Algunas veces la inocencia es una gallina por degollar
o un insinuante maniquí
decapitado
que vigila una calle donde los vendedores se seducen,
hay días cuando los paisanos asoman su ingenuidad
y las culpas pasan cabeza abajo entre amarillas aceras
con el galante donaire de quienes sólo saben entregarse.
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
La belleza de la cotidianidad captada por un artista.
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