Pueden llover garrotes rojos
pero siempre habrá estrellas de cuatro puntas:
en una va la dignidad
en otra la gallardía
en esta el arrojo sin regresos
en aquella la confianza
y sobre todas: perlas de esperanza,
no faltarán efímeras cruces de cuatro brazos:
uno para el riesgo desbordado
otro de generosidad blindada
este para la libertad
aquel es donde manan los sueños
y arropándolos: el sudor de ángeles que luchan.
© Alfredo Cedeño
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