Desconozco
el origen de la cacareada frase “huir hacia adelante”, muchos le atribuyen un
hondo significado emocional que refleja irresponsabilidad e improvisación.
Franklin Virgüez, a través de su
personaje Eudomar Santos en Por
estas calles, resumió a cabalidad esa situación con su famoso “como vaya
viniendo vamos viendo”. Fue terrible ver como una lápida de esa magnitud no fue
entendida por nadie y todo el país celebró la malhadada frase del malandro
buena nota de la telenovela de Ibsen Martínez. Amén de no haber sido entendida
en su momento, sigue sin ser comprendida la actitud encerrada en esas cinco
palabras, tan es así que sigue siendo una especie de fe de vida venezolana.
No
podemos vender petróleo traficamos oro, nos decomisan el oro contrabandeamos
Coltan, vetan las piedras esas gritamos pidiendo respeto, y así hasta el
infinito de ida y vuelta, lo que importa es seguir haciendo lo que se nos sale
de las santas ganas porque a fin de cuentas no hay a quien presentarle balance.
¿O es que Delcy Eloina en Barajas no lo demuestra? ¿Acaso Herman Escarrá
bebiendo café ensimismado en su iphone en una terraza romana no lo ratifica?
¿Es que las visas americanas de las que disfrutan generales y cuanto bicho de
uña colorada existe no lo comprueba? Una cosa son los gritos para el público de
galería y otra cuando estoy en función privada pro fondos los niños pobres del
Amazonas.
Lo
mismo pasa en el otro bando, no crean ustedes que las profundas capacidades
evasivas son patrimonio revolucionario. Al parecer poco importa que en la
empresa Monómeros el monarca es el ex gobernador Rosales; menos trascendencia
tiene que un aspirante a alcalde aparezca recibiendo dinero de un potentado
petrolero oficialista; ni hablar de aquello que tiene que ver con acciones que
a la larga terminaron por oxigenar a Chávez, y luego a Maduro, y sus
respectivas comparsas. El lema parece
ser: ¡A olvidar para que nadie nos pueda cobrar!
Huir
es escapar, correr desesperadamente, evitar la realidad. Frente a la huida está la sobrevivencia, la
que millones de venezolanos han debido afrontar dejando atrás a la que fuera el
vergel americano. Ante el dolor se
entiende la evasión como mecanismo de defensa, salvo algunas patologías el
masoquismo no nos resulta inherente. Donde creo que no habrá habilidad evasiva
que valga será cuando llegue el momento de rendir cuentas ante la justicia
terrenal, a la postre no somos seres etéreos ni parte de una corte metafísica
en la que vaporosos efluvios marcan la pauta.
Humanos somos y humana será la ley; humanos han sido sus vagabunderías,
robos y desmanes, y humana será la rectitud a la hora de presentar las
cuentas. Y las han de pagar hasta el
último céntimo. Unos y otros.
© Alfredo Cedeño
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