Finalizaban los
años setenta, daba yo mis primeros tumbos por las salas de redacción de la mano
de dos amigos perpetuos: Wilmer Suárez y José Luís Olivares. Al primero lo conocí
en la sala del noviciado jesuíta, cuando quedaba entre Santa Ana y Coromoto, en
la muy caraqueña parroquia La Pastora, donde también tuve mis primeros abrazos
con el querido José Pulido. Al segundo
lo había conocido en los pasillos de la UCV, donde me lo presentaron Jorge
Chirinos y Pedro Duno, otro par de afectos –y maestros– imborrables.
Wilmer trabajaba
en la corresponsalía del diario Crítica y "el negro" Olivares era
redactor de El Mundo, ambos diarios propiedad de Miguel Ángel Capriles. Con uno
salía de madrugada a sondear las avenidas caraqueñas a ver qué noticia podíamos
sorprender para tratar luego de "vendérsela" al señor Galán en Últimas
Noticias. Con el otro eran largas conversaciones en torno a la igualdad y la
lucha por un mundo mejor.
No logro evocar
con precisión la fecha de un mitin convocado por el Movimiento al Socialismo
(MAS) en El Nuevo Circo de Caracas, pero finalizaba la década. Tal vez lo
habían convocado para rememorar el histórico acto que allí mismo habían hecho
el 25 de mayo de 1971. Lo cierto es que al que asistí fue promovido de manera
profusa. Recuerdo nítidamente el bombardeo de cuñas por Radio Rumbos y Radio
Continente, y los incontables avisos colocados en El Nacional y Últimas
Noticias.
A ese acto fui en
compañía de Olivares. Momentos antes de comenzar las intervenciones de los
oradores del día, me dediqué junto con "el negro" a hacer una serie
de cuentas, y con la ayuda de una tabla de tarifas que habíamos conseguido,
vaya a saber Dios a cuenta de qué y cómo, de El Nacional y Ultimas Noticias,
así como de los precios de las cuñas radiales.
Recuerdo nuestro pasmo cuando hicimos un cálculo al volapié. ¡Casi dos millones de bolívares! Eran tiempos
en que una gaseosa costaba 0,25, un kilo de harina P.A.N. un bolívar, diez
panes otro bolívar y un kilo de caraotas menos de dos bolívares.
En medio de
nuestro estupor por las cifras llegó a nosotros un amigo al que no logro
recordar con precisión, quien nos saludó entusiasta ante el éxito de la
convocatoria. Nosotros que estábamos boquiabiertos ante el gasto monumental hecho
sólo en promoción nos quedamos mudos. El que nos había zarandeado con su
euforia se nos quedó viendo de manera alterna y dijo: ¿Ahora qué carajo van a
cuestionar? ¡Quieren ser más puros que Marx!
Solo le respondí:
¿Te puedes imaginar cuántas cooperativas de servicios se han podido hacer por
todo el país y barrios de Caracas con el dineral que se ha gastado para que
vengan ocho mil personas? ¿Eso es una victoria? Con la barriga vacía no hay
ideología que valga.
Vuelvo a pensarlo
ahora cuando veo el despilfarro de recursos convocando a unas elecciones por
unos cargos de dudosa eficacia.
© Alfredo Cedeño
3 comentarios:
Hola Alfredo. ¿Y qué más queda? Tenemos que arar con los bueyes que tenemos. Mis afectuosos saludos.
Alejandro Moreno
Tal vez si fue victoria,en su momento , ayudar a los progresistas,radicales , extremistas, comunistas en fin, a transitar la via democratica, dar discursos , en vez de echar plomo a granel, matar policias, poner bombas, ayudarlos a reinsertarse en la democracia y vida democratica fue un dinero muy bien invertido , asi los participantes y seguidores de esa ideologia antinatura, antihistorica sean y continuen siendo muy pocos
Etanislao Vergara
Pues asi sea con la nariz tapada y jugandome a Rosalinda voy a votar,no se cual sera e resultado ,pero es mi único armamento
Feliz dia
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