viernes, noviembre 25, 2022

ABERRACIONES A LA CARTA


El Diccionario de la lengua española, hijo predilecto de la Real Academia Española, es bien preciso al definir lo que es una distopía, y se los copio a continuación: distopía: “Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana.”  ¿Se le ocurre a usted alguna palabra que represente mejor en lo que se ha convertido nuestro país? Tal vez sea hora de proponerle a la RAE que agregue un colofón a tal definición. Bien podría ser algo así como: “Se pueden ver ejemplos de dicha situación en Venezuela, así como en Cuba, lugar de origen de tales situaciones.”

La red de supercherías y tracalerías de todo orden y concierto a la que nos ha acostumbrado las élites criollas es digna de cualquier mente enfebrecida generando una novela negra surrealista. Es así como vemos la inauguración de tiendas fastuosas, concesionarios de autos de altísima gama –sólo falta que la muy flemática y británica Rolls Royce anuncie que volverá a abrir su tienda en Chacaíto–, fiestas de un tronío que ya hubiera querido un maharajá de la India. Pero de todas ellas la que se ha lucido de manera impecable es la que aglutina a la dirigencia política venezolana.

Llevamos años oyendo la cantaleta del diálogo con una persistencia digna de mejores causas. Han sobrado los defensores, por no decir alcahuetas, a los que creo sería más apropiado tildar de cabrones, de tales diligencias. En público y en privado he visto desmelenarse a más de uno clamando por la necesidad de negociar, una de las frases más manidas ha sido algo así como: O nos sentamos o nos matamos.

Mientras tanto la gavilla gobernante, que se sabe dueña de la ubre petrolera, sigue asesinando a todo aquel que se convierte en una amenaza seria a su reinado. Saben que con su bestialidad crean temor en la ciudadanía, amén de advertir así a cualquier díscolo que pretenda exigir unas reglas de juego distintas a las que ellos nos imponen. En cuanto a los organismos internacionales saben muy bien, Cuba, su experimentada tutora, le ha enseñado que son grupos de inútiles que hablan demasiado y hacen muy poco, así que cortar cabezas o matar a uno que otro alborotador no va a pasar más que de una eventual reconvención sin consecuencias. De supuestas intervenciones militares nada que hablar, ya el gallinero mundial está pre-alborotado   ante cualquier intento de la bestia imperialista.

Por todo esto es que no resulta nada extraño que Jorge “sonrisita” Rodríguez haya anunciado que a la mesa de dialogo gobierno oposición se incorporará en su lugar la muy sabrosa Camila Fabri, esposa de Alex Saab. ¿Qué vaina es esa? ¿Una extranjera, mujer de un extranjero, como cabeza de la misión del gobierno venezolano en las negociaciones sobre Venezuela? Y para corolario anuncia el Maquiavelo criollo que eso será mientras el barranquillero se incorpora a la mesa de negociación. Lo cual nos hace inferir que es cuestión de días que el ilustre embajador sea liberado para irse a México a representar al gobierno venezolano.

Me imagino que Saab habrá incluido entre sus exigencias que sea alojado, a costas del presupuesto venezolano, como tiene que ser, en el Moon Palace Cancún, al lado de playa Delfines. Es lo menos, ¿no creen ustedes?, que merece este mártir de la revolución que tan vilmente ha sido atropellado por los nefastos poderes que se oponen al triunfo de la revolución bolivariana.

Lo más pervertido de toda esta maroma es que la llamada delegación opositora soporta con gesto amable, y mansedumbre absoluta, semejante despropósito. Ya lo he dicho en otras ocasiones, pero no puedo dejar de repetirlo: ¿En manos de quién estamos?

 © Alfredo Cedeño  



viernes, noviembre 18, 2022

ALEGRÍA DE TÍSICOS

De no ser tan inmensa la tragedia que vive Venezuela, sería para reír hasta despatarrarse las declaraciones que todavía dan algunos “opositores” a la visita que hizo semanas atrás al super bigotes el presidente colombiano Gustavo Petro. El alboroto, que raya en el alborozo, es digno de un retiro de las Hijas de María donde apareciera la virgen de Lourdes. Las interpretaciones son variopintas y una más sesuda que la otra, hay una competencia feroz por ver quien realiza el análisis más profundo de la importancia de la visita del pisapasito paisano de Maduro. Hay hasta alguno que vaticina que este si es el comienzo del fin de la tiranía. ¿Se dan cuenta que casi dan risa?

Para que no se diga que son especulaciones mías, quiero tomar algunas citas, solo dos de ellas, de lo dicho por el economista, y otrora hombre fuerte de la guerrilla que desangró por largos años a su país mientras traficaba con cocaína por el mundo entero, y así poder valorarlas sin alharacas de legitimación que, a la larga, solo fortalecen al marido de Cilia.

