Al
norte de Margarita, luego de pasar Playa El Agua, y comenzar a bordear hacia el
suroeste está Pedro González, población a la que generalmente se identifica con sus playas Zaragoza, Puerto Cruz y Puerto Viejo; las cuales han sido
convertidas en bastiones turísticos, a la par que han echado de lado a los
vecinos de esta zona. Es cierto que estas playas son preciosas, pero el propio
pueblo está en el seno del valle de igual nombre a menos de un kilómetro de las
mencionadas costas.
Aseguran
que los primeros pobladores de la zona llamaron a estos parajes Arimacoa, y que
los españoles llegaron a establecerse acá en el siglo XVI. Afirma Rosauro Rosa
Acosta, a quien ya he citado en trabajos anteriores, en su Diccionario
geográfico-histórico del estado Nueva Esparta: “En él se estableció el
español Pedro González, uno de los primeros pobladores de Margarita, vecino en
1553 de la Villa
del Espíritu Santo, y fomentó labranzas y crianzas.” También dejó asentado Rosa
Acosta que “El Gobernador Maza Lizama [en realidad se refería a Miguel Maza de
Lizana] fundó en este sitio una Doctrina de Indios, la cual fue restablecida
por el gobernador Alonso del Río y Castro.”
Por
cierto que de este último, quien ejerció labores gobernantes en el siglo XVIII,
hay cuentos un tanto escabrosos que protagonizó en Maracaibo junto con doña Bárbara
Villasmil de Carrasquero. Ese es cuento de otro tenor y otras latitudes de los
cuales hablaré en otra oportunidad. Sigamos.
Esta
comunidad, que al inicio fue asiento de navegantes ibéricos, y no dudo que el
tal Pedro González haya existido, es posible que también haya recibido el nombre
en homenaje a San Telmo, quien en realidad se llamó San Pedro González Telmo, quien
era el patrono del cuerpo de Mareantes de Sevilla. Por el conquistador o por el
santo, lo cierto es que así se llama y existe desde hace siglos. En Zaragoza se hicieron casas señoriales hoy
devenidas en posadas, bares y ventorrillos de alto coturno. Son lejanos los
tiempos en los que Mónico Mata y otros pioneros de similar tenor salían a
navegar en labores de pesca, cabotaje o navegación que les permitía llegar
hasta los caños del Delta del Orinoco donde acudían a vender la pesca o a
comprar maíz, cazabe y diversos bastimentos que luego vendían en distintos
puntos de la isla.
Escribir
de esta población y no mencionar al ya desaparecido Florencio Rojas, a quien
todos conocimos como El Chivato de la Playa , sería un olvido
imperdonable. Fue dueño de una voz prodigiosa que fue oída en cuanto acto de música
popular se hizo en los años 70, 80 y 90, y letras que sacudían al oyente, nunca
quiso atender los ruegos de Alí Primera para grabar sus piezas. Apenas grabó un
disco dos años antes de morir…
Pedro
González es una iglesia moderna y cerrada, una plaza marchita y niños que miran
a través de las rejas de una cancha. A sus habitantes se les conoce
generalmente como valleros, por ser
del Valle de Pedro González… Con fama de extraordinarios navegantes, cuyas
labores de cabotaje todavía son elogiadas por su arrojo y valentía. Los valleros
han sido, como todos los margariteños, gente fajada e incansable que suele
hacer caso omiso a las calamidades.
Estos
parajes han sido fuente para numerosos creadores, pero uno de mis favoritos fue
el médico y escritor francés Pierre Marie Bougrat, quien se radicó en Juan
Griego donde adquirió fama por sus acertados diagnósticos y tratamientos.
Bougrat, que había sido condenado, por supuestos crímenes en Francia a prisión perpetua en la llamada Isla del
Diablo de la Guayana Francesa ,
escapó de la cárcel y llegó en una balsa a Macuro. Tiempo después se instaló en
la isla y tuvo particular debilidad por Pedro González donde acudía con
frecuencia desde Juan Griego a pasear o atender pacientes. Aseguraban en la Margarita de los años 30
y 40, que era de mal presagio el que el doctor Bougrat moviera negativamente la
cabeza al examinar a un enfermo. Ante lo cual el comentario que solían hacer
los testigos era: “Hay que buscar a Machalengo para que le haga la fosa a ese
pobre cristiano. Ya Bougrat lo desahució”. Machalengo fue por muchos años, el
más célebre de los sepultureros del Valle de Pedro González.
