había escrito, había tenido una serie de experiencias en la vida y de
conocimientos, y tenía una libreta de teléfonos que era mi capital social; así
que entre el capital humano que podía ofrecer y mi libreta de teléfonos, mi
capital social, rehíce mi vida en Canadá y logré de nuevo tener un capital
financiero. Esa es la manera en que uno puede en estas condiciones 3.0 ver el
papel de las diásporas. ¿Qué pasa con Cuba? Que Cuba no tiene una diáspora,
Cuba lo que tiene es un destierro al que en algunos casos permiten ir de visita
a su país por tres meses y en muchos otros no le permiten regresar siquiera de
visita, al que no le autorizan ni dan facilidades para invertir. Ellos tienen
más interés en buscar inversionistas extranjeros, de otras nacionalidades, que
cubanos”.
Asegura Blanco
que “estamos asistiendo a una transición civilizatoria y Cuba está fuera de
ella, está quedando rezagada y eso se va a pagar”. Cita al historiador francés
Fernand Braudel y sus conceptos de historia de larga, media y corta duración, y
asegura que va a ser una nueva historia de larga duración esta a la que estamos
entrando ahora. “El régimen no es Fidel y Raúl, es el sistema institucional que
administra las promociones, las cuotas de poder, la distribución de acceso a
recursos y riqueza, todo administrado bajo una lógica determinada
institucionalmente por un sistema de leyes, normas y valores, y al frente de
eso hay un grupo de gente que hegemoniza ese sistema, lo controla, lo domina,
que es la élite de poder en Cuba. Ahora bien, es evidente que la Cuba 2.0 de
1959 se ha agotado y va a venir una Cuba 3.0, que va a tener la misión de
conectarnos de nuevo con la historia de larga duración del proceso
civilizatorio, en este caso con las sociedades del conocimiento en la era
digital pero ¿cómo lo va a hacer? ¿Hay una sola Cuba 3.0 posible? No, hay más
de una. Puede arribar una Cuba 3.0 capitalista autoritaria o una Cuba 3.0 de
mercado pero democrática, y cada una de esas dos metadefiniciones presentan
muchas variantes, pero lo inevitable es que tendremos que transitar a alguna de
ellas o resignarnos a la africanización de la sociedad cubana en el siglo XXI.
La élite de poder cubana se siente temerosa incluso de hacer las
transformaciones necesarias para convertirse en una Cuba 3.0 autoritaria, lo
que ha tratado es, como dicen ellos “actualizar el socialismo” de la Cuba 2.0.
En términos informáticos para mí eso es ponerle parches a un sistema operativo
que tiene un problema y tú le metes un parche, y te mandan otro parche, y otro
parche y otro parche. Y eso se ha podido hacer por los descomunales subsidios del
gobierno venezolano, para mal de ambos países. Les estamos vendiendo con
nuestros asesores en Venezuela la máquina de vapor del socialismo de estado
totalitario del siglo XX en plena civilización digital. Ustedes están casi
calcando al carbón lo peor de nosotros, ni siquiera lo mejor, lo peor. Porque
en Cuba, cuando venía el dinero de la Unión Soviética, que aportó como cuatro
planes Marshall, por lo menos una parte de ese dinero se usó en desarrollar la
educación lo cual creó una capa de profesionales importante en el país y se
aprovechó en algunos proyectos sociales útiles como la salud. Pero la riqueza
venezolana se ha venido dilapidando en megasueños de grandeza internacional.
Nunca en la historia de Venezuela había entrado la cantidad de plata que entró
con el boom petrolero de estos años, y en lugar de que se revirtiese en la
modernidad venezolana, mejorar las condiciones de vida de los venezolanos, elevar
la calidad de la infraestructura general, no hablemos ya de producir alimentos
y papel sanitario, lo que vemos es un deterioro generalizado en toda la infraestructura.
Quizás haya habido un mejoramiento en los sistemas de informática de los
aparatos represivos. Me imagino que en eso sí invirtieron, en llevar
computadoras, entrenar hackers, todo ese tipo de cosas, y en armamentos
antimotines y cosas de esas, pero con la clase de boom petrolero que hubo era
para que el país hubiera…¡Dios mío qué despilfarro!”.
