Al comienzo
fueron los instintos, más tarde llegó la razón, y el animal que éramos entendió
que pensar era un privilegio gracias al cual podíamos lograr mucho más de lo
que ya se tenía. Los misterios, y la incapacidad para entenderlos y mucho más
explicarlos, hicieron que la fantasía, hija predilecta del pensamiento,
fabricaran mitos y dioses que aplacaran la angustia ante la necesidad de
comprenderlo todo.
Poco a poco la
imaginación, madre de la libertad, fue domesticada por un grupo de pícaros, que
nunca han faltado desde el comienzo de nuestra condición posterior al eslabón
perdido. Así fue como surgieron los dogmas, y rígidas normas fabricaron
cárceles físicas y metafísicas, aparecieron calabozos e infiernos, la cicuta y
la inquisición, todas ellas actuando en función de la hegemonía del que lograra
ponerse a cargo del mando.
De manera
recurrente, pese a los obstáculos, razón, fantasía y albedrío han buscado el
regreso a nuestra condición original para que los sueños nos hagan emprender
vuelo. Poetas y matemáticos, fabuladores e historiadores, médicos y artesanos,
trastornados irredentos a los que baña la luz del conocimiento, han servido con
genuina vocación de servicio a sus prójimos.
Pero los credos
no se han quedado en paz y persisten en su manía persecutoria. De lo religioso
"evolucionaron" a lo político y de creer en el purgatorio, el limbo,
el paraíso, el infierno y el oficiante, se pasó a adorar el partido, la célula,
el comité, la seccional y el cargo público.
Los ropajes mutaron y los camaleones cambiaron hábitos por casimires, la
adoración pasó de las figuras de escayola a credenciales de toda laya. La
sabiduría popular venezolana con precisión quirúrgica acuño un refrán que los
describe a cabalidad: el mismo negro con diferente cachimbo.
Por eso vemos
ahora en nuestro país a la misma camarilla experta en derrotas generar otro
Frankenstein que aseguran será victorioso.
Con asombro veo a gente muy querida y respetada entonar loas y hacer
llamados de sumisión a un grupete de majaderos que aseguran que ahora sí nos
van a liberar de la recua roja.
Su arrogancia es
infinita, al punto que no saben ver el desprecio que en sus palabras y gestos
manifiestan hacia todos los demás mortales. Sólo ellos son capaces de
conducirnos, los ciudadanos de a pie somos incapaces de generar vías alternas
de liberación, ellos nada más tienen la piedra filosofal, son los alquimistas
que nos harán inmensamente ricos a todos.
Pese a la lejanía
aparente la libertad está a un paso, el que hay entre pensamiento y acción, es
la fe del inocente que se resiste a ser sometido y busca cualquier vía que le
haga permanecer libre. En eso anda Venezuela, pese a los unos y los otros, a
quienes no me cansaré de emplazar.
© Alfredo Cedeño
2 comentarios:
Siempre habrá quienes se dejan influir porque los deseos no empreñan pero seducen y los mesías tienen el campo abierto. Manténgase alerta y oriente adecuadamente contra los falsos profetas. Saludos y mantener la esperanza.
Alejandro Moreno
Hola apreciado Alfredo, gracias por enviar tu artículo. Creo que no es asunto de sumisión a nadie, sino de aglutinarse alrededor de unos convocantes. A falta de pan, buenas son tortas. Abrazos
Eddie Ramírez
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