Hace mucho, mucho, tiempo, los indígenas venezolanos no tenían un sistema monetario con el cual realizar sus operaciones comerciales, por ello el trueque y el trabajo individual eran los mecanismos de intercambio que poseían. El esfuerzo laboral, por lo general, se ejecutaba de manera cooperativa para llevar a cabo una obra de interés individual o colectiva.
A esta manera de permuta se denominaba cayapa y como tal se mantiene en las montañas andinas. En el estado Trujillo, 400 kilómetros al oeste de Caracas, capital de Venezuela, los campesinos la llevan a cabo los fines de semana, principalmente para realizar labores de agricultura.
Este sabado 11 de julio un grupo de agricultores acudió a Los Gallinazos en Altos de la Laguna, a las afueras de Mendoza, estado Trujillo, en la finca de “Don Vicente” para ayudarle en la preparación del suelo donde sembrará maíz en los próximos dias. Cada uno de ellos acudio con sus bueyes y sus arados.
La faena se llevó a cabo en un ambiente de camaradería donde los gritos para alentar a los animales, o para tomarse el pelo unos a otros, desbordaba la montaña. Estos hombres celebraron la antigua ceremonia de ganarse el pan en una hermosa relación entre ellos y con la tierra que los bendecirá en cuatro meses cuando las mazorcas llenen los estribos de estas montañas generosas.
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