“Yo
pienso que nuestro Señor ya tiene previsto qué vas a hacer, qué vas a ser, y ya
vienes inserto con todo aquel talento, lo que hay que hacer es explotarlo.”
Ella se llama Nersa del Valle Aguilera Contreras, y vive en Seboruco, localidad
tachirense a la cual dediqué este espacio la semana pasada. El día antes de regresar a Caracas le conocí
y confieso que fue una suerte de experiencia mística que hoy comparto con
ustedes.
Ella
es una artista en la acepción más vasta de la palabra, pero cuya actividad
plástica en su entorno me hizo sentir al recorrer su casa, en el 3-15 de la
carrera 7 de la citada población, que estaba en la de un Armando Reverón con
faldas. Pero dejo que siga hablando
ella: “Desde muy niña me gustaba jugar con el barro allá en la finca de
mamaíta, luego lo poníamos al sol y con eso jugábamos. Yo hacía la gallina, y
hacía el nido con los huevos; posteriormente esto se fue afianzando.”
Su padre, Alejandro Aguilera, era de
Irapa, estado Sucre, y su madre, Matilde Contreras de Aguilera, seborucense,
por ello en su típico tono cantarino de las montañas andinas se cuelan modismos
muy orientales. Estudió en su pueblo la escuela primaria, luego en La Grita en el Liceo Militar, y
finalmente obtuvo la licenciatura en Letras en el núcleo de la ULA en San Cristóbal. “Cuando
estuve en la universidad llegaba de clases y me encerraba en el apartamento, y
empezaba a dibujar, a pintar, a leer. Pintaba con óleo pero no tenía ninguna
formación de escuela con ese elemento, fue enteramente innato. El Espíritu
Santo es quien le otorga a uno todo este conocimiento, aparte de ello coso,
bordo, cocino, y lo que me rodea: la naturaleza, las plantas, el paisaje, todas
esas manifestaciones que enaltecen el espíritu.”
La oía mientras me enseñaba una vasija rota que conserva en un nicho de su casa porque "ahí llegan las abejitas menuditas y hacen sus panales", y recordaba los versos de
Fernando Rielo:
Tú has visto mi
ciudad, paraíso perdido, que nunca volviera
a la tierra ingrata
con sus mariposas
que cantan nanas a las
hojas
Nersa le hace nanas a las hojas en todo cuanto
le rodea, enfrascada en eso que algunos llaman “intervenciones”. No hay pieza
que le rodee que no goce de sus juegos cromáticos. Desde un rígido archivador
metálico (con el que soñé para guardar mis cerros de papeles garabateados)
hasta un humilde aripo, o budare de barro, se llenan de las ramas que no
parecieran cesar de salir de sus manos menudas y de cortas uñas.
Al comienzo pintaba con lápiz,
creyón, tiza. “Yo dibujaba rostros, figuras,
abstracto no, no me gustaba –¡nunca!–, bodegones, mariposas, iba a una
iglesia y observaba muchos los rostros, los niños. Estuve trabajando algo de
pintura ingenua, que luego la abandoné y me sometí a la restauración de los
muebles de madera y a pintarlos, que también fue un proceso autodidacta porque
nadie me dijo usted debe hacer esto así, así y asao. A lo largo del tiempo y la
experiencia y me encontraba sola yo decía bueno al estar sola tengo que yo
misma ir saliendo a flote como tengo que reestructurar cada pieza, qué debo
hacer.”
No le tiembla la voz suave, pero muy decidida, para
reconocerse: “Nosotras las mujeres
tachirenses somos muy conservadoras en todo el sentido de la palabra,
queremos conservar el novio de la infancia, el matrimonio, los hijos que nunca
se nos vayan del lado y cada pieza para mí es muy importante. Conservar todo
tipo de manifestaciones, todo tipo de objeto, procedentes del bambú, de la
madera, del hierro, conservar un árbol, conservar en todo el sentido de la
palabra.”
