A veces se tiende a idealizar a las personas, a los sitios, a los hechos... Es de humanos. Tal vez allí está la clave que nos permitiría entender donde han nacido los dioses que necesitamos para defendernos de nuestras propias miserias.
Valera es la principal ciudad del estado Trujillo, cuando hablamos de lo económico; porque un nativo de Pampanito diría: "Pero no han tenío un Pepe Barroeta"; o uno de Boconó replicaría: "Ni tampoco un Elías Pino, ni momoyes, ni...". Ni que decir de un trujillano de la capital que muy orondo afirmaría que ellos tienen a un Mario Briceño Iragorry y esa larga cepa vital de los Carrillo que tanto han dado a la nación, "empezando por Juan Bautista Carrillo y terminando por Pedro Palma Carrillo o Tomas Carrillo Batalla".
Y todo ello muy cierto. Pero Valera es Valera y arrastra con la fama de las muchachas díscolas y de comportar, algunas veces, poco decoroso. Pero es hermosa esta ciudad, de eso no hay duda. Por eso levantarse un domingo a primera hora para ver como empieza a desperezarse no deja de ser una fiesta que le perdona cualquiera sea las veleidades citadinas en que incurre.
En el fondo Valera no es más que una muchacha que cubre el agua con la bandera y todavía conserva una cruz inmaculada en el borde de las montañas para que la ampare y la haga seguir andando con garbo y gesto de hembra traviesa...
1 comentario:
Hola Alfredo!
gracias por compartir el link de tu blog
debo decirte que aunque soy maracuchísima
amo a valera de una manera que no es normal
quizá porque allí pasé todas mis vacaciones escolares antes de entrar a la universidad
pero esa ciudad (y el pueblo de la perta también) son muy especiales para mí y me encantan
un abrazo
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