domingo, enero 06, 2008

Mérida, España...


Se jacta –y con razón- de ser la “Muy noble, antigua y leal ciudad de Mérida”. Los fabuladores de la vida humana, quienes se hacen llamar historiadores, afirman que fue fundada 25 años antes de la era cristiana con el nombre de Emerita Augusta. Vale la pena explicar que emeritus significa en latín "retirado", y generalmente se empleaba en referencia a los guerreros honorables ya jubilados. En este caso especifico los soldados eméritos venían de dos legiones veteranas de las Guerras Cántabras: Legio V Alaudae y Legio X Gemina.
Los misterios de la evolución lingüística hizo que se convirtiera en Mérida. El esplendor que alcanzó la localidad aún se patenta en las obras que los romanos erigieron en sus espacios: teatro, anfiteatro, circo, templos, puentes y acueductos. Por siglos –y hasta que se desploma el Imperio Romano- Mérida fue un centro de primer orden en lo jurídico, militar, económico, cultural y social; llegando Ausonio a colocarla en el noveno lugar de las ciudades más destacadas del Imperio, llegando a estar por delante de Atenas.
Los vericuetos de su historia serían inabordables de manera breve. Los perfumes de ese mal llamado secreto secular de la cultura se abotonan al pellejo de quien la camina ahora en el siglo XXI. La mente salta encabritada ante la cifra aportada por Navarro del Castillo, quien afirma que a Las Indias salieron doscientas diez personas a colocar su ladrillo en la construcción de esa obra a veces no bien entendida del encuentro de la vieja Europa con la moza América. Destacaron, entre muchos otros, los capitanes Juan Rodríguez Suárez, que el 9 de octubre de 1558 funda la Mérida venezolana; así como Garci González de Silva, hoy enterrado en la Catedral de Caracas.
Mérida, se pronuncia y entiende al compás de sus milenarias paredes que albergan desgarbadas cigüeñas que bien pudieran haber portado noticias o esperanzas de gladiadores o conquistadores. Son calles a veces anónimas o descolocadas, mozas que rezan ante una virgen que ni a ella misma se ampara, gabanes que amparan del frío extremeño, sonrisas que ruedan entre las vitrinas de un pasillo, o el plante de un muchacho robusto que patea un balón para que siga rodando la vida…

















































































































































































































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