“Queremos invitar a Chile, Bolivia, Ecuador y Perú a que acepten el reintegro de Venezuela a la Comunidad Andina”. La ovación a la frase del jerarca con aires de sacristán camandulero fue larga y sonora. Los más brillantes empezaron a gritar: Ajá, a ver qué hacen ahora Maduro y Diosdado con las riendas bien cortas.  Sin embargo, el vitoreo fue mayor cuando soltó aquello de: “Hemos solicitado el que Venezuela pueda reintegrarse al sistema interamericano de Derechos Humanos”. Y aquí la aclamación al hijo de Ciénaga de Oro fue digna de la recibida por Julio César al derrotar a Pompeyo en la batalla de Farsalia.

¿Es ignorancia o mala fe? No puede dejar de causarme estupor la euforia con que reciben los líderes egregios las frases sibilinas de este señor; la miopía es manifiesta. Parecieran no poder ver el osario preñado de carámbanos en que está convertido nuestro país, menos entender que el reclamo de don Gustavo tiene que ver con la nueva composición del escenario latinoamericano que, desde México hasta Argentina, es ahora aforado por gobiernos rojitos; salvo las honrosas excepciones de Ecuador, Paraguay, Uruguay, Panamá, Costa Rica, El Salvador y Guatemala. ¿Acaso creen que ese coro de zarrapastrosos que gobiernan el resto de las naciones va a condenar alguno de los abusos de Nicolás?

Bien me decía mi padre, con gesto áspero y voz severa: hágame el favor, hijo, métase en la cabeza una cosa, con pendejos no vaya ni a recoger mangos, porque esos van derechitos a recoger los que están piches.

 

© Alfredo Cedeño 

viernes, noviembre 11, 2022

ENTRE MITÓGRAFOS E “INFLUENCERS”

 

Pocas disciplinas se han extendido más en nuestros tiempos que la mitografía, pero aplicada a nuestros tiempos. Algunos le llaman leyendas urbanas, otros fake news, y así va la cantinela rodando. Debe decirse que en la actualidad quienes ejercen dicho oficio suelen poseer una ignorancia dogmática. Usted le puede poner al frente todos los elementos probatorios que desmienten sus afirmaciones y es en vano; ellos, con gesto altivo, llenos de una dignidad patriarcal y sobrancera, que ni los reyes católicos al recibir a Colón, se limitan a mirarle por encima de los espejuelos, cuando los usan, o encogerse de hombros, para continuar machacándonos con sus sartas de impertinencias.

Podemos encontrar “humoristas”, ¡Zapata ha de estarse revolcando con suma intranquilidad!, que se limitan a soltar palabras altisonantes de todo calibre, cuando no a mentarles la madre al primero que les provoca. Siempre tengo presente a Jaime Ballestas quien me recordaba frecuentemente que nunca le escuchó decir una grosería al ya mencionado Pedro León.    Gestos chabacanos, supuestas poses ingeniosas, salidas “graciosas”, no muestran otra cosa que pereza y escasez mental. Los aplausos sobran, las gracias son morisquetas que provocan la risa fácil, las nulidades engreídas se entronizan sobre una ovación arenosa de las que poco quedará cuando soplen nuevos vientos.

Otros especímenes de la misma fauna son los llamados “influencers”. ¡Hasta para eso son vagos!  Se han apropiado del término sajón, en búsqueda de cierto barniz que haga menos evidente su mediocridad. ¿Influyentes en qué? Quizás en carencias y miopía culturales. Cada vez semejan más una coreografía de pasos marcados por lo que el espectáculo pide y ordena. Se les ve absolutamente incapaces de hacer brillar un ingenio del que andan más que huérfanos. Si son mujeres las veremos despotricando peor que un chofer de camión divirtiéndose en algún bar de mala muerte en la carretera Lara-Zulia; lo más irónico es que sobran damas que encuentran divertida tales “actuaciones”. ¡Ay, Juana Sujo! En cuanto a los “caballeros”, invariablemente los vemos representar a mujeres, que causan una hilaridad alcahueta e inexplicable en las que realmente son, mientras se ponen trapos en la cabeza para simular cabellera.

Hasta hace poco tiempo, relativamente, los “progresistas” impusieron un culto a la pobreza que era omnímodo. Se nos fue moldeando, principalmente por medio de las manifestaciones creativas de cualquiera fuera su área, convirtiendo en pintoresca la miseria de los desheredados.  Los tiempos por excelencia de esa situación fue el llamado realismo socialista. Ser pobre era el summum de la vida, vimos a encumbrados voceros del “hombre nuevo” proclamar por la instauración del reino del proletariado, mientras ellos mostraban, con no poco orgullo, Rolex en sus muñecas. Y podría poner incontables ejemplos de similar tenor.

