Terminando
marzo de este año, hace 35 días exactos, publiqué aquí lo que titulé INVENTARIO
01 (http://textosyfotos.blogspot.com/2014/03/inventario-01.html),
nota que hice tratando de hacer una suerte de balance sobre lo
que hemos estado viviendo en Venezuela desde el pasado 12 de febrero, y una de sus tantas causas. Esta segunda parte, pese al viejo refrán de
que nunca las segundas fueron buenas, es necesaria para tratar de entender sus causas, por ello la escribo.
He
tenido el privilegio de ser cronista fotográfico de nuestro país en los últimos
38 años. ¡Qué no he visto! He retratado una miríada de rincones y gente en esas
ya cercanas cuatro décadas como voyeur
con permiso que he sido. El submundo de la política y sus actores ha sido a veces fascinante, otras detestable. He visto como sus propios integrantes fueron tendiendo la mesa de su descrédito con tenacidad de suicidas. Hoy la escalada de
violencia institucional que se desencadenó meses atrás, a raíz de la desproporcionada
reacción policial contra las justificadas exigencias de seguridad de un grupo
de estudiantes tachirenses, no cesa. Las peripecias sobre el tablero político
son, por ratos, absurdas o descolocadas; cada vez se hacen más obvios los
intentos por “resolver” el actual conflicto de manera consensuada entre el
aparato gubernamental y una fracción del movimiento opositor que se ha abrogado
una representación que no es unánime.
Cada
vez somos más las voces que cuestionamos la manera en la cual se ha venido
conduciendo la llamada Mesa de la Unidad Democrática –MUD–, quien atendió un
llamado a “diálogo” por parte del Ejecutivo Nacional quien no llevó a cabo
ninguna acción que demostrara su real intención a dialogar de manera
constructiva, sino que más bien se dedicó desde la propia mesa de negociaciones
a vituperar a distintos representantes de la oposición democrática, así como a
criminalizar las justas protestas del movimiento estudiantil, el cual, debe
decirse, no estuvo presente en dichas conversaciones. Es digno del teatro del
absurdo que tal encuentro se haya realizado sin la participación de los
muchachos, quienes con sus valientes acciones forzaron a que las mismas se
llevaran a cabo. Todo ello no ha hecho
más que hacer crecer día a día en muchos el escepticismo ante logros de los
citados encuentros gobierno-oposición.
Cuesta
creer que los operadores políticos de la
MUD puedan ser sorprendidos en su buena fe, o “manipulados”
por la maquinaria roja, no son precisamente “niños de pecho” los que allí
están. ¿Cómo entender que se hayan sentado a negociar de manera incondicional
con un régimen que, simultáneo a dichas jornadas, incrementa sus actividades
represivas y hace crecer el número de presos políticos? ¿Qué lectura darle a un grupo de negociadores
que se sientan sin protesto ante una barrabasada jurídica como la que cometió la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, a fines del pasado mes de abril estableciendo
que cualquier acción de calle sin autorización de alcaldes o gobernadores podrá
ser dispersada por la policía, incluso cuando no se haya registrado ninguna
alteración del orden público? Son muchas las preguntas que nos hacemos muchos.
Ahora
bien, en medio de esta vorágine sin fin en la que permanecemos sumergidos, el
comienzo de esta semana nos sacudió con la aparición del cadáver de Eliezer
Otayza en las cavas de la morgue de Bello Monte en Caracas. Otayza, a quien
retraté en diferentes oportunidades, fue uno de los oficiales participantes en
el intento de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, en 1999 formó parte de la Asamblea Constituyente ;
también fue director de la policía política del Estado cuando todavía se
conocía como Disip, ejerció la presidencia del Instituto Nacional de Tierras (INTI),
y fue director del Servicio Nacional de Contrataciones.
Este
militar retirado saltó a las páginas rojas de la prensa el 23 de junio del año
2005 cuando se vio involucrado en un accidente donde murió la abogada María Gabriela
Tablante, quien le acompañaba en una moto
de alta cilindrada en la cual se desplazaba por la avenida principal de Las
Mercedes. En aquel entonces Otayza se desempeñaba como presidente del INTI. Este
hombre, que también había sido stripper en algunos locales nocturnos de Caracas,
a comienzos de este año había desatado un escándalo al decir respecto al
comisario Iván Simonovis: “Por mí que se pudra Simonovis, que se muera en la
cárcel”; declaraciones que luego tratara de justificar.
