Es posible que Philippe
Pétain al dirigirse al pueblo francés, con mensaje radiofónico el 30 de octubre
de 1940, en el cual hacía un llamado a sus compatriotas a que colaboraran con
el invasor nazi, no tuviera idea de que estaba acuñando una definición que más
tarde se haría de uso amplio en la jerga política contemporánea. El mariscal Pétain,
quien había participado brillantemente en la Primera Guerra Mundial, donde se
le otorgó el título de "El vencedor de Verdún", que fue jefe del
Estado Mayor, y tuvo un gran prestigio ante toda Francia hizo entrar el término
colaboracionismo por la puerta infame de la historia.
El otrora héroe galo
fue convertido por el régimen en una suerte de Fidel o Chávez, y sus fotos
aparecieron en todos lados, el intento por aprovechar su prestigio fue
rocambolesco. La historia ya lo ha colocado en su lugar.
La Ciudad Luz
debió esperar hasta agosto de 1944 cuando una sublevación de la Resistencia
francesa, a la que luego se unió una parte de la Segunda División Blindada
francesa, y otra de la Cuarta División de Infantería estadounidense, hizo caer la
malhadada Francia de Vichy.
Pienso en ello
mientras veo nuestro escenario actual. Una Venezuela ahogada por la invasión cubana, a la que muchos han criticado
con guante de seda, mientras ahora sobran quienes se dan rabiosos golpes de
pecho ante "la vil amenaza gringa".
A la par de eso,
pienso en la no poco sesuda discusión en
el ámbito académico sobre la novela caballeresca y los libros de caballería.
Los últimos, aseguran, se distinguen por la presencia de elementos fantásticos,
tales como potingues milagrosos, dragones, monstruos, ogros, hechiceras, y
demás sabandijas de similar pelaje; se considera Amadís de Gaula el ejemplo por excelencia. En lo que a las primeras
refiere, en sus páginas están presentes personajes de tal verosimilitud que
terminaron por hacerse históricos, como ocurrió con El Quijote, y en modelo de
conducta para algunos.
Las acciones de
hidalguía de esos personajes han sido replicadas en gestos que no siempre se
entienden. Es el caso del respetado profesor Francisco "Morocho" González
Cruz quien estaba llevando a cabo una ejemplar campaña por la gobernación del
estado Trujillo. La semana pasada sin muchos aspavientos, pero con su firmeza
característica, anunció: “Debo honrar mi palabra, en dictadura no me presto
para ser candidato”. Mientras tanto los
colaboracionistas criollos, y su corte de
encopetado celestinaje, no cesar de aupar sus candidaturas a un proceso
electoral hecho a la medida y gusto de la satrapía roja.
© Alfredo Cedeño
2 comentarios:
Y, si...es una satrapía roja,...tan roja como la sangre que derraman día a día, sangre del pueblo que no se deja intimidar por la miserable actuación de las fuerzas armadas. y ni la inconsistencia de una mente cooptada por los demonios de la locura, y por que no de la estupidez. De esa terrible estupidez de la que hoy hacen gala esa corte de adulones y mercenarios. Es de suponer que esto ha de terminar pronto,..lo que no se imagina es COMO va a terminar...Y eso es lo mas aterrador. ¡¡Fuerza venezolanos,...la victoria está cerca..!!Juan Angel Petta Buenos Aires Argentina.
¿Cuando será que va a aclarar en Venezuela?
Publicar un comentario