En
este subibaja político emocional en que vivimos los venezolanos hoy escribo, a
diferencia de la semana pasada, con euforia, con profunda alegría. La libertad
de Antonio Ledezma, conseguida por obra y gracia de su osadía y de aquellos que
lo auxiliaron, no es para menos. Ellos
han puesto un nuevo escenario sobre la mesa, hay un nuevo reparto de naipes que
obliga a preguntar: ¿Cómo quedan Ramos, Borges, Rosales, Petkoff y la infinita
corte de lambucios éticos-políticos-económicos que suelen elevar su consabido
coro de alabanzas a cada una de sus vagabunderías?
La
salida de Ledezma de Venezuela, supuestamente por tierra, aunque no siempre se
revela la verdad en casos como estos, y así no impedir que el mecanismo
nuevamente se ponga en uso, fue una operación de limpia factura a la cual
estuvo ajena toda su gente más cercana. La comisario Elizabeth Cárdenas, hoy
presa de los perros rojos, es la mejor manifestación de ello. Eterna mano
derecha de Ledezma, había de suponer que su libertad iba a significar una
arremetida feroz contra ella y hubiera tomado las previsiones del caso. Por eso
pudieron echarle mano. Muchos, empezando por el propio Antonio, lamentamos su
prisión.
Ahora
bien, revela mucho más de lo que algunos quisieran las reacciones de algunos
personajes ante los hechos. Muchas personalidades del mundo entero saludaron
con alegría su libertad, mientras que otros no pudieron ocultar su pesadumbre.
Muestra de lo primero fue lo que dijo, Twitter mediante, Luis Almagro,
secretario general de la Organización de Estados Americanos: "Mi saludo a
Antonio Ledezma, referente moral de Venezuela, ahora libre para liderar la
lucha desde el exilio para la instauración del sistema democrático en su
país". La otra cara de la moneda
fue lo expresado por un "pensador" del Cono Sur quien por la misma
vía manifestó: "A mí me parece que una de las atribuciones del Secretario
General de la OEA no es la de nombrar a los líderes que debe tener cada país."
Hay
figurones que han sido erigidos, o se han autoerigidos, en gurús del
pensamiento político y pontifican con aires de eruditos renacentistas, que ya
quisiera Buonarroti haberse dado los aires que estos se dan, y señalan las
rutas que debe seguir la dignidad venezolana en su lucha contra la dictadura
roja. Y así vemos como arremeten contra Diego Arria, cuando no contra María
Corina, Almagro y quien sea en las omnipotentes redes sociales.
¡El
arrojo de la ignorancia que divertida puede ser! La situación venezolana no es
para solazarse precisamente. ¿Será que esos infelices que gorgotean babiecadas
olvidan lo que hizo De Gaulle, o lo que significó Rómulo Betancourt desde el
exilio, o qué aportaron a Chile, Argentina y Uruguay en sus más oscuros
momentos sus dirigentes exiliados en Venezuela y el mundo entero?
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
Me felicité y felicité a Ledezma por su fuga tan inesperada y tan sin problemas. Por lo menos es lo que se dice o dice. Quién sabe cuál será la verdad. El, sin embargo, nos indica que los militares no son todos tan sumisos y entregados al gobierno. Hay grietas. Veremos. De todos modos la noticia es muy buena. Gracias, amigo. Esta vez eres optimista.
Alejandro Moreno
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