El silencio abre sus alas ante los desmanes
y la solidaridad emprende un vuelo cobarde,
bocas cerradas de perseverante complicidad
y cortos ropajes de su escasa vergüenza,
tiempo de melindres para cortar los vuelos
y abandonar en las calles a los estudiantes,
dura cosecha de prolongado abandono
y una esperanza que nunca dejamos de regar.
© Alfredo Cedeño
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