viernes, febrero 25, 2022

CUADROS DE UNA MALDICIÓN


Fue en el Teatro Municipal de Caracas donde escuché por primera vez esa pieza. Era un concierto de la Orquesta Sinfónica de Venezuela.  Llevaba alrededor de media hora oyendo aquella suite, compuesta por Modest Músorgski, originalmente para piano, y orquestada por Ravel. Cuando comenzaron a sonar los metales y los leves toques de tambor, el ambiente se espesó… Todavía recuerdo aquella atmosfera que arropó la sala.  Hablo de Cuadros de una exposición, y la parte a la que me refiero es a La Gran Puerta de Kiev.

Llegan noticias que bombardean con la misma ferocidad que los aviones enviados por el hijo de la señora Putin a masacrar un país inerme. Mientras tanto, y así como quien no quiere la cosa, los organismos, organizaciones y demás cuevas de haraganes planetarios ponen gesto compungido y condenan los hechos. Hacer, lo que llaman hacer, de eso nada.  Y Vladimir lo sabe, actuó con la impunidad del matón que sabe que nadie, por más que pueda hacerlo, hará nada por meterle las cabras en el corral.  Todos contemplan con pasiva alcahuetería lo que ocurre. Lo peor son aquellos que sacan “razones” de los fustanes de sus abuelas para justificar lo que nunca puede ser aceptado. Un ejemplo patético es el del robaperiódico monaguense que vociferó: “los gobiernos defienden su territorio y eso es lo que está haciendo Putin.”

No fue el único, el bigote bailarín proclamó por Twitter: “Desde Venezuela repudiamos los planes perversos que pretenden rodear militar y estratégicamente a Rusia. Todo el apoyo al Presidente Putin y a su pueblo. Estamos seguros que Rusia saldrá unida y victoriosa de esta batalla, con la admiración de los pueblos valientes del mundo.” Mientras que su segundona, Delcy Eloína, por la misma vía eructó, ante las “sanciones” a Rusia: Las medidas coercitivas unilaterales impuestas a países soberanos es la expresión más grosera y bárbara de la extorsión a gobiernos no alineados con los mandatos de occidente. Constituyen además delitos de lesa humanidad al castigar colectivamente a los pueblos. Rusia vencerá!

En pocos días veremos otra sucesión de escenas calcadas a lo que está ocurriendo en Ucrania. Será en Taiwán, los capitostes del partido comunista amarillo ya vieron que pueden hacer lo que les dé la gana, y salga del forro de sus entrepiernas, sin consecuencia alguna.  Aunque ya lo habían comprobado años atrás con la contaminación del COVID 19 en el mundo entero. No hay límites para apropiarse de todo aquello que les provoque. Ambos países, dignos sucesores de Hitler, Stalin y Mussolini saben que nadie tiene la voluntad de pararles en su voracidad.

Pienso en una frase del que es, tal vez, el cuentista más renombrado de Ucrania, me refiero a Nikolái Gógol: Pero nuestra generación se ríe, y arrastrada por el orgullo y la vanidad, empieza una serie de nuevos errores, de los que con el tiempo se reirán asimismo nuestros descendientes.

 

© Alfredo Cedeño 

viernes, febrero 18, 2022

¿QUIÉN CARGA A QUIÉN?


En una ocasión, cuando trataba de llegar hasta un antiguo yacimiento arqueológico en las montañas del estado Trujillo, llamado por los campesinos de la zona “Cueva de los Muñecos”, luego de cruzar varias quebradas, y trepar por unos cerros bastante escarpados, en la parte final, Chucho Márquez, quien fungía de baquiano, y viéndome con la lengua de corbata, gracias a mi morral lleno de equipo fotográfico, me soltó: “Señor Alfredo, creo que llegamos donde mono no carga a su hijo…, ¡y si lo hace es por un ratico!”.  Y soltando la risa, me quitó el morral, se lo puso en su espalda y siguió su camino de lo más orondo.

Los recuerdos de la sabiduría de este campesino de Altos de La Cruz, en las montañas de La Puerta, estado Trujillo, siempre están presentes en mi memoria. Su humildad era expresión por excelencia de ese saber que otorga el contacto permanente con la naturaleza. En dos ocasiones, que me guiaba a distintos sitios de sus montañas natales, lo vi saltar como un fleje para, con un machetazo certero, acabar con culebras que estaban dispuestas a atacarme. En ambas oportunidades, y cagado del puro miedo, atiné a preguntarle: ¿Don Chucho y cómo la vio? Se reía y me respondía: “Señor Alfredo uno tiene callo y pelota de andar por estos montes de Dios, y aquí el que no sabe ver se va por cualquier barranco…”. Y seguía de lo más campante.

