Hacen sus acrobacias y van a la noche
a esconder sus llamaradas
mientras el rocío es un chorro de perlas
sobre el cual la araña trata alevosa
de envolver con sus mañas
el impecable gesto indefenso
que cada día nos entregan las criaturas.
© Alfredo Cedeño
No hay comentarios.:
Publicar un comentario