jueves, enero 19, 2017

LA VIVEZA


               
                Hace 25 siglos en Grecia un señor llamado Platón habló de la pleonexía como una enfermedad que terminaba por ir contra la propia sociedad, con el tiempo dicha palabra se le ha equiparado con codicia y avaricia. Hay quienes afirman que el término resume el apetito insaciable que algunos desarrollan por la posesión de bienes materiales; se le vincula a la vanidad, el egoísmo, el narcisismo, y por ende lleva  a pensar, a quien la padece y ejerce, que tiene el derecho de acapararlo todo puesto que lo merece.  Por ello el pensador griego lo consideraba una patología.
                Algunos opinan que ello no solo es aplicable a los individuos, sino que es igualmente válido para algunos países que gustan de presumir de su poder adquisitivo y hacen del mismo ostentación manifiesta. Las lecturas que se le pueden dar a su significado son variadas, para Carlos Calvo Aguilar es el apetito insaciable de cosas de carácter material; una cáustica en extremo fue la que hizo el pensador mexicano Carlos Llano Cifuentes, quien aseguraba: “Hay una gran diferencia entre la pleonexía de hace 2.500 años y la padecida actualmente. Para Platón era una enfermedad; para nosotros es signo de éxito”.
                Un grupo de científicos sociales criollos han emparentado con dicho concepto nuestra bendita “viveza”. Ella se ha manifestado, y sigue haciéndolo con proverbial vitalidad, de una y mil formas; ha sido alabada de manera permanente y transversal en todos nuestros estratos sociales. Es alabado el empresario que no paga sus impuestos debidamente, o paga a sus trabajadores salarios por debajo de lo que podría pagar, o se roba la idea de un hombre talentoso y lo patenta para incrementar aún más su fortuna. Se celebra al trabajador que sustrae parte del inventario de su lugar de trabajo para luego venderlo o canjearlo en su barrio. El bodeguero que amaña la balanza para sisar algunos gramos a sus clientes, es tolerado porque todos en la comunidad hacen lo mismo en situaciones similares.
                Esa viveza venezolana fue la que evolucionó hasta llegar a nuestro chavismo-madurismo-mudismo. Ante nuestro desolado escenario recuerdo que alrededor de veinte siglos más tarde que el bachiller Platón, en Inglaterra, sir Francis Bacon, comenzando el siglo XVII, con angustiante anticipación también alertó en vano, al menos para nuestra Venezuela: "No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente".  ¿Acabaremos algún día con nuestro culto pleonéxico a los atajos?

© Alfredo Cedeño

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Bastante aceptable y acertado dicho artículo para la actualidad y nuestros dias, pregunto habrá remedio para este padecimiento?

Jose Ramon Ziems Gonzalez
Universidad Autónoma de Querétaro

Anónimo dijo...

Un excelente articulo de Cedeño. Enhorabuena

José Eduardo Espinoza D ·
Universidad del Zulia

Anónimo dijo...

....mas grave aun es/ que la gente BRUTA/ pase a ser ASTUTA!/ !!

Rodolfo Morales Alvarado ·
Facultad de Ingeniería, LUZ VE

Anónimo dijo...

Excelente!!! De cabecera

María S Baragaño ·
Universidad Santa María

Anónimo dijo...

Muy bueno amigo Alfredo. Esa viveza nos ha causado muchos problemas. Recuerdo un libro sobre la Viveza de tio Conejo, de Axel Capriles que toca el tema. Abrazos,

Eddie Ramírez

Anónimo dijo...


Excelente explicación de una lamentable verdad.

Monica Turco
Insegnante di Biodanza en Centro Studi Biodanza Bologna

Follow bandolero69 on Twitter