Hablan los
evangelios de Lucas, Mateo y Marcos que Simón de Cirene había sido la persona
que había ayudado en su recorrido final al monte Gólgota, o cerro de la
Calavera, a Jesús el día de su crucifixión.
Los evangelios dicen que fue obligado a tales tareas por los centuriones
romanos ante el mal estado en que ya iba el hijo de Dios. Sin embargo, en la
tradición oral se dice que él se había ofrecido de manera voluntaria para
ayudar al reo ante las condiciones que mostraba. Lo cierto es que a partir de
ahí se ha usado la palabra cireneo como sinónimo de ayudante postrero.
Venezuela está
tan desamparada que no aparece un bendito émulo de Simón por parte alguna, los
que pretenden erigirse en tal son lapidados de inmediato por una verdadera
horda de defensores encriptados que le hacen la tarea a Maduro y a su grupete
de sádicos confesos. Son los cireneos
del régimen, función que muchas veces presumo realizan de buena fe, la llevan a
cabo llenos de la más seráfica de las buenas intenciones. Uno de los ejemplos más recientes de lo que
señalo es la reacción de vestales ofendidas de algunos "defensores de la
pureza" ante las palabras que Luis Almagro dirigiera a Rodríguez
"bambi" Zapatero.
El secretario
general de la Organización de Estados Americanos no hizo más que llamar imbécil
al ex gobernante español, término que no dejó de ser mesurado si vemos el
comportamiento encubridor y francamente lamentable que dicho "señor"
ha tenido en los últimos meses de la crisis que padecemos los venezolanos, y
ardió Troya. Como bien era de esperarse el gobierno del plagiario Sánchez saltó
de inmediato a pedir respeto ante "los gravísimos insultos" contra
"una persona con un relevante papel institucional". Debo decir que
España está cumpliendo con su rol de alcahueta consumado desde hace largo
tiempo, no es de extrañar tal respuesta.
Ahora bien, ¿qué
lectura darle a los "opositores", que cual cucaracha rociada de
Baygón, han saltado a exigirle compostura a Almagro? Es una actitud típica de aquellos que siempre saltan a
defender lo indefendible en aras de lo correcto. Es decir usted ve que su vecino golpea a su esposa y usted llama a la
policía, mientras desde la ventana permanece impávido viendo el espectáculo;
después de todo tiene un puesto privilegiado desde donde ver todo.
¡Ay de aquel que
se le ocurra siquiera decirle algo al energúmeno de turno! Poco importa que la víctima quede tuerta,
manca o muerta. El cireneo del agresor dormirá a pierna suelta porque él hizo
que se respetaran los verdaderos procesos, él cumplió con su rol de buen
ciudadano y poco le importa que ayudó a que la crucifixión se llevara a
cabo.
© Alfredo
Cedeño
1 comentario:
La izquierda siempre actúa lo mismo. Se pone de parte de sus correligionarios tengan o no tengan razón, sea o no criminales y opresores aunque siempre son opresores. Como siempre tu artículo va al punto. Saludos y un fuerte abrazo.
Alejandro Moreno
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