Mi
padre, quien fue un enamorado de la vida que no cesaba de reír ante todo y de
todos, a veces tenía sus normales “bajones”. En esas ocasiones le oía decir: La
esperanza era verde y se la comió un burro que venía muerto del hambre... Al
instante se recuperaba y solía terminar: menos mal que ella siempre retoña.
Pasé
casi toda la semana dando vueltas y vueltas sobre lo que iba a escribir para
este domingo y apenas el viernes yendo hacia Los Teques, donde ha estado
dictando un taller de fotografía desde tres semanas atrás, mientras divagaba al
mirar por la ventana del tren comencé a idear estas notas de hoy. Lo primero
que hice fue acudir al mataburros y buscar su definición, y leí: Estado del
ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.
Como
era de esperarse, la digresión no me soltó así nada más y de ahí enlacé con las
llamadas virtudes teologales o sobrenaturales en las que, junto a la fe y el
amor, la esperanza a menudo es la luz que se hace faro para tirios y troyanos.
Lo es para quien juega el Kino con el anhelo goloso de la opulencia. También
para la que espera el aumento postergado, o el que necesita seguir haciendo
andar la noria, o la que ruega para que la visita mensual no se siga retrasando
porque lo menos necesario es quedar preñada…
La
esperanza es la certeza de los caminos que se han de recorrer pese a los rastrojos,
es la gota que se balancea en el borde la hoja seca y el garabato que se enrosca a una pared sin terminar
de caer en los escaques que la vida suelta con alevosa intención que sólo el
futuro dejará la posibilidad de entender.
Virtud
o fanatismo, ilusión o evidencia, confianza o resquemor, juego de un purgatorio
del que pocos logran escapar. ¿Presencia inútil del fuego que después de muerto
no podrás apagar, aún cuando navegues con gracilidad perpetua? ¿Habrá quien
pueda decirnos exactamente qué es y para qué realmente nos habita? Tal vez al
final sólo nos quede un templo reducido a escombros donde una cruz desnuda
sobreviva para seguir llenándonos de la
nada que termina siendo la esperanza, pero que no deja de hacernos sentir
ahítos de ella…
© Alfredo Cedeño
9 comentarios:
Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano.....Martín Luther King. Saludos Marina
Hola ASlfredo,....muy bello y variado popurri de fotos. Sabemos de tu pericia son la cámara, de tu deseo de jugar con las imágenes, con tu voluntad de hacernos llegar lo mejor de tu producción. Y lo consigues a diario. Gracias y Feliz Domingo.ELCRUZADO
Todo lo que muestras con esas imágenes es muy hermosa Alfredo! Gracias por compartir.
Como dicen, es lo último que se pierde.
¡Ojalá no la pierdas/perdamos nunca!
Después de mirar tus miradas, gurisito, renace en todo su esplendor.
¡Gracias!
Buen dia, bello lo que escribes, las fotografias muy hermosas, de verdad que invitan a enamorarse.
Feliz día,
Marilyn Alvarado
El que espera desespera...
Zafira
Bellas imagenes, la esperanza y la fe son decisiones cognitivas, son la opción de esperar lo mejor de la vida. Muchos saludos y todas las bendiciones.
Dora.
Agradecida ! Como siempre nos refrescas los ojos y el alma !!!
Un abrazo fuerte
Hortencia Ruiz
Gracias por tu texto y tus imágenes espectaculares!
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