Asegura
que en el exilio cubano “ha habido distintas etapas. Una es al principio de la
revolución, finales del 59 y principios de los 60, cuando fue evidente para muchos
revolucionarios demócratas, que habían luchado contra Batista, que había revolucionarios
autoritarios que tenían en mente un proyecto totalitario y no el prometido restablecimiento
de la democracia: elecciones, volver a la Constitución del 40, que era
socialmente la más avanzada de las Américas. Para ellos había sido una
demagogia retórica, una argucia para que un puñado de personas de pensamiento
afín se hiciera de las palancas del poder y apartar a los demás. La gente que
se alza contra Fidel Castro en el 59, 60, 61 en su inmensa mayoría fue gente
que peleó contra Batista, no fueron, salvo excepciones, simpatizantes batistianos;
era miembros del 26 de julio, del Directorio Revolucionario 13 de marzo, de
varias organizaciones revolucionarias, que veían que la ambición de poder de
Fidel lo estaban llevando a una alianza oportunista con el Partido Comunista
para resultar aceptables para la URSS. Es cuando comienzan las acusaciones de
que la revolución es comunista y las declaraciones peripatéticas de Fidel de
que eso es una infamia. Hay un libro formidable que se llama One hell of a gamble de Aleksandr
Fursenko y Timothy Naftali, quienes desentrañaron documentos fabulosos. Por
ejemplo, en abril del 59 estaba Fidel Castro haciendo un discurso en Harvard
donde decía que él era un demócrata, que ellos no querían el comunismo, que la
revolución era más verde que las palmas y no sé qué historia; y en ese mismo
momento, Raúl Castro, que se había quedado en Cuba al frente del país, estaba
enviando una delegación secreta a la Unión Soviética para tratar de pactar un apoyo
militar y de la KGB”. Asegura que desde la época de La Sierra Maestra había dos
guerras civiles: “Una la que libraban los revolucionarios contra Batista y otra
la que se libraba en el seno de las fuerzas revolucionarias por ver quién iba a
hegemonizar el poder después del triunfo. Ahí hay de todo. Luego se producen
alzamientos en el 59, 60, 61, y el propio gobierno una vez admitió que hubo 12
mil alzados, lo cual no es poco en un país de seis millones de habitantes en aquel
momento y no olvidemos que Fidel Castro nunca tuvo más de 2 mil hombres en las
armas luchando en zonas urbanas y rurales contra Batista. Pero, para enmarañar
más todo, cuando Estados Unidos asume que eso va pál comunismo se mete a hacer
ingeniería social con la oposición, comenzaron con el plan de Bahía de
Cochinos, un déjà vu de lo que había
sido Guatemala, en el caso de Jacobo Arbenz. ¿Qué sucedió a partir de ese
momento? A Castro le fue más fácil presentar a toda oposición como mercenaria,
al servicio de una potencia extranjera, y usar el nacionalismo como un elemento
de cohesión para nutrir su poder personal. El nacionalismo que utilizó Fidel
Castro era un nacionalismo antiamericano radical que beneficiaba al comunismo internacional
con esa manipulación de la identidad de la oposición. También hubo momentos de
triunfalismos por parte de la oposición y el exilio en particular, en
particular después de la caída de la Unión Soviética, cuando eso ocurre la
lógica, supuestamente inexorable, de la historia era que a aquello le quedaba
un día, pero la historia, como dice un amigo mío, es una pelota redonda que
viene en una caja cuadrada, y entonces Fidel tomó otro sendero. Para capear la
ansiedad popular al inicio de la crisis, coqueteó con las ofertas de compromiso
constructivo de Felipe González, la Unión Europea y Canadá que creyeron que a
Fidel sin la URSS no le quedaba inexorablemente otra opción que derivar hacia el
capitalismo y se propusieron facilitarle un aterrizaje suave. Fidel se movía
milímetro a milímetro esperando una nueva circunstancia o un milagro y en eso
llegó Chávez, y cuando llegó Chávez dio marcha atrás y volvió a empezar. El
compromiso constructivo de Obama no es nada nuevo. Ya se ensayó y fracasó
antes. Ahora apuestan a que no habrá otro milagro que venga al rescate de La
Habana con la crisis de Venezuela pero Raúl Castro, como su hermano antes, se
mueve por milímetros. Parece que ahora que van a abrir embajadas la consigna es
¡Yanquis sí, Google no!”.
No
titubea para afirmar que Fidel ante todo es fidelista. “Fidel ante todo es él,
él, él, él y los demás vienen después. El comunismo fue otra manera de
exaltarse a sí mismo, racionalizar su supra papel en los hechos históricos del
siglo XX y principios del siglo XXI, pero al final, final, final lo que le
interesa a él es el poder, el poder absoluto. De todas las ofertas
institucionales y todas las narrativas ideológicas disponibles en el siglo XX
la que mejor le venía era el comunismo, porque él no podía ser el tipo de
dirigente omnímodo, prepotente, etcétera, que quería ser con un proyecto
demócrata donde él tendría que haber abandonado el poder después de un par de
periodos presidenciales o haber sido más o menos reconocido como un patriarca,
pero un tipo que al que la prensa podía criticar, y que algún caricaturista en
un periódico podía mofarse de él. Es como los tipos estos los yihadistas con la
caricatura de Mahoma, a ese tipo no lo puede tocar nadie, nadie puede hablar
mal de él, su proyecto siempre fue eso, cómo convertirse en un semidiós. Para sus
propósitos el comunismo era el mejor sistema que tenía a mano, el más cómodo, y
el que le facilitaba alianzas con la segunda superpotencia del planeta. No lo subestimemos,
es astuto, pero tampoco es ni mucho menos el personaje que él se ha construido.
