Es imposible
mantener ecuanimidad y compostura cuando uno ve a los asnos rojos, o sus
sacristanes, regurgitar con aires de sabios salamanquinos la primera
imbecilidad que les viene al hocico para argumentar lo injustificable. ¿Cómo no preguntarse de dónde sacan tanta
deshonra y tal cara tan dura para exhibirla sin inmutarse?
Ver a Pedro
Carreño con su cara de vermífugo en acción es poco menos que nauseabundo,
sensación que se intensifica cuando abre sus belfos para rebuznar a conciencia, para luego callar y mantener la
postura del que espera una salva de aplausos por lo atinado de su
intervención.
¿Qué decir de ese
monaguillo con pretensiones de cardenal llamado José Gregorio Vielma Mora? Jamás pudo imaginarse nadie que un
tachirense, ex alumno del Liceo Jáuregui de La Grita, fuera capaz de mostrar el
sadismo del que ha hecho gala contra sus coterráneos. Ni Juan Vicente Gómez llegó
a tanto, y no es poca cosa lo que escribo.
¿Cómo procesar lo
que masculla Ramón Alexis Ramírez, flamante gobernador de Mérida? Vale la pena
resaltar que se hace llamar Alexis Ramírez en claro intento de hacerse
relacionar con el beisbolista de igual nombre. Este indigno hijo de Santa Cruz
de Mora, geógrafo egresado de la Universidad de Los Andes, y paisano de Simón Alberto Consalvi, ha hecho
lo que nadie había hecho hasta ahora para desdecir y avergonzar el gentilicio
merideño.
¿Acaso hay alguno
que pueda superar a esa bestia llamada Jorge Luis García Carneiro, que no cesa
de dar coces, con manifiesto goce en sus gestos, contra el muy maltratado
estado Vargas? Lo más doloroso es que al escarbar en su currículum se puede
leer: “Orden Bicentenaria de la Ilustre Universidad de los Andes”.
¿Y dónde dejar a esas jumentas con aires de
pitonisa en trance llamadas Cilia Flores, y su compinche Iris Varela? Ambas presumen,
para vergüenza de ese gremio, del título de abogadas, y miran con gesto avieso
a quien se dirige a ellas sin anteponer a sus nombres el título de doctoras.
Es infinita la
lista de bellacos, y demás especímenes de similar tenor, que hozan en los
predios revolucionarios, donde el estandarte mayor lo porta, sin que quepa
discusión alguna al respecto, ese matarife con pretensiones de bailarín
apellidado Maduro Moros.
Es un verdadero
torneo donde todos y cada uno de los que en ese redil cohabitan hacen méritos
para demostrar su petulancia desbocada contra un pueblo indefenso al que no se
cansan de maltratar. Lo peor es que semejante comandita hinca sus fauces a
diestra y siniestra bajo el amparo de las armas que debían velar por la
tranquilidad de la ciudadanía.
Los veré refugiándose bajo la pirámide rosa que en
el kilómetro 0, a un lado de la Autopista Valle-Coche, levantaron en tiempos de otro burgomaestre babeante, y en el que aseguran han depositado ellos sus
mantos protectores. Igual surcarán el cielo.
© Alfredo Cedeño
2 comentarios:
Hola querido y dolido amigo Alfredo....Aqui, en esta parte del hemisferio sur donde habitola mayoría de la gente está con ustedes los buenos Venezolanos. Yo me atrevo a comparar esta situaciòn con una tormenta tropical, que poco a poco va oscureciendo el cielo,...luego llegan los rayos y truenos, después el copioso aguacero..y luego , la calma, el arco iris, producido por los rayos de un sol que brillará mejor que nunca...
Animo Alfredo,...todos los males son temporarios, y este que los aflige, ya ha durado demasiado. Es de lamentar que el ejercito, con sus ilustres antepasados se preste a cobijar a tanta alimaña. Me imagino el gesto de asco de Don Simón Bolivar...Ánimo, Alfredo, ánimo hermanos venezolanos,...Dios los bendiga.Juan Ángel Petta Bs. As. ARGENTINA.
Buenos días querido Alfredo. Nunca habíamos visto reunidos tantos anormales, para decir lo menos. Dios nos ayude a librarnos de ellos.
Alejandro Moreno
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