Se
desconoce exactamente el lugar de procedencia del mayor caudillo de la tribu
Hunos, que provenía de la región central de Asia. A mediados del siglo V de
nuestra era, específicamente desde el 434 hasta su muerte en el año 453, logró
imponerse en los territorios que abarcaban desde la Europa Central hasta el mar
Negro, y desde el río Danubio hasta el mar Báltico. No fue gratuito que en
Occidente lo bautizaran El Azote de Dios,
hizo y deshizo al punto de poner en jaque al Imperio Romano, que ya estaba en
franca decadencia, sitió Constantinopla, invadió Los Balcanes en dos
oportunidades, arrasó Galia, y así hasta más no poder. De allí surgió aquella frase de que donde
pisaba su caballo no volvía a crecer la
hierba.
Necesitó
morirse el que fuera descrito por Prisco de Panio, un historiador bizantino que
acompañó en el año 448 a Maximino, embajador de Teodosio II el Joven ante el
caudillo asiático, de esta manera: “Corto de estatura, de ancho pecho y cabeza
grande; sus ojos eran pequeños, su barba fina y salpicada de canas; y tenía la
nariz chata y la tez morena, mostrando la evidencia de su origen”. Los desmanes
cometidos por este hombre sin cuna conocida –cualquier semejanza con el que no
se sabe si fue en Cúcuta, en El Valle, en La Charneca, o en Tucusiapón de Abajo
es mera coincidencia–, fueron documentados de manera abundante. Como bien se
puede suponer muchos aliños han servido para aderezar sus tropelías.
Muchos
en muchas ocasiones han tratado de establecer algunas similitudes entre la
Peste Roja, nombre de la llamada pandemia Socialismo del Siglo XXI, con el huno.
Pero… ¿Hay real comparación entre ambas ocasiones? El líder asiático fue el
único gobernante del Imperio Hunnic y los Hunos después de ejecutar a su
hermano y co-gobernante. Arrasó numerosas ciudades del Imperio Romano, acabó
con gran parte del Imperio Romano de Oriente y sus fuerzas, así como los
Balcanes; impuso muchos tratados de paz, los cuales le significaron inmensas
ganancias financieras, aunque luego hacía exactamente lo que le daba la gana e
irrespetaba los términos de dichos pactos; amasó poderosos ejércitos en
diferentes oportunidades. ¿Acaso el
heredero de Chávez y su combo pueden exhibir un palmarés semejante?
Sin
entrar en detalles específicos, puesto que necesitaría una cantidad infinita de
páginas para hacerlo, pienso en la destrucción operativa de la “gallina de los
huevos de oro”, léase PDVSA, que luego de ponerla en estado agónico nombran a Asdrúbal
Chávez como su presidente. Este ingeniero, nacido en los agrestes saladares de
Santa Rita, que antes de la llegada al poder de su primo Hugo Rafael la mayor
responsabilidad que había logrado en la industria petrolera era la de ser el
coordinador del equipo de softbol en la refinería El Palito, será respaldado
como superior jerárquico por el criminólogo Tareck El Aissami, ese por quien el
“Emperio mesmo” está ofreciendo diez millones
de billeticos verdes, como ministro de petróleo. No puedo dejar de
pensar en la masacre de más de 40 reclusos en la cárcel de Guanare, o el
enfrentamiento nocturno con armas de guerra que ya casi lleva una semana entre
malandros en los callejones del barrio José Félix Ribas de Petare.
Esta
caravana de héroes bufos ahora se dedican a marear al país entero, y darle
argumentos a sus celestinos Urbi et Orbi,
con las “invasiones” de Macuto y Chuao. Para decir mentiras también se necesita
talento, y esta recua de acémilas solo lo tiene para hacer daño.
© Alfredo Cedeño
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