George
Gordon Byron, considerado uno de los mayores poetas de la lengua inglesa, pasó
a la posteridad como Lord Byron. Él fue autor de una vastísima obra que
todavía, casi dos siglos después de su muerte, sigue conmoviendo a sus
lectores. En La destrucción de Senaquerib
el bardo narra la destrucción de Babilonia, según algunos, o de Nínive,
para otros. Sus versos describen con precisión la tragedia que allí ocurrió
varios siglos antes de Cristo:
Pues voló entre las ráfagas el Ángel de la Muerte
y tocó con su aliento, pasando, al enemigo:
los ojos del durmiente fríos, yertos, quedaron,
palpitó el corazón, quedó inmóvil ya siempre".
Pues voló entre las ráfagas el Ángel de la Muerte
y tocó con su aliento, pasando, al enemigo:
los ojos del durmiente fríos, yertos, quedaron,
palpitó el corazón, quedó inmóvil ya siempre".
El
que fuera considerado uno de los representantes por excelencia del romanticismo
no rehuía de abordar la desolación en sus letras. Los versos finales del
mencionado poema son devastadores:
Y las viudas de Asur con gran voz se lamentan
y el templo de Baal ve quebrarse sus ídolos,
y el poder del Gentil, que no abatió la espada,
al mirarle el Señor se fundió como nieve.
Y las viudas de Asur con gran voz se lamentan
y el templo de Baal ve quebrarse sus ídolos,
y el poder del Gentil, que no abatió la espada,
al mirarle el Señor se fundió como nieve.
Byron
al igual que Sófocles, Goethe, Eurípides, Shakespeare, Cervantes, Esquilo, y paremos de enumerar colosos, legó una obra
que supo interpretar y reelaborar el barro para explicar el alma del hombre, de
allí su vigencia, así como la de todos ellos. En Las Suplicantes, Eurípides pone en boca de Teseo al dialogar con Adrasto
las siguientes palabras: "Creíste en su audacia antes que en los buenos
consejos, y eso ha perdido ya á gran número de estrategas". Más adelante
es Teseo quien recibe de El Heraldo este parlamento: "En verdad que es
odiosa para los grandes hombres la contemplación de un hombre despreciable
elevado á las dignidades y conduciendo al pueblo con su palabra, sin haber sido
nada antes".
Es
un caudal inacabable de pinceladas que deja al aire las almas de los hombres,
van dibujando sus miserias y sus glorias, es un atávico retrato que ellos han
ido elaborando al compás de nuestra historia.
El
batiburrillo que ahora trata de explicar lo inexplicable del escenario
electoral venezolano del pasado domingo 10 de diciembre, me dispara la memoria
a mi abuela, la vieja Elvira, a quien muchísimas veces oí decir que el diablo
era un ángel que había perdido la gracia de Dios. Y de ahí salto de nuevo a Byron y su obra El deformado transformado donde dejó
claramente escrito: "El Diablo dice la verdad más a menudo de lo que se
cree, pero tiene un auditorio ignorante…".
© Alfredo Cedeño
3 comentarios:
Es cierto. El régimen siempre ha dicho la verdad sobre sí mismo y no le han creído. Entre tantas otras mentiras. porque eso es lo propio de este régimen: decir verdades mezcladas con mentiras para que las verdades resulten increíbles. Hay que estar muy atentos y con mucha perspicacia para no dejarse engañar. La verdad siempre la ha dicho sobre sus proyectos, sus planes y resulta tan terrible que no se puede creer. Esto no sirva de excusa porque los que hacen de políticos debieran estar preparados para no caer a menos que compartan el mismo juego. Un abrazo.
Alejandro Moreno
Admirado Alfredo:
Schiller dijo que "los poetas son los legisladores del porvenir". Al citar a Byron agregas que son también unos profetas alucinados que saben mirar al futuro y asomarse al infortunado destino venezolano. Te lo he dicho antes y lo vuelvo a decir: cada vez escribes mejor!
Rodolfo Izaguirre
Solo Excelente .Felicitaciones ALFREDO
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