En su muñeca brillan las algas y la clorofila
para enlazar con la paleta en muro y reja
que retorna a su paso de gacela cimbreante,
zancada dulce y firme de ancas portentosas
regando su sombra sobre los adoquines
con largas caricias del sol entre sus pestañas.
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
Me ha resulta muy bien el poema, amigo.
Abrazos
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