Este delirio que ahora la rodea en
su casa de Seboruco comenzó hace cerca de quince años. “Empecé con ese baúl
porque fue la primera pieza que me llegó a la mano, pero cualquier pieza que
caiga a mis manos pues obviamente es restaurada, esta mesa es restaurada, esas
sillas son restauradas, esas las conseguí en una tienda en San Cristóbal. Es
decir lo importante es conservar quizás para darle a las generaciones venideras
qué se hizo en ese momento histórico, qué elementos se emplearon y a lo mejor
al cabo del tiempo se sustituirán por otro elemento, por otra madera, por otro
elemento pero que en ese momento ya no están.”
Como
toda persona genial carga con su buena dosis de incomprensión, que a la postre termina convertida en admiración. Luego de hablar
con ella y comentarlo con uno de sus paisanos, éste me comentó: “La verdad que
uno muchas veces no sabe ni lo que tiene, uno veía a Nersa cargando en su carro
unos pereques viejos, y yo me dije: ¿Será que se metió a chatarrera? ¡No puede
ser que la hija del Negro Aguilera haya caído en eso! Cuando a los días pasé
por su casa y miré lo que ella había hecho con esos trastos… ¡No lo podía
creer! Esa mujer es una maravilla...”
Ella está más allá de todo eso y
sigue en su trabajo incesante: “Hay personas que se inclinan mucho hacia el
minimalismo, personalmente no me gusta, en ningún sentido de la palabra, lo
encuentro muy frío, muy distante. Uno llega a una casa, un hogar y no encuentra
aquel calor. El minimalismo es algo muy hermético, muy frío y ahí queda, es
sólo una pieza que la tienes allí, muy calculador y no más. Y con el paisajismo
es lo mismo: un poquito de zona verde, un arbolito, mientras que la naturaleza
nos ha proporcionado tanto… Aquí al frente tengo el cerro de San Diego y veo
tantísima naturaleza que cualquier minimalista llegaría y lo talaría y lo
quemaría. En base a esa naturaleza que me rodea por los cuatro puntos
cardinales, y que he sido una mujer muy observadora, soy lo que hago. A mí
nadie me dio una clase de pintura, de dibujo, nada, solamente que he sido muy
observadora, muy conductista y los conductistas esa es una de las
características que poseemos: observar mucho para luego plasmar.”
La oigo embelesado por su voz
cantarina y sus gestos rápidos. “Tenía una pareja y creo que más bien con él me
sentía muy absorbida, lo sigo manteniendo como amigo, pero hasta ahí. Ahora en
este momento, con mi plenitud, con mi florida madurez, no me siento sola.” Sus palabras se dejan rodar como las
quebradas andinas y van entregando su vida, así llega al dolor y con los ojos a
flor de llanto confía: “Lo más duro que me ha tocado vivir es la pérdida de mi
hija, fue devastadora, pero me enseño muchísimo. Me enseñó a ser más espiritual,
a fortalecer el altruismo, a tener compasión con la persona que no tiene; me ha
hecho ser más humana y eso es un logro muy importante porque son los
mandamientos…”
Al escucharla no pude dejar de
recordar los versos de santa Teresa:
¡Ay, qué larga es esta
vida!
¡Qué duros estos
destierros,
esta cárcel y estos
hierros
en que está el alma
metida!
Sólo esperar la salida
me causa un dolor tan
fiero,
que muero porque no
muero.
Nersa está convencida de que su
trabajo “es una manifestación mística, porque yo no he tenido jamás una
persona, un guía que me llegue a decir, que me diga, o que yo pregunte cómo se
hace esto, cómo se hace lo otro, no, sencillamente tengo testimonios
espirituales. Un día fui para la iglesia de Santa Ana, y cuando entré le dije a
mi compañero, a Eduardo, “yo soñé con estos tonos y esto que está aquí”. ¡Eran
unos tonos! ¡Yo lo había soñado, un sueño que definitivamente era un sueño de
lo alto, eso vino de Jesucristo! Eran unos tonos que no hay explicación alguna.