En estos días la situación se repite, solo que ahora es una nube de charlatanes, de cualquiera sea su identidad sexual, que nos van coaccionando con sus rebuznos y eructos a través de las benditas redes sociales. 

 © Alfredo Cedeño  

viernes, noviembre 04, 2022

¿SEGUIR CREYENDO?

Mi niñez es un aluvión de recuerdos sin orden ni concierto donde mis padres y mi abuela Elvira son todo. La vieja Elvira fue mi primera guarimba contra el rigor materno, siempre me amparaba contra cualquier acto disciplinario que Mercedes quería imponerme. Nunca pude haber tenido una consentidora más alcahueta que ella. Su olor era de recién bañada, no importaba la hora que fuera ella olía a limpio y a jabón Camay o Palmolive; con un genio de mil diablos que tenía fama entre la familia, pero que hacía un dulce de lechosa como nunca más he podido comer. Además de cuidarme y malcriarme me enseñó a leer, escribir y rezar.

Cierro los ojos y me veo en un velocípedo dando vueltas alrededor de ella, sentada en un mecedora de paletas en el centro de la sala, con una tabla, en la que estaban pintadas las letras y los números, y una larga vara de madera en su regazo. Ella me llamaba: Alfredo ven y dime que letra es esta. Y yo, que no iba en un triciclo sino en un dragón, continuaba girando a su alrededor hasta que ella me llamaba por tercera vez mientras alzaba la vara, de inmediato iba donde ella y su dedo algo encorvado me señalaba unas letras, se las decía y volvía a mis delirios aventureros.  En las noches, antes de dormirnos, confieso que dormí con ella hasta los cinco años, me hacía repetir una larga retahíla de oraciones y me enseñó a persignarme correctamente. Con ella fui por primera vez a misa en la iglesia San Pedro Apóstol en La Guaira, y aprendí a profesar una fe que aún conservo.

Al cumplir los nueve años llegué a vivir en Caraballeda, donde la, varias veces centenaria, iglesia de la Candelaria acogió mis manifestaciones creyentes.

Fue así como aprendí a creer en la comunión de los santos y en la santa iglesia católica, a pesar de los pesares. No es grato encontrarme ahora, en la recta final de la vida, poniendo en duda que valga la pena creer en la santa iglesia católica. A fin de cuentas, ¿qué es ella hoy en día?

Con no escasa desazón leo las noticias que llegan de Nigeria, casi de manera clandestina, donde los radicales islámicos están llevando a cabo un auténtico genocidio contra la población cristiana de ese país.

Esta nación africana el año pasado presenció el asesinato de 4.650 cristianos, cifra en crecimiento frente a los 3.530 del año 2020, tal como muestra el informe anual de la ONG Puertas Abiertas. Esa organización también revela que en dicho país en el 2021 hubo más de 2.500 cristianos secuestrados; superando ampliamente los 990 del año anterior. La mencionada organización reveló que Nigeria es el séptimo país del mundo donde los cristianos afrontan una persecución más dura por razón de su fe. Le superan: Afganistán, Corea del Norte, Somalia, Libia, Yemen y Eritrea.

          Las masacres de cristianos son pan de cada día en esos territorios. La semana pasada en la aldea de Gbeji, condado de Ukum, estado de Benue, al sur del país, fue el último escenario de uno de tales eventos. Allí una horda de milicianos fulani, una etnia de mayoría musulmana, asesinó a 70 cristianos.  ¿Y qué hacen las autoridades católicas? ¿Ha leído usted algún pronunciamiento del Pontífice progresista? El argentino ilustre, en junio pasado, envió un telegrama de condolencias a los familiares de las víctimas de un evento similar, cuando unos hombres armados entraron disparando a la iglesia San Francisco Javier de Owo, estado de Ondo, a la feligresía que celebraba Pentecostés. Tal vez el pronunciamiento papal se debió al impacto que tuvo en los noticieros mundiales esa información, porque en esta ocasión no ha dicho ni esta boca es mía.

¿Es esa la iglesia en la que crecí creyendo? No, por supuesto que no. Al menos uno esperaría la misma diligencia con la que el cura Francisco ha orado por los musulmanes en Irak, o cualquier otra de sus tantas plegarias que tanto gusta elevar por la justicia, no este silencio oprobioso, por decir lo menos. De las agencias de noticias, no era de extrañar su silencio, a ellas solo les interesa vender todo aquello que sea políticamente correcto. ¿En qué creer?


© Alfredo Cedeño  



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