Por ejemplo, cuando el tipo iba a recibir a un congresista americano se le informaba
previamente todo lo referido al congresista, el tipo tiene un hijo autista, a la
mujer le gusta la artesanía, toda la caracterización, cuáles son sus opiniones
en temas más allá de la política. Se le daba todo; entonces el cabrón este
comenzaba a hablar en la reunión, él tenía una técnica de la que pocos sabían
escapar, y era la del monólogo interminable para evitar que sus interlocutores
le hicieran preguntas incómodas, comenzaba con qué tal buenas noches, bienvenidos
a Cuba, y el visitante apenas hacía una primera pregunta: bueno, ¿cómo ve usted
las cosas? Y ya ahí el tipo agarraba el conversatorio y el otro no ponía una
durante cuatro o cinco horas hasta que amanecía y ya era hora de irse y entonces
le decía: Bueno, se nos ha hecho tarde, despídanse. O sea no daba el menor
chance a la otra parte a guiar la conversación. Ahora ¿qué hacía con la
información de la que disponía?, empezaba a hablar con el congresista y de
pronto, como una cosa así casual deslizaba:
nosotros aquí, quizás usted no lo sepa, a pesar del bloqueo hemos hecho
un gran esfuerzo por la educación y por ejemplo aquí hemos dado atención
especial a casos como el de los niños que tienen tratamiento especial para
niños autistas… Y lo dejaba caer así como quien no quiere la cosa, y la mujer
del tipo se estremecía y a ella le daba luego una artesanía de regalo de
recuerdo, como por casualidad, así se los iba metiendo en el bolsillo. ¿Es eso
que el tipo es genial? No, el tipo no es genial, es muy astuto y sabe armar sus
shows, el tipo pudo haber ganado perfectamente un Oscar en Hollywood porque te
arma unos teatros y unas indignaciones y todo es una patraña, puro teatro; pero
además de eso tiene una maquinaria detrás que lo apoya dándole información,
dándole datos de todo. Genial hubiera sido si apoyándose en el desarrollo ya
alcanzado por Cuba en 1959 lo hubiera elevado a niveles aun superiores y con más
inclusión social en vez de destruir el país y repartir miseria”.
Asegura
que el futuro inmediato de Cuba y Venezuela son imprevisibles, pero que habrá
un cambio inevitable. Se agita incómodo en la silla ante la pregunta de si no
le preocupa que lo puedan señalar de traidor, pero conserva la calma y cierra
con firmeza: “Yo no soy un traidor, traidores son todos aquellos que me
traicionaron a mí y a todos los que entregamos lo mejor de nuestras vidas con
la ilusión de que se lograría una verdadera transformación social y crearíamos
una sociedad aún más prospera pero sin barreras al progreso de cada persona y
sus libertades. Traidores son quienes agarraron las banderas de la justicia y
prosperidad para encandilarnos, manipularnos para encaramarse en el poder y luego
dedicarse a disfrutarlo mientras el pueblo se jode sin
que a ellos eso les importe nada. ¿Qué quedó de la revolución de los humildes,
por los humildes y para los humildes? Gente buceando latones de basura mientras
el hijo de Fidel pasea el Mediterráneo en un yate de lujo. Si se me considera
traidor por querer la libertad para mi país, por anhelar una patria moderna,
próspera, tecnológicamente avanzada, socialmente justa, en la que quepamos todos
sin discriminación ideológica, racial, de género, orientación sexual o de
cualquier tipo ¡coño! que me fusilen porque en ese caso es cierto: soy
traidor”. Alfredo Cedeño, quien fue y
sigue siendo un hombre de izquierda, pese a todo lo satanizado que está en
estos últimos tiempos el concepto, y del cual huyen con azoramiento muchos, suscribe
cada una de estas últimas palabras de Juan Antonio Blanco…
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
Buenos tempraneros días, para nosotros aquí. Ufff, largo el texto. La caracterización que hace de Fidel se parece tanto a Chávez que resultan gemelos. Este señor vuela muy alto en la proyección de una Cuba muy desarrollada pero se puede conseguir en las altas esferas. Parece que es lo que centra su atención y su análisis porque ha vivido siempre allí. Sólo al final, final, hay una fugaz referencia al pueblo que yo he conocido en La Habana las dos veces que he estado. A eso puede ser que miren las dichosas embajadas. En eso no parece que se haya alejado del típico enfoque comunista: todo por el pueblo pero cuanto más lejos éste esté, mejor.
Un abrazo.
Alejandro Moreno
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