Con mirada de asombro
se escuda de prisa
a la sombra de las flores,
no sabe si ellas sirven
para detener las balas
o evitar los golpes,
pero le son preciosas
y le llenan de ganas
la voluntad de no parar,
alivian el desconsuelo
de no saber si al pedir justicia
una mísera guadaña los segará,
por ello oficia su rito
con entrega descomunal:
la esperanza es su eucaristía…
© Alfredo Cedeño
No hay comentarios.:
Publicar un comentario