Milenios atrás, los agricultores cosechaban el
trigo cortando las espigas con una hoz. Eran tiempos cuando esos instrumentos
se hacían de madera o hueso con incrustaciones de pedernal que actuaba como
filo cortante. Mucho después fue cuando utilizaron la hoja de metal curvada que
es la más conocida ahora; tal vez por su popularidad como símbolo del partido comunista
al lado del martillo.
En estos tiempos de barbarie que vive Venezuela,
donde el gandul que ejerce la presidencia cada día desbarra más, la siega que
se presencia es de vidas, de vidas tempranas, de muchachos que en vez de una hoz son arrancados con bombas,
balas y perdigones. Es una cosecha brutal y despiadada, de violencia enajenada
y ciega, en la que las voces lastimeras de siempre se quejan ante los resultados,
más sin embargo no se articulan respuestas para ejercer la legitima defensa
frente a la desquiciada violencia oficial.
Todos los canales regulares, así como cada vía
legal, han sido cerrados a cal y canto por Maduro y la pandilla de malvivientes
que le acompañan en su borrachera homicida. Estamos llegando al centenar de víctimas
en esta jornada de protestas, a la que varios han tratado de apaciguar en vano.
Los respetados muchachos no cejan en su pelea, pese al abandono al que les han
sometido.
La ruindad de varios prohombres no deja de ser
proverbial. Tanto que se mofan de la incontinencia verbal característica de los
mandamases chavistas y compiten con ellos a la hora de entonar disparates. Siquiera
fueran a tomar agua para que cerraran sus bocas. Luego los oiremos y leeremos disertando
sobre “la gesta heroica de la juventud venezolana en la oscura hora que vivió
la patria”. ¡Cómo les gusta el ditirambo!
El imperio romano, en su esplendor tenía la
provincia Galacia, que estaba ubicada en la zona sur de la llamada Asia Menor,
y a sus oriundos se les conocía como gálatas. Y fueron las palabras del apóstol
san Pablo a los cristianos que habitaban allá las que dieron origen al capítulo
bíblico: Epístola a los Gálatas. En ese
texto encuentro esta frase: “Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el
hombre sembrare, eso también segará”.
¿Está Maduro en condiciones de cosechar lo que ha
sembrado en estos días? ¿Qué aspiran a colectar aquellos que han denostado de
nuestros jóvenes en lugar de acompañarles y ayudarles en su gesta titánica? ¿Hay
quienes creen que esa muchachada será un invitado de piedra en los tiempos que
se avecinan? Ellos, como nadie, se han ganado el derecho, pagándolo con su sangre,
a empuñar el timón de un país que ha estado al garete en medio de esta tormenta
que parece no tener fin. El rol de
timonel no será concesión graciosa de nadie.
© Alfredo Cedeño
4 comentarios:
Querido Alfredo: Todo lo que dices de los muchachos es verdad; Ellos cosecharán, ya veremos qué y cómo. Un abrazo.
Alejandro Moreno
Para mi,se levanta un grupo nuevo de personas jóvenes,muy jóvenes con mucho ímpetu que no se va a dejar quitar su sitio de honor cuando esto termine, egoísta seria que los que han tragado humo,maltrato, prisión etc sean echados a un lado,creo que hasta se llevaran por en medio a los que están actualmente como líderes, que a todas esta no se sabe quine es
Si lo dejan , Maduro cosechara lo que ha estado sembrando ,cuenta con la tecnologia, asesoria, conocimientos y experiencia del G2 cubano y de su amo , el abuelito bondadoso de Cuba que tambien sembro eso y disfruta placidamente su rica cosecha
Etanislao Vergara ·
Su lenguaje primo evidentemente está escrito para llegar a las masas fácilmente. Tiene razón esos jovenes que están luchando al final no van a tener reconocimiento por su voluntad y esfuerzo.
Norfran Cedeño
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