No hay especulación
más lacerante que la que uno vive cuando escribe en el marco de la destrucción
de la tierra natal. Esa meditación se hace más dolorosa cuando evalúas los
actores involucrados y encuentras dos planos que no terminan de articularse.
Hay un plano político en el que claramente participan gobierno y “oposición”, ambiente
del cual nadie en su sano juicio denigraría si los agentes opositores allí presentes
mostraran más sintonía con la población.
El segundo plano al que hago referencia es aquel en
el que junto a los antes mencionados está la poco nombrada, pero muy viva, calle, la misma
a la que apeló con visión zahorí Leopoldo López en su momento. Y llamo calle a
la gente anónima, a la ciudadanía huérfana y desesperada que ha comenzado a
organizarse de manera espontánea y rudimentaria, pero no menos eficaz.
Expresión de ello son los cada vez más atomizados grupos que no cesan de vocear
su descontento contra Maduro pese a la presencia cada vez más agresiva y descontrolada
de los bochornosos colectivos a los cuales se enfrentan de manera cada vez más
eficaz, por lo que no pocos de ellos han sido debidamente azotados. Otras muestras son las tanquetas y patrullas que
hemos visto quemadas en distintos lugares del país.
En la Antigüedad, los griegos no conocían el azul
en cuanto a su definición. El ex primer ministro británico William Gladstone, un
fanático empedernido de la obra de Homero, en el siglo XIX detectó que en la
Ilíada y la Odisea no aparecía mencionado dicho color por ninguna parte. Luego
Gladstone se dedicó a leer otros textos de los antiguos griegos y confirmó que
nunca aparecía referida esa tonalidad.
Los discípulos tropicales y subdesarrollados de George
Steiner juegan a cumplir su frase: “Lo que no se nombra no existe”, creen que al
no mencionar la calle, ni articularse junto a ellos y los inagotables
muchachos, para enfrascarse en diálogos vacuos con el necio bigotudo y su corte
de mutilados mentales, ya la realidad es otra, la que a ellos les interesa y
gusta.
¿Cuándo se articularán esos dos planos? Nadie lo
sabe, pero si la presión fáctica de la subestimada calle se mantiene, esa
dirigencia Shakira –ciega, sorda y en ocasiones muda– tendrá que supeditarse a esa
voluntad multitudinaria que cada vez les acompaña menos en sus convocatorias,
lo cual les suele generar angustias y no pocos vahídos existenciales.
Espero que más temprano que tarde esa sintonía
entre los dos planos se produzca, a partir de ahí comenzaré una jubilosa
reflexión sobre ese hermoso azul de nuestro cielo que siempre hemos sabido
vivir al contemplar. Cielo que se despejará aún más con Leopoldo ahora en su
casa, pese a las cada vez más flácidas fauces rojas. No poca ventaja le llevamos a los griegos.
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
Tema esperanzador hoy, Alfredo. Te levantaste con otro pie. Me alegro. La coincidencia se tiene que dar y se dará. Lo esperamos y lo sabemos. Gracias...
Alejandro Moreno
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