Le hice una vez un nicho a una señora de Caracas y emplee esos tonos, no quiero
pasar por petulante, pero era algo sobrenatural, algo muy hermoso. Esta casa y
la naturaleza son las indicadas para yo hacer este tipo de trabajo, donde me
aparto, me encierro y puedo hacer esto.”
Si
algún día anda por Seboruco al pasar por la plaza Bolívar párese, pregunte por
ella, cualquiera le dirá donde es, y sumérjase en esa casa delirante que
esta mujer preciosa ha ido convirtiendo
en una morada de la que no se puede salir sin hacer un esfuerzo inmenso. Cada día mis dudas son menos: Venezuela es
una Tierra de Gracia donde Dios dejó escondidos un montón de ángeles hacendosos
en cientos de lugares privilegiados; Nersa es uno de esos seres, Seboruco es
uno de tales sitios.
© Alfredo Cedeño
14 comentarios:
Buenos días. Buenísimo. Has sabido retratar su alma. Gracias. Un abrazo.
Alejandro Moreno
Buen día Alfredito, feliz domingo!! que hermoso trabajo has compartido conmigo también, gracias, lo disfruto y lo valoro, un abrazo!!
Marta
Qué talento ! Dios la bendiga!!!
Maria Grazia Mina
Gracias Mi Querido Alfredo, por mostrar lo profundo desde lo sencillo hasta llegar y dibujar el Alma de creadoras como Mi Amiga Nersa Aguilera. Gracias por tu trabajo y dedicación que como sólo tú sabes hacer.Te honro por eso.
Hilda Pérez.
Alfredo, gracias por darnos a conocer ésta hermosa mujer con una espiritualidad tan profunda que la plasma en su arte, es de admirarla , y asi deben haber muchas Nersa por toda Venezuela, que no las conocen, con trabajos tan hermosos que dignifican la mujer de mi país y que tú siempre en tus viajes de aventura descubres, gracias por este texto y por regalarme un domingo feliz , convencida que Venezuela es única; un fuerte abrazo y bendiciones para Nersa
Hola Alfredo…!!!
Te digo de verdad, que hiciste una trabajo maravilloso, Dios bendiga a esa señora… ella tiene la gracia de nuestro señor Jesucristo… y por supuesto el de Dios nuestro creador, que le regalo ese Don de re hacer cualquier cosa que toca sus manos…
También te bendiga a ti, por tener ese privilegio de haberla fotografiado y sacar un buen escrito de ella...
feliz día amigo…
Miriam López
Hola buen día amigo. Graciassssssss por compartir con nosotros ese reportaje y permitirnos conocer el arte y trabajo de Nersa.
Yanette Aguilar de Ramirez
Qué hermoso relato, gracias Cedeño por traernos cada día esas lindos e interesantes vivencias de su pasaje por la vida. Felicidades.
Herminia Castro
Simplemente genial! No sólo el maravilloso trabajo de Nersa a quien tengo el inmenso placer de conocer y que representa un digno ejemplo de la mujer tachirense y su espíritu creador; sino la espectacular forma de plasmarlo a través de estas hermosas líneas y estás fotos maravillosas. Una vez más gracias Alfredo por tu pasión y dedicación para reflejar la grandeza de nuestra querida Venezuela. A Nersa que Dios la siga bendiciendo con este precioso Don para transformar las cosas ordinarias en obras de arte extraordinarias.
Krenly Pérez
Hermosos trabajos, hermosa artista y Mujer...diez puntos. Saludos
Es una maravilla, Dios le regalo la tremenda bendición d ese don, todo lo transforma... me honra este y el otro reportaje q hiciste de Seboruco, felicidades don sencillamente geniales, Nersa, continúa tu obra.... DtB Chepita
Excelente trabajo
Excelente!!! los trabajos de Nersa son fabulosos y las fotos y los textos, sublimes!
Excelente trabajos artisticos, dios siga iluminando las habilodosas manos de la senora Nersa, y nos regale muchos anos para poder explotar nuestro talento regional!!!
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