Pienso todo esto mientras reviso las diferentes informaciones publicadas sobre el “ángel” de Dios, el barranquillero Saab, el ex vendedor de llaveros, y hasta hace poco dueño de aviones privados, que hablan de sus habilidades en el mundo del espionaje. Esta versión hijo del Magdalena y el Atlántico tal vez quiso reencarnar a Harold Adrian Rusell Philby, quien saltó a la fama con el nombre de Kim Philby, quien formó parte del llamado clan “Los cinco de Cambridge”, red de espionaje al servicio de la desaparecida URSS.  Tanto hizo por los antecesores del hijo de la señora Putin que fue condecorado con la “Orden de la Bandera Roja”, que era uno de los más grandes reconocimientos que otorgaba los soviéticos.

Y ya que pienso en espías, sigo divagando y me pregunto si no sería que, el ahora diplomático maduriano, aspiraba a ser una versión empantalonada de Mata-Hari. ¿Ustedes se lo imaginan bailando como su paisana Shakira con el ombligo al aire? Es más, me lo imagino en un video de ella del año 2018, “Clandestino”, en el que aparece meneándose y cantando: “Sabes que no nos conviene que la gente sepa lo que ambos tenemos…”.  Y me imagino en vez de Maluma al tipo aquel, ese que aseguran es paisano de ellos, puesto que se supone nació en Cúcuta, echado en una silla de extensión respondiéndole: “Que comemos de una fruta prohibida nos encanta y lo sabemos…”.

Ahora bien, dejando la muy criolla jodentina a un lado, ¿será que Saab, Maduro, Cabello, Rodríguez y todo ese combo llegaron donde mono no carga a su hijo? ¿Quién es el que se los va a cargar por un ratico? Hijo, además, que por su tamaño ya es un gorila de tamaño desproporcionado… Como solía decirme Chucho: Amanecerá y veremos.

© Alfredo Cedeño  


viernes, febrero 11, 2022

TISIS Y MEMORIA

Los comunistas, o camaradas como les gusta ser llamados, pueden ser risibles en sus análisis ortodoxos. Recuerdo a un amigo de tal condición, quien, un día de larga conversación, a las que son tan afectos ellos, con gesto profundo y voz intensa, durante casi una hora, se dedicó a discurrir sobre los nexos innegables entre Venezuela y la URSS, y para cerrar su brillante disertación anunció con tono enfebrecido: ¿Acaso no ves que nuestro muy soberano cuatro criollo, padre y madre del joropo y nuestros más heroicos ancestros, es heredero de la Balalaika? Eran días en los que yo consumía bebidas alcohólicas, y al recibir eso en medio de un buche de cerveza, no pude controlarme y lo bañé con el trago no consumido. Casi termina la velada a trompadas, porque no solo lo bañé de lúpulo y cebada, sino que comencé a decirle: ¡Carajo, camarada, no entiendo cómo es que no me había percatado de que hasta el joropo viene de la polca, y la arepa del pelmeni!

Pero es que ellos, y todos sus afines, son amigos y adictos a la manipulación. Recuerdo a otro viejo amigo, vinculado a la llamada extrema izquierda, quien un día de vista en la casa de una humilde familia en La Vega a la hora de almuerzo, ellos diligentemente nos sirvieron un plato de pasta y un vaso de Coca-Cola, que sabrá Dios cómo habían hecho para comprarla. Y aquel personaje, irguió su humanidad y con gestos pontificales soltó: ¿Sabían que el Ché llamaba jugo de cucarachas a esta expresión por excelencia del imperialismo? Los anfitriones, una familia obrera bastante comprometida con “la causa”, puso gesto compungido y asumieron la actitud de unas chiripas. Me tocó intervenir y decirle: Deja las majaderías que eso lo dijo después que le dieron a probar la primera botella de las producidas por los obreros revolucionarios que habían expropiado la planta de la bebida en Cuba. Por supuesto, carraspeos y torceduras de ojos y cambio súbito de la conversación.  Por ello digo que son expertos manipuladores o ignorantes atrevidos, no sé cuál es más peligroso o nocivo entre ambos.

Y por aquello de que los extremos se tocan, no es de extrañar que hasta nuestros días –en bocas tanto de rancios sobrevivientes del gomecismo, luego devenidos en lopezcontreristas, finalmente encarnados en medinistas; como en boca de los más conspicuos revolucionarios– haya sobrevivido aquello de que el golpe de Estado del 18 de octubre de 1945 había sido una aventura cuartelera, ¡contra el gobierno más democrático que había existido en Venezuela! ¿Era democrático un país donde no existían elecciones directas, universales y secretas; y a las cuales el honorable general Medina se negaba a respaldar? ¿Acaso es mentira que Medina trató hasta último minuto imponer un sucesor que iba a nombrar presidente un Congreso absolutamente digital, ya que todos habían sido nombrados a dedo?

