La ignorancia es
pariente muy cercana de la vanidad, ambas debieran ser decretadas pecados
capitales, sobre todo en el ámbito político, y más aún en el venezolano. Muchos
vivarachos, de esos genios que tanto pululan, con gesto adusto y voz engolada
juegan a enmascarar ambas actitudes tildándolas de ingenuidad e inocencia. Ambas
suelen manifestarse rabiosas a la hora de subestimar al adversario, lo cual se
ha expresado de manera patente y comprobada en el tratamiento dado al
chavismo-madurismo.
No pocas miradas
aviesas, por no decir de las frases recordatorias de mi difunta madre, me he
ganado cuando he dicho en diversas oportunidades y escenarios que la sarna roja
tiene de todo menos de bruta. No es el momento de enumerar las veces que muchos
de esos avispados, genuinos o inducidos, han anunciado que "ahora sí el
gobierno está contra las cuerdas", cuando no proclaman con innegable
honestidad "el agua les está llegando al cuello". Mientras tanto, y sin
dejar de envainar al mundo entero, ellos, los impresentables herederos del
fauno de Sabaneta se atornillan más y más.
Nuestra ilustre
dirigencia se dedicó en un tiempo a proclamar lo bembón que era Chávez, cuando
no era el turno de la verruga, o el pelo malo que exhibía, o lo guachamarón de
su hablar. En cuanto a Nicolás la
descalificación que bate todos los registros es su condición de chofer de
autobús, por supuesto que es bruto, ignaro y peor hablado. A la par de ello, y
a la chita callando que llaman, ellos se han dedicado con inteligencia
implacable a aherrojar a todo el país. Es el mismo fenómeno que significó a
comienzos del siglo XX Juan Vicente Gómez. El Bagre, el monstruo de La Mulera,
leía el periódico al revés, comía con las manos, solo le gustaban los bambucos
y era el más bestia del planeta. Gracias a Dios la muerte se ocupó de él...
Cada vez que la
plaga colorada ha resurgido se ha achacado al fraude, la deshonestidad, y la
falta de participación ciudadana tales lides de resurrección. Ni de vaina
asumen su incompetencia para entender y enfrentar a un enemigo que tiene de
todo menos de bruto. Tratan de reducir el momento a esquemas ampliamente
superados por la capacidad de planificación y preparación de una gran variedad
de escenarios, que ellos, nuestros enemigos sí han sabido hacerlo y por ello
siempre nos han derrotado.
No hay enemigo
pequeño, no hay adversario incompetente; los enanos e ineptos han sido los que
nos han tocado en representación, ellos creen seguir jugando guataco por las
orejas en estos tiempos en los que Mario Bros ya es un fósil. No me cansaré de repetir:
Quítense del medio y dejen a los muchachos jugar para que podamos ganar.
© Alfredo
Cedeño
2 comentarios:
Análisis correcto. Los políticos de oposición no son capaces de pensar que se enfrentan no a brutos sino a revolucionarios, esto es, a gente que piensa inteligentemente de otra manera que ellos ni sospechan ni se ponen a analizar. No sospechan que ellos están en otra lógica, parten de otras premisas y por lo mismo llegan a otras conclusiones. Esto lo vengo desarrollando en mis artículos pero parece que tampoco me entienden si es que me leen. Un fuerte abrazo.
Alejandro Moreno
Llevas toda la razón y por tenerla vas a recibir mucho palo.
Nuestra tendencia es la de situar al adversario en el campo de la torpeza y de la incompetencia solapando la nuestra . Te felicito por decirlo. Es un gesto de valentía.
Rodolfo Izaguirre
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