El
asesinato de este hombre de los más altos circuitos de poder en Venezuela ha
levantado enorme suspicacia en diferentes sectores. Él se desempeñaba en la
actualidad como presidente del Concejo Municipal de Libertador, por lo que,
aunado a su condición de exdirector de
la policía política, es difícil pensar que no disfrutaba del servicio de
escoltas oficiales. ¿Dónde estaban sus
guardaespaldas esa noche que fue atrapado por los supuestos antisociales? Es la
primera pregunta que se hacen muchos en este caso lleno de interrogantes y al
que ya prevén similar evolución al del fiscal Danilo Anderson.
Refresco
los datos respecto al entonces fiscal del Ministerio Público. Danilo Baltasar
Anderson murió en Caracas el 18 de noviembre de 2004, cuando explotó un artefacto
mientras manejaba su vehículo por las calles de la urbanización Los
Chaguaramos. Ese asesinato desató una verdadera cacería de brujas en el país,
dando paso a allanamientos y acusaciones de todo tipo contra banqueros,
periodistas, policías, abogados y todo aquel a quien se quiso relacionar con
ese hecho. Lo real es que casi una década más tarde, como suele ocurrir con
numerosos episodios vinculados a la “revolución” roja rojita, no hay claridad
en relación a lo que verdaderamente ocurrió con Anderson.
Algunos
han llegado a elucubrar que la muerte de Otayza es una factura cobrada entre
las facciones oficiales, y que las desavenencias entre dichos polos de poder
guardan relación con la muerte de Juancho Montoya, asesinado el martes 12 de
febrero de este año en la manifestación estudiantil cerca de la Fiscalía General
en el centro de Caracas. A la par de todo esto, los niveles de represión se
incrementan de manera sostenida e incontrolada. Por las redes sociales,
devenidas en medios colectivos de comunicación social, llegan informaciones de
numerosos allanamientos de domicilios y oficinas de Organizaciones No
Gubernamentales, militantes políticos, dirigentes estudiantiles y manifestantes
en general; las detenciones de menores de edad que han sido encarcelados junto
a delincuentes y adultos han proliferado.
Estamos ante
un panorama que día a día se hace más duro, los riesgos de obtener información
e informar cada vez son mayores. Las perspectivas inmediatas son poco
halagüeñas, pero los estudiantes y la población en general sigue en las calles
exigiendo los derechos a los cuales saben tienen pleno derecho y que les tratan
de escamotear, la dirigencia política luce desbordada por los hechos, y, salvo
honrosas excepciones, divorciada del sentimiento de “la calle”. Prevalece la
altanería en el manejo de una situación en la que aquellos que abogan por la
vía del diálogo no son capaces de dialogar con sus copartidarios. En los últimos días la arremetida
gubernamental contra Voluntad Popular, la organización de Leopoldo López, quien
lleva largas semanas preso en una cárcel militar, no ha tenido una respuesta
solidaria y contundente por parte de la
MUD.
Como dije al
comienzo he sido cronista gráfico de este país y acompaño estas líneas con imágenes
del mundo político, muchos de ellos ya desaparecidos, otros en tiempos de
maridajes con quienes ahora adversan. No debiera sorprenderme las
manifestaciones poco generosas que han tenido muchos operadores políticos en
estos momentos que vivimos, no es nueva en ellos esa actitud. Esa conducta hizo
que la colectividad venezolana se desmarcara de la casta política, que ahora
pretende reconquistar con torpeza supina tratando de imponer a troche y moche
su óptica interesada. Se nos exige firmarle un cheque en blanco de apoyo
incondicional a quienes no han sabido ganarse los galones de mando en la calle,
y muy activos en obtenerlos desde los cada vez más escasos micrófonos. Han sido
días duros, y vienen peores. Esperemos poder seguir aportando cada cual desde
su propio espacio el rayito de esperanza que nos permita iluminar la oscurana
que nunca pensé que presenciaría y daría testimonios. Dios con nosotros para
alzar este camastrón que nos ahoga y del cual sólo alcanzo ahora a dar algunas pinceladas.
© Alfredo Cedeño
5 comentarios:
Buenos días. Estupenda crónica gráfica la tuya de hoy. De acuerdo contigo en tus juicios sobre la actuación de la MUD. Creo que somos muchos los que no entendemos su conducta. Gracias..
Alejandro Moreno
BUENOS DÍAS.. MUY ACERTADO TU REPORTAJE.. GRACIAS POR COMPARTIR..
Buenos días.......excelente como siempre!! Que Dios nos ayude con este camastrón.....feliz día!!!
Excelentisimo reportaje,cronicas y recordatorios para el Venezolano que olvida muy rapido..no existen palabras para felicitarle..adelante Venezolano Cronista.
Buenisimo reportaje , esto nos da una clara y refreacante de todo lo acontecido en Vzla . Injusticias , falta de gobierno y asuntos inconclusos q cada vez nos azqueamos de este gobierno . Gracias Cedeño . Y felicidades por tan interesante reportaje.
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