Las cifras de los diferentes organismos de la época muestran el descalabro de las finanzas públicas. No son escasos los estudios, algunos no tan profundos como debieron haber sido, que mostraron el surgimiento de nuevas fortunas a la sombra del Estado, así como el reacomodo de las ya existentes para mantenerse en “la pomada”.  Lo mismo ocurrió con la dictadura de Pérez Jiménez, y se cometieron abusos de todo orden y concierto. Ahora se habla del teleférico y el hotel perezjimenistas como obras maestras de la ingeniería y arquitectura nacional; nada se dice de lo que significó en términos ambientales tales estructuras. Se habla muchísimo del inmenso logro de la dictadura en términos hospitalarios y el gran botón de muestra fue el Hospital Clínico Universitario. Lo que ni de vaina dicen es que luego de terminado pasaron dos años hasta poderlo poner en funcionamiento ¡porque no había personal para hacerlo funcionar!

Que ahora, gracias a las bendecidas y satanizadas redes sociales, sepamos del desastre ecológico en La Gran Sabana no es de extrañar. Del mismo modo como Pérez Jiménez tenía en La Orchila, así como en Playa Caribe en Chuspa, sus santuarios salaces no debe extrañarnos que Maduro, Cabello y “Rafa” terminen montando un puticlub en la cima del Roraima. Ellos aspiran a la inmortalidad que les terminará otorgando nuestra memoria tísica. 

© Alfredo Cedeño  



viernes, febrero 04, 2022

SOBRE LO IMPOSIBLE

No logró recordar con precisión donde, o a quien, escuché alguna vez algo así como: Venezuela, territorio de lo imposible. La frase venía a cuento de que en nuestro país todo podía pasar; aunque el énfasis se hacía en lograr lo bueno, y todo gracias a las maravillosas cualidades del lar nativo. El tiempo me ha permitido entender que es cierta dicha frase, más agregaría que más que de lo imposible es de lo increíble. Somos hijos de una tierra donde las contradicciones y vueltas retóricas que se le ha dado, y dan, y seguramente darán, son pasmosas, por decir lo menos. Tomaré algunos ejemplos que resumiré al máximo.



Comenzamos nuestro proceso de independencia del reino de España al calor de una protesta de fidelidad al rey, puesto que el 19 de abril de 1810, la revuelta de los mantuanos caraqueños se amparó a la sombra de la Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII. Insisto, solo doy breves pinceladas de los hechos, antes de que salte más de un viudo a exigir respeto, o cualquier otra monserga de similar tenor, para la memoria de los padres de la patria. Y, para no soltar el tema independentista, ha de decirse que la llamada guerra libertadora, no fue más que una guerra civil en la que nos despescuezamos unos a otros en nombre de la emancipación. Fue una guerra de caudillos en los que los ibéricos eran unos cuantos figurones. ¿Acaso las tropas de Boves estaban formadas por guerreros asturianos, o no eran llaneros desarrapados, zambos desposeídos e indígenas despojados, los integrantes de sus fuerzas?

La realidad es que, según las cifras manejadas por el catedrático español Julio Albi de la Cuesta, en el año 1820 había en todo el continente americano 9.954 españoles peninsulares en labores de combate. La merma de las fuerzas realistas en el continente fueron de tal magnitud que cuando el 9 de diciembre de 1824 tuvo lugar la Batalla de Ayacucho, en dicho combate se contabilizaron 5.780 independentistas y 6.906 realistas, de los cuales 5.876 eran infantes y 1.030 de caballería; y de todos ellos apenas 500 eran españoles peninsulares… Para ir abreviando, quiero insistir que estuvimos sumidos en una cruenta guerra civil en las que nos matamos entre nosotros mismos.

Las contradicciones, o eventos paradójicos, han sido de presencia permanente en nuestro quehacer nacional. Otro ejemplo que me viene a la memoria ahora mismo es el caso de la muy icónica FEDECÁMARAS, principal organización empresarial nacional, a la que los vociferantes miembros de la “izquierda” siempre han achacado todos los males que aquejan al “proletariado” venezolano. Poco dicen los zurdos representantes que el inspirador de dicha organización fue Carlos Fleury Coello, quien había sido militante del partido comunista en Estados Unidos, y que luego de regresar a Venezuela, y dedicarse a la construcción de edificios, comenzó a pensar en que así como el mundo obrero buscaba organizarse lo mismo debía plantearse la burguesía. Y así fue.

Si regresamos a nuestro siglo bien podemos comprobar cómo el país con unas de las reservas petroleras más grandes del mundo, que parecía enrumbado a un desarrollo y fortaleza envidiable ha terminado convertido en una ruina. Un grupo inescrupuloso, en nombre de la justicia y la igualdad, se dedicó a exacerbar en los más necesitados, así como en las vastas huestes de malvivientes de toda laya que siempre existieron en nuestro país, el resentimiento y la rabia. Resultado: veintidós años de desangre humano, político y económico que parece nunca se acabará. Han hecho lo que nadie consideraba posible.

© Alfredo Cedeño


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