Pero
donde Bougrat puso de relevancia su particular afecto por esta comunidad fue en
su libro Sotavento, publicado en Porlamar,
en 1946, donde las playas de Pedro González ocupan un lugar destacado. En el cuento,
“Viejos Rumbos”, su personaje, Sotavento, un marino de este pueblo, es el
centro de aventuras como capitán de barco y contrabandista de la Margarita de esos años:
Sotavento
sale desde la playa del Valle –como se conoce por lo general a la de Pedro
González en Margarita– en un tres puño muy navegador despachado en lastre, con
rumbo hacia Río Caribe. Cincuenta bultos de seda, cargan a las diez de la noche
cerca de la casa de Prajedes Acosta en la playa de Guayacán. Con la carga,
embarcan al socio del capitán, un contrabandista de sesenta años. Cuando ya
navegan, fuera de la isla, rumbo a Puerto Santo, el contrabandista se muere a
bordo, de un ataque cerebral. ¿Qué hacer? Ese cadáver no aguantará un día de
sol a bordo; tampoco se lo puede llevar a tierra firme, ya que no figura ni
como pasajero en el despacho ni como tripulante en el rol. Tampoco hay tiempo
de regresar a la Playa
de Pedro González. Rápidamente, Sotavento arriba a El Tirano que está a la
vista; se echa al agua, frente a la playa de El Cardón, despierta a un amigo
que tiene un camión; al muerto lo sientan al lado del chofer, amarrado por la
cintura y al amanecer, lo meten en su casa por el corral, lo desvisten y lo
envuelven en cobijas calientes a fin de que el médico que han mandado a llamar
lo encuentre con calor y certifique que acaba de morir. Y cuando a las cuatro
de la tarde, lo llevan al cementerio, Sotavento le dice bajito, a uno de los
hijos del difunto:
–Primo Chico…. ¡Qué bonita suerte para un
contrabandista Embarcó de contrabando, murió de contrabando, lo desembarcamos
de contrabando! Toda la isla, él la atravesó de contrabando y ahora lo
enterramos con un certificado de defunción, ¡conseguido de contrabando!”
Bougrat,
El Chivato de la Playa ,
Zaragoza, Pedro González, Margarita,… destellos de un todo que encandila a
propios y extraños. Mar de azul sereno y cielo hondo, donde los faros
naufragan.
© Alfredo Cedeño
8 comentarios:
Que bonito regalo de domingo reeditar a Pedro González .Historias cargadas de tanto y que confortan.Ud logra fotografiar con cariño ese rincón de paso que ya nadie ve pero que sobrevive tan sentido para los que amamos nuestra Margarita.
Buenos días. Que El Señor te bendiga este día de domingo. Como siempre un gozo tus fotos y tus textos.
Alejandro Moreno
y hay que ver cómo estamos resistiendo...
Ylleny Rodríguez
Muy buenos días, Alfredo…
Caramba usted sabe captar con su cámara, los mas hermosos rincones de cada pueblo.. sobre este de la Isla de Margarita… unas de las playas mas bellas de la isla, para mi es la de Zaragoza… es mi playa favorita… todo en esa playa me parece lindisimo…gracias por compartirlo
FELIZ DOMINGO…
Miriam Coromoto López
Qué Hermosura de Historias, Gentes, talentos y paisajes, nos muestras cada domingo, donde se refleja el sentimiento y la emoción de la existencia de la Patria Querida que tenemos, en este caso la bella Isla de Margarita. Gracias por compartir. HILDA PÉREZ
Se le saluda querido amigo! Usted también como los margariteños FAJAO E INCANSABLE, en cada mesurado trabajo que nos muestra nos deleita y nos enseña otros rincones que a veces no conocemos. Que alimento tan placentero cada domingo! BluisaE
me encantoooooo
yo soy vallera de corazón y no me arrepiento de serlo
me encanto todo porque supiste captar las mejores partes de ese bello publo sus playas y la iglesia y todo osea esta muy lindo
att: Alexsa Rodriguez
Quien es el personaje más viejo del valle Pedro González por favor soy nieto de Lina mata una de las fundadoras del valle Pedro González